El municipio declaró de utilidad pública las tierras en sucesión de una familia pionera de la ciudad de Neuquén. Pero los herederos viven fuera de la provincia.
En la Bajada de Maida, entre los paredones de las bardas y la expansión del oeste de Neuquén, hay una disputa por la propiedad de tierras con mucha historia que, de alguna manera, es la historia de la fundación de la ciudad. Son los terrenos de la sucesión Fava, donde hoy se levanta el polémico Loteo Las Bardas, bajo investigación judicial por presunta estafa, y donde el municipio de Neuquén busca avanzar con una expropiación e interés socio-urbano.
Un tema difícil porque se cruzan interese políticos y también con otra discusión, algo más marginal, por la servidumbre de pozos petroleros, muchos de ellos en abandono hace años.
El conflicto que estalló ahora viene de algunas décadas con algo más profundo: se trata de tierras que pertenecieron a una de las familias pioneras que dieron origen a la ciudad, y que hoy, tras décadas de sucesiones, juicios y abandono, se convirtieron en el escenario de una pelea política, de negocios inmobiliarios y de una trama judicial inconclusa.
Los compradores de lotes en Las Bardas están en carácter de condominio, porque hay una sucesión en curso y la Municipalidad de Neuquén pidió la expropiación de esas tierras.
En concreto, la justicia investiga un fideicomiso armado para realizar un condominio, por parte de un empresario titular de Rocas Manantiales SRL, que aún no es el titular de esas tierras. La presentación judicial ingresó en el Ministerio Público Fiscal de Neuquén y promete destapar una grave maniobra de presunta estafa con un negocio inmobiliario local, que podría rondar los 2.400 millones de pesos, teniendo en cuenta la venta de más de 300 lotes en el oeste de la ciudad de Neuquén. La Municipalidad de Neuquén nunca lo autorizó y hay una multa de más de 22 millones de pesos por esa infracción. Pero la historia se remonta mucho más atrás.
Loteo Las Bardas: la vieja Valentina y un inmigrante italiano
Las tierras de Valentina Norte Rural, al oeste de la ciudad, se remontan al siglo pasado. El agrimensor Jorge Duclout fue una persona fundamental en la delimitación de las primeras chacras del Alto Valle y uno de los primeros propietarios. Décadas después, los terrenos fueron adquiridos por José Fava, un empresario agrícola y comerciante, e inmigrante italiano, que integró el grupo de fundadores que impulsó el desarrollo de Neuquén como ciudad capital.
Tras la muerte de Fava, ocurrida en 1952, comenzó una larga historia de sucesiones que fragmentó la propiedad en múltiples herederos dispersos en distintas provincias e incluso en el exterior. Ninguno de ellos reside hoy en Neuquén, lo que, según distintas fuentes judiciales, complicó los procesos de defensa de los derechos sucesorios y dejó las tierras libradas en un vacío judicial.
José Fava, un empresario agrícola y comerciante, e inmigrante italiano, que integró el grupo de fundadores que impulsó el desarrollo de Neuquén como ciudad capital.
En ese contexto, surgieron ocupaciones, emprendimientos informales y, más recientemente, cooperativas de vivienda que ofrecieron lotes a familias con promesas de regularización. Entre ellas, la Cooperativa Las Bardas y la empresa, denunciada por decenas de vecinos por presunta estafa.
El caso estalló públicamente este año, cuando vecinos del Loteo Las Bardas, ubicado en la Bajada de Maida, denunciaron a la Cooperativa Las Bardas por la venta irregular de terrenos que, en realidad, no contaban con la titularidad ni con aprobación municipal.
Según viene informando LM Neuquén, los damnificados pagaron montos que iban desde los 2 hasta los 5 millones de pesos por lotes que nunca fueron entregados o que pertenecen a tierras en litigio judicial. Los damnificados aseguraron que los representantes de la cooperativa ofrecían los terrenos “con la promesa de que estaban en trámite de regularización” bajo las ordenanzas que declaraban la zona de utilidad pública.
Sin embargo, el municipio aclaró que esas ordenanzas no implican expropiación automática, sino un proceso que debe ser ratificado por la Legislatura de Neuquén provincial y con acuerdo de los propietarios. Todo muy difícil.
En paralelo, el Ministerio Público Fiscal investiga maniobras de estafa y falsificación de documentos, al tiempo que el municipio anunció que revisará todos los proyectos de urbanización en ese sector.
Un poco de historia y papeles
La primera norma que buscó darle marco legal a la intervención municipal en Valentina Norte Rural fue la Ordenanza N° 14215, sancionada el 1 de junio de 2021. Esa ordenanza declaraba de utilidad pública una parte de las tierras de las tierras, pero contenía imprecisiones sobre los límites catastrales y la base legal de la expropiación.
Entre los infractores del loteo figura Carlos Benavides, con una deuda total superior a 22,6 millones de pesos, según el registro municipal. Esa persona sería la que en su momento tenía un boleto de compraventa con los uno de los hijos de la sucesión Fava.
Por eso, apenas tres meses después, el Concejo Deliberante aprobó una nueva norma. Es la Ordenanza N° 14271, votada el 9 de septiembre de 2021, que derogó la anterior y amplió el alcance de la declaración. El texto fue promulgado mediante el Decreto N° 0833/2021, firmado el 1° de octubre por el intendente Mariano Gaido y publicado en el Boletín Oficial el 12 de octubre de 2021, entre las páginas 45 y 51.
Esta ordenanza, más extensa y con fundamentos técnicos, declaró “de utilidad pública e interés socio-urbano” las tierras pertenecientes a la Sucesión Fava, con el objetivo de promover la urbanización y la regularización dominial de los barrios populares de la zona. Pero todavía no hay nada. La expropiación no puede llevarse adelante.
Los herederos están ausentes
El principal problema es que los herederos de José Fava -legítimos propietarios de las tierras, según los registros catastrales- no viven en Neuquén, ni han intervenido activamente en los juicios ni en las negociaciones. Varios de ellos residen en Buenos Aires y otros en el exterior. Esta situación, explican fuentes judiciales, genera un vacío que facilita la ocupación o comercialización irregular de los lotes, sin que exista una oposición efectiva en los expedientes.
La Municipalidad de Neuquén, por su parte, utilizó las herramientas que le otorgan la Ley Nacional 27.453 y la Ordenanza 14095, que reconocen la función social de la propiedad y la posibilidad de intervenir en terrenos ociosos para garantizar el acceso al hábitat. Sin embargo, el avance municipal no equivale a una expropiación. Para eso se requiere la intervención de la Legislatura de Neuquén y una compensación económica a los propietarios, lo que no ha ocurrido hasta ahora.
El caso de la sucesión Fava y el Loteo Las Bardas también explica la necesidad que tiene la ciudad de crecer, más allá de hacerlo en altura con los edificios. En los últimos años, el crecimiento de la ciudad hacia las bardas y la presión demográfica del oeste generaron una proliferación de loteos informales, cooperativas, ocupaciones y emprendimientos sin habilitación.
Parte de la zona de Valentina Norte Rural en el loteo Las Bardas.
El Censo 2010 registró 758 habitantes en Valentina Norte Rural. Una década después, los datos municipales estiman más de 2.500 personas viviendo en el sector, en más de 950 familias. La expansión fue tan rápida que superó la infraestructura disponible y reavivó las tensiones por la tierra.
La Ordenanza 14271 intenta dar respuesta a esa realidad porque reconoce que “la falta de acceso a los servicios básicos, la informalidad dominial y la inexistencia de planificación generan una situación de vulnerabilidad que debe ser atendida desde el Estado”.
Pluspetrol, YPF y los antecedentes hidrocarburíferos
Pero otra trama que cruza esta historia está relacionada con los hidrocarburos. Las tierras de Valentina Norte, además del valor urbano, están en una zona delimitada por una concesión hidrocarburífera. En 1961, YPF inició allí sus primeras perforaciones en la Colonia Valentina. Y en 2010, Pluspetrol firmó un convenio con la Municipalidad de Neuquén (Ordenanza 12409) para instalar pozos teledirigidos y, a cambio, ejecutar obras de infraestructura dentro de su programa de Responsabilidad Social Empresaria (RSE) como agua, luz, cloacas y transporte público.
Es decir, el área de conflicto actual está en el mismo territorio donde convergen un pasado de producción agrícola, la industria del petróleo y la expansión urbana de la capital neuquina.
Mientras los herederos de José Fava siguen ausentes, y las cooperativas y el municipio se disputan la legitimidad sobre el suelo, la historia se repite: las tierras que alguna vez fueron símbolo de progreso hoy son el epicentro de una nueva lucha por la ciudad.
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