Dejó de producir a comienzos de septiembre y el conflicto se agrava: protestas, cortes y audiencias sin avances mantienen en vilo a cientos de familias.
La crisis económica golpeó de lleno a la fábrica de pisos cerámicos Ilva en Pilar, una de las más grandes del país. La empresa decidió cesar su producción a comienzos de septiembre y despidió a toda su plantilla, compuesta por más de 300 operarios. Desde entonces, el conflicto laboral no encuentra salida y los empleados reclaman el pago completo de las indemnizaciones que les corresponden por ley.
El malestar de los trabajadores se refleja en medidas de fuerza que se repiten semana a semana. Este miércoles, fuentes del Parque Industrial de Pilar confirmaron que el acceso por la ruta 8, a la altura del kilómetro 60, estuvo interrumpido por manifestaciones. Se trató de una acción directa para visibilizar el reclamo y advertir sobre la falta de respuestas de la compañía. Incluso fue realizada la denuncia formal por los inconvenientes ocasionados en la circulación.
Mientras tanto, la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires vence este jueves. Sin embargo, hasta ahora las audiencias realizadas en la sede laboral no dieron resultados. Los representantes de Ilva evitaron presentar propuestas de pago concretas, lo que encendió aún más la indignación de los despedidos.
La decisión de bajar las persianas tomó estado público cuando la firma notificó oficialmente el cese de actividades. El anuncio incluía la desvinculación de toda la planta permanente y un supuesto esquema de compensaciones que nunca se materializó. Desde la Federación Obrera Ceramista de la República Argentina (FOCRA) señalaron que la empresa avanzó con despidos masivos sin ningún tipo de negociación previa y que los retiros voluntarios ofrecidos fueron presionados y en condiciones inferiores a las legales.
El malestar sindical escaló rápidamente y derivó en gestiones ante la Unión Industrial Argentina (UIA), con el objetivo de obtener un respaldo institucional que permita forzar a la empresa a dar marcha atrás o, al menos, a cumplir con sus obligaciones económicas. “No se puede aceptar el cierre de una planta clave como Ilva ni dejar a más de 300 familias en la calle”, expresó públicamente la FOCRA.
El conflicto no pasó desapercibido para las autoridades. El gobernador Axel Kicillof y el intendente de Pilar, Federico Achával, visitaron a los trabajadores despedidos y participaron de una asamblea en la propia planta. Allí se comprometieron a buscar instancias de negociación que garanticen la continuidad laboral o, en su defecto, la indemnización completa. “Estamos del lado de los trabajadores y vamos a acompañarlos en todo momento para defender cada puesto de trabajo”, afirmó Kicillof durante la recorrida.
El acompañamiento político busca contener el malestar en una región donde la crisis de la construcción se hace sentir con fuerza y amenaza con extenderse a otras industrias.
Una caída que refleja la crisis del sector
La fábrica de Ilva funcionó durante décadas en Pilar, con un alto grado de especialización en cerámicos para pisos y revestimientos. No obstante, en los últimos años sufrió una fuerte caída en las ventas producto de la retracción del consumo interno, el encarecimiento de los costos energéticos y la apertura a productos importados que ingresaron a precios más bajos. Fuentes empresarias admitieron que el mercado se redujo entre un 25% y un 30% respecto del año pasado.
La situación se agravó con la falta de inversiones internas y conflictos de gestión dentro de la familia propietaria, lo que derivó en un debilitamiento progresivo de la planta. Según especialistas del sector, este cierre profundiza la crisis de toda la industria ceramista argentina, que ya acumula cierres parciales y suspensiones en otras localidades.
Reclamos pendientes y futuro incierto
Uno de los puntos más delicados del reclamo actual es el incumplimiento en el pago de indemnizaciones. Los trabajadores sostienen que la compañía pretende ampararse en el artículo 247 del Procedimiento Preventivo de Crisis para pagar la mitad de lo que corresponde, aunque en la práctica no presentó el trámite formal ante el Ministerio de Trabajo. “Ni siquiera cumplieron con esa mitad, lo que deja a cientos de familias en un estado de total vulnerabilidad”, denuncian los delegados gremiales.
Ante este panorama, los sindicatos insisten en la necesidad de declarar la emergencia laboral en el distrito de Pilar y piden una intervención más activa del gobierno nacional. El temor es que la situación de Ilva siente un precedente peligroso y termine habilitando cierres similares en otras fábricas.
Una empresa con historia
Ilva fue una de las firmas más importantes del rubro durante los años ‘90, cuando logró sostenerse en medio de la crisis que arrastró a varias competidoras. Vinculada a la familia Zanon, con Francisco Zanon y Angelo Bocci a la cabeza, tuvo un período de gran expansión que luego se frenó con los cambios en la conducción y la falta de renovación tecnológica.
El actual desenlace pone fin a una trayectoria de más de tres décadas y abre un futuro incierto tanto para los trabajadores como para la propia industria cerámica nacional.
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