Se trata de un ejemplar icónico, que detrás guarda una historia insólita que involucra a Guillermo Coppola y al entonces presidente del Napoli.
La historia de Diego Armando Maradona con los autos siempre tuvo un capítulo especial: el del romance con Ferrari. Entre tantas máquinas que el 10 manejó, hay una que se volvió mito puro: la Ferrari F40 negra que recibió en Nápoles y que, por un detalle insólito, “quiso devolver”. Décadas después, esa misma unidad reapareció y se podrá conocer en una exhibición.
La novedad llega desde el mundo de los coleccionistas y reaviva un relato que combina idolatría futbolera, exceso ochentoso y el sello de Enzo Ferrari en persona. Porque aquella operación fue un traje a medida: Maradona pidió una Ferrari negra, algo casi prohibido para un modelo que salió de fábrica, casi sin excepciones, en color Rosso Corsa.
¿Por qué el 10 estuvo a punto de rechazarla? Apenas se sentó al volante advirtió que la F40 no tenía estéreo ni tapizados en las puertas. Era un auto de carreras “civilizado” para la calle, aligerado al extremo. Diego Maradona fue tajante: “No lo vi nunca, ni lo quiero ver”.
Detrás del volantazo hubo marcha atrás: el entorno del jugador equipó la unidad con lo necesario para domesticar a la bestia. Y la Ferrari F40 quedó definitivamente en el garage del ídolo, convertida en el emblema máximo de su flota.
Ferrari y Diego Maradona: la F40 negra, de mito a pieza recuperada
Más allá del color —el gran diferencial de esta historia—, vale recordar qué representaba la Ferrari F40: lanzada en 1987 para celebrar los 40 años de la marca, fue el último proyecto firmado en vida por Enzo Ferrari. Su chasis de materiales compuestos, la estructura tubular y la obsesión por bajar el peso explican aquella cabina espartana que tanto chocó con las expectativas de Diego Maradona.
En lo mecánico, llevaba un V8 2.9 biturbo de 478 CV asociado a una caja manual de cinco marchas. Prestaciones de época que siguen imponiendo respeto: más de 320 km/h de velocidad punta y un 0-100 en torno a los 4,1 segundos. La producción total alcanzó 1.311 unidades hasta 1992; casi todas en rojo. Que exista una F40 negra con historia napolitana y firma de Maradona la vuelve un unicornio dentro de los unicornios.
El detrás de escena también es parte del mito. Camino al Mundial de México, Diego pidió “una Ferrari F40 negra” y su representante movió cielo y tierra para conseguirla. Hubo una negociación a contrarreloj, que incluyó un guiño de la familia Agnelli y la venia del Commendatore para autorizar una Ferrari negra única.
Tras la obtención de la Copa del Mundo en 1986, Guillermo Coppola fue a recibir Maradona al aeropuerto de Nápoles con la flamante F40 negra esperándolo en la pista. Y convenció al presidente del Napoli, Corrado Ferlaino, para que él mismo le regalara la Ferrari a Diego.
El recibimiento en la pista de Nápoles, el abrazo con el presidente del club y el “¡Gracias presidente!” del 10 quedaron grabados como postal de época. Después vendría el enojo por la austeridad de la cabina y la frase que atravesó los años, cuando amagó con devolverla. Final feliz mediante, aquella Ferrari se quedó con él y se convirtió en símbolo de un tiempo irrepetible.
El coleccionista que tiene la Ferrari de Diego Armando Maradona
La Ferrari F40 hoy está en manos del coleccionista Jorge Yarur, especializado en autos y objetos de moda, quien la pondrá en exhibición en la exposición “Íconos Sobre Ruedas”, que abrirá este viernes en Buenos Aires y se podrá visitar hasta el 2 de noviembre en el Centro Costa Salguero.
Este coleccionista chileno es dueño del Museo de la Moda en Santiago de Chile, donde tiene una de las colecciones más grandes de camisetas de Diego Maradona. Y dijo haber comprado esta Ferrari para que comparta espacio con el resto de los objetos del Diez. Según el propio Yarur, el auto siempre estuvo en España, porque Diego lo vendió ahí. Después tuvo un solo dueño, por lo que está en buen estado. Y con estéreo.
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