Sus dueños no las quieren vender y los desarrolladores construyen a su alrededor. Son un símbolo de resistencia contra el desarrollo urbano.
En medio de los rascacielos y complejos comerciales que surgen permanentemente en las grandes ciudades de China, hay un fenómeno social que llama la atención: las famosas "casas clavo", viviendas que terminan rodeadas por avenidas o autopistas porque sus dueños no quieren abandonarlas.
Las casas clavo representan no solo la tenacidad de sus propietarios por conservar sus viviendas, sino también una lucha por los derechos de propiedad en un país gigante donde el desarrollo masivo no suele contemplar las cuestiones individuales.
Las "Casas Clavo" son también un símbolo de la rebelión social
Las casas clavo son aquellas propiedades cuyos dueños se niegan a venderlas, a pesar de las presiones de los desarrolladores inmobiliarios y del gobierno.
Este término proviene de la idea de un "clavo" que queda atascado en la madera y es difícil de remover. Visualmente, estas casas suelen parecer pequeños bloques solitarios en medio de gigantescos proyectos de construcción.
Algunas se encuentran rodeadas por escombros, mientras que otras quedan como una especie de isla en medio de autopista o centros comerciales que las rodean.
Por qué sucede esto
Desde las reformas económicas iniciadas por Deng Xiaoping en la década de 1980, China ha experimentado un crecimiento urbano sin precedentes.
Ciudades como Shanghái, Shenzhen o Beijing tuvieron una explosión económica con grandes desarrollos de infraestructuras que buscan modernizar el país y atraer inversión extranjera.
Las grandes construcciones desplazaron a millones de personas
Este crecimiento, sin embargo, ha llevado a millones de personas a ser desplazadas de sus hogares con el fin de permitir las construcciones.
Los proyectos de infraestructura en China a menudo implican la demolición de barrios enteros, lo que obliga a los residentes a vender sus propiedades, generalmente a precios fijados por las autoridades locales o los desarrolladores.
Algunos residentes se niegan a vender, ya sea por apego a sus hogares, desacuerdo con las compensaciones ofrecidas o la creencia de que tienen derecho a una mejor negociación. Ellos son protagonistas del fenómeno de las casas clavo.
Conflictos por la compensación
Uno de los aspectos más polémicos de este fenómeno es el desacuerdo en torno a las compensaciones económicas. Muchas veces, los residentes consideran que las ofertas que reciben son insuficientes para comprar una vivienda similar en otro lugar.
Dado el aumento vertiginoso del costo de la vida y de la propiedad inmobiliaria en las ciudades chinas, es comprensible que muchos prefieran resistirse antes que aceptar una oferta que los obligaría a mudarse a zonas periféricas o a vivir en condiciones menos favorables.
Los dueños se niegan a vender para obtener un mejor precio
En algunos casos, los propietarios logran negociar compensaciones mucho mayores de lo inicialmente propuesto, lo que puede incluir no solo pagos en efectivo, sino también nuevas viviendas en las áreas desarrolladas.
Claro que este no es siempre el caso, y las tácticas de persuasión para que los residentes abandonen sus hogares pueden ser agresivas.
Ha habido denuncias de cortes de suministros de electricidad y agua, e incluso de intimidación de los desarrolladores.
La tierra del Estado
La situación de las casas clavo pone en relieve las tensiones entre los derechos de propiedad y el desarrollo a gran escala que ha impulsado el crecimiento económico de China, una potencia que ahora compite por la conquista del espacio.
A diferencia de muchos países capitalistas, donde la propiedad de la tierra es inviolable, en China toda la tierra pertenece al Estado, como marca la ideología comunista.
Así que los ciudadanos tienen solo el derecho a usarla por un período de tiempo determinado, que suele ser 70 años en el caso de las propiedades residenciales.
Esto, como es obvio, le da al gobierno un poder considerable para decidir el destino de las tierras urbanas y rurales.
Aunque las leyes de expropiación en China permiten a los residentes recibir compensación, el proceso es a menudo visto como arbitrario e injusto.
En teoría, los tribunales chinos deberían ofrecer protección legal a los propietarios, pero en la práctica, los residentes tienen pocas opciones para resistirse al desalojo.
Las casas clavo, por tanto, representan una forma de protesta, donde los propietarios buscan un reconocimiento justo de sus derechos.
Entre los casos más icónicos de casas clavo se encuentra el de una vivienda en Chongqing, cuyo dueño, Wu Ping, resistió durante varios años antes de finalmente aceptar un acuerdo. Las imágenes de su casa aislada en medio de una enorme obra de construcción se convirtieron en un símbolo de la lucha por los derechos individuales frente al avance del poder estatal y empresarial.
Otro caso famoso es el de una casa clavo en la provincia de Zhejiang, que quedó rodeada por una carretera elevada. Esta imagen, con la vivienda como un "isla" en medio de la carretera, se volvió viral en redes sociales, mostrando cómo el desarrollo puede tener consecuencias absurdas cuando no se resuelven las disputas entre los propietarios y las autoridades.
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