Es Ramón “Moncho” Vázquez, oriundo del norte neuquino. Desde hace cuatro meses comparte su pasión por la gastronomía patagónica en el mar Egeo.
Para demostrar que la cocina es un lenguaje universal que puede unir culturas y tradiciones, el reconocido chef del norte neuquino, Ramón “Moncho” Vázquez, se embarcó hace cuatro meses en una nueva aventura culinaria en Grecia, llevando la esencia de la cocina patagónica a tierras helénicas. Esta es la segunda oportunidad que tiene de viajar a la isla de Leros para cocinar, gracias a la invitación de un empresario gastronómico local que busca fusionar sabores y técnicas con la cocina griega.
Con su estilo único y su pasión por la gastronomía local, “Moncho Cocina” (como es popularmente conocido) combinó ingredientes y experimentó con texturas para crear platos realmente innovadores que deleitaron a los paladares griegos. Desde el chivito neuquino hasta los productos frescos del Mediterráneo formaron parte de sus ideas culinarias únicas.
Su experiencia en Grecia fue un éxito, y su cocina se convirtió en un puente entre la Patagonia y el Egeo. Ya la próxima semana emprende al regreso a Sudamérica, para desplegar su trabajo y conocimiento en la gastronomía de autor en el vecino país de Chile en el marco de las celebraciones patrias del 18 de septiembre.
“Esta es la segunda vez que me contrata el chef y empresario gastronómico Isidoro Karpathakis de Grecia. Estoy trabajando en una isla muy bonita llamada Leros que se encuentra como a ocho horas en barco de Atenas. Aquí todo el mundo vive del turismo. Realmente me siento muy feliz de estar trabajando y cocinando en Europa”, relató Vázquez con emoción en su contacto con LMNeuquén.
Comento además que su trabajo se lleva adelante durante el verano en las islas griegas que ya está llegando a su fin. “Están terminando las vacaciones y los chicos tienen que volver a la escuela. Acá septiembre sería como el marzo nuestro”, indicó.
Fusión de sabores
La habilidad de “Moncho Cocina” para adaptarse a los productos locales y fusionarlos con su cocina natal permitió que los comensales griegos y turistas experimentaran una verdadera fusión de culturas culinarias durante todo el verano europeo. Sin dudas su cocina se convirtió en un vínculo entre la Patagonia Argentina y Grecia, mostrando la riqueza y diversidad de ambas tradiciones gastronómicas.
'Es un honor volver a Grecia y compartir mi pasión por la cocina patagónica con la comunidad griega. La fusión de sabores y técnicas es un desafío emocionante que me permite crecer como chef y mostrar la riqueza de nuestra gastronomía neuquina', afirmó Vázquez.
Sobre la cocina griega, destacó: 'La cocina griega es un reflejo de la historia y la cultura del país. Me fascinó la variedad de ingredientes frescos y la importancia de la comida como elemento social. La hospitalidad griega es excepcional, y me siento agradecido por la oportunidad de compartir mis creaciones culinarias con ellos”.
Asimismo, habló sobre la inspiración que encontró en la gastronomía mediterránea: 'La combinación de sabores con la creatividad y la innovación es lo que hace que la cocina griega sea tan única. Me inspiré en platos tradicionales como la moussaka, el souvlaki y el kokoretsi para crear mis propias versiones con un toque patagónico', detalló el cocinero.
A su vez, destacó una técnica que pudo conocer y que comenzará a explorar. En este sentido, comentó que “ellos son expertos en cocinar pescados y mariscos frescos y tienen una técnica que yo no sabía que es “orear” (secar al aire) la carne. Por ejemplo ellos orean el pulpo y algunos mariscos al sol. La verdad que el sol le da un tinte distinto, le cambia la textura a la piel. En este tipo de secado colabora mucho la sal del mar”.
Sobre el tema añadió que “con esta preparación los productos quedan muy tiernos y verdaderamente un pulpo grillado a la parrilla es un manjar”.
Vázquez a su vez contó que entre las creaciones que pudo concretar se destacó una serie de chorizos de corderos. “Por el tipo de raza del animal y por las pasturas, su carne tiene un sabor más intenso”, explicó. También remarcó la variedad y la bondad de los condimentos locales. “Son muy distintivos y realzan mucho los sabores de los de los platos”, aseguró.
Chivo en “trozos”
En la isla de Leros, “Moncho Cocina” logró fusionar la comida típica griega con la cultura y las enseñanzas prácticas de la cocina del norte neuquino, creando platos innovadores y deliciosos. Con el chivito como principal inspiración, incorporó técnicas y productos locales griegos para crear una fusión única. “Fue un orgullo incorporar la carne de chivito en los platos tradicionales de Grecia”, declaró.
Al respecto trajo a su memoria la propuesta que intenta desde hace años que se pueda aplicar en el complejo de hosterías del norte neuquino. “Aquí en las tierras mediterráneas ofrecen la carne de cordero en trozos, es decir, fraccionada. Es algo que comparto y que hace muchos años busco que se pueda replicar en mi provincia”, sostuvo. En relación a esto dijo que antes de emprender su viaje a Grecia fue contratado por NeuquénTur para capacitar a los cocineros y ayudantes de cocina en la preparación de diversas comidas típicas.
En esta dirección reforzó el fundamento de su proposición. “Hace un montón de tiempo que vengo pregonando de que la carne de chivo también se venda en trozos y no necesariamente entero. Imagínense el caso de una persona que quiere comer chivo y que vive en la ciudad, un chivo entero es demasiado. Sin embargo, podría, comprar un espinazo, una paleta de chivo, un trozo de cuarto trasero para hacerle un estofado, una sopa, un puchero”, comentó. También aclaró que estos platos típicos no deberían ser precisamente de tiempos de invierno, sino que se tendrían que ofrecer en el menú durante todas las estaciones del año.
Cocinero de autor
Ramón Vázquez, el reconocido chef del norte neuquino que es conocido simplemente como “Moncho Cocina”, es un ejemplo de pasión y dedicación en la gastronomía. Comenzó su carrera de manera autónoma, sin apoyo institucional y con sus propios recursos. Hoy a sus 63 años y a pesar de “no tener aportes jubilatorios ni tarjetas de crédito” (según sus propias palabras), nunca dejó de perseguir su sueño: representar la gastronomía del norte neuquino en todo el mundo. Es así que después de años de trabajo arduo, ha logrado viajar por distintos países, compartiendo su cocina y su cultura.
Su segunda experiencia en Grecia fue una catalogada por el mismo como “un éxito inolvidable”. Su historia es un testimonio de la importancia de seguir los sueños y la pasión, sin importar los obstáculos.
“Soy orgullosamente chosmalense y aquí en tierras lejanas sin pecar de vanidoso me siento un embajador de la gastronomía neuquina. Sin pedirle nada a nadie, fruto de un largo camino y como premio a mi propio esfuerzo estoy aquí en Grecia trabajando y cocinando”, indicó “Moncho” con plena satisfacción. Aprovechó de agradecer “a Dios y a San Sebastián, porque soy un fiel creyente en ellos”.
Hacía el final y en tono de motivación, dijo que “espero que mi historia les pueda servir a todos aquellos jóvenes que gustan de la cocina y puedan entusiasmarse y mostrar que se puede. Empujar y avanzar por esto tan lindo que no deja de ser un modo de vida, un modo de sustento y de trabajar como lo estoy haciendo yo ahora del otro lado del mundo”.
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