Se fue un personaje lugareño muy querido, el que pasaba mesa por mesa a saludar a los clientes. Dolor generalizado y el repaso de la última gran nota al uruguayo.
Estaba en todos los detalles y hacía sentir como en casa a sus clientes en el histórico bodegón de Fernández Oro y Villegas. Por las dudas de que con esos platos abundantes y deliciosos no alcanzara, él siempre pasaba mesa por mesa a preguntar si "¿está todo bien?". Era el dueño de uno de los restaurantes más tradicionales de Cipolletti, que se ganó el aprecio de todos por esa humildad y calidez. Hoy la ciudad despide con dolor al estimado propietario de Otra Historia.
Pese a que se llamaba Jacobo Romañux, todos lo conocían como Jorge. O directamente, los que más confianza le tenían le decían "uruguayo".
Cómo no recordar el emblemático Bar Americano que tuvo en ese lugar por mas de 30 años, antes de dar paso a su último gran emprendimiento gastronómico. Además del amplio menú, allí los fines de semana la gente se divertía con la música y los show.
Muestras de dolor
Conocida la triste noticia, los vecinos cipoleños inundaron de mensajes las redes y afloraron los recuerdos de tantas veladas compartidas allí. Y todos coincidieron en destacar como comerciante pero más aún como persona a quien falleció a los 81 años.
Como Nelly, que escribió: "Que triste noticia.Q.E.P.D. Disfrute tus noches de tangos!!!! Y ahora tú restaurante!!!! Vuela alto Jorge". Fernando, por su parte, recordó: "Lo recuerdo con su pregunta: " te gustó.... Te gustó" en aquellos almuerzos para el día del periodista. Mis condolencias a su familia y equipo de trabajo".
Santiago puso: "Si recuerdo las charlas con mi papá , Villar y bueno otros con los que compartimos tantos momentos y risas , buen viaje uruguayo , prepara la mesa que seguramente seguirán sonando tantos tangos como tinta roja allá en alguna nube! Abrazo al cielo".
En tanto Guillermo le dedicó lo siguiente: "Hasta siempre Jacobo, agradecido por tu amistad y charlas, cada vez que visite la Otra Historia, Q.E.P.D.Lamento no poder acompañarte en tu despedida amigo querido".
En octubre de 2021 este medio realizó una nota sobre lo que representaba Otra Historia, que realizó la periodista Analía Castro y aquí transcribimos:
Una bella esquina de ladrillos con nostalgia de pueblo y tren se mantiene en el corazón de Cipolletti como un clásico. Los lunes de puchero, la abundancia de los guisos y minutas que hace más de 30 años prepara la cocinera Mirta Sánchez, son parte del ritual con sabor a tango, una pasión puesta en paréntesis por la pandemia.
A fines de la década del 80', el cierre de la recordada confitería Michelle fue vista por Jorge Román -más conocido como "El Uruguayo", por su procedencia- como una gran oportunidad de abrirse camino, aprovechando el vacío y el público disponible que dejó aquel sitio, ubicado sobre Hipólito Irigoyen, frente a la Plaza San Martín, del él que era habitué o -como le gusta decir- "parroquiano".
La historia de Otra Historia
Después de adquirir el Bar Americano de la familia Marinozzi, buscó dar vuelta la página y hacer Otra Historia convirtiendo la esquina de Fernández Oro y Villegas en un piano bar. Con los años, el emprendimiento amplió su faceta gastronómica consolidándose como un restó típico de la ciudad.
Habían pasado 15 años ya desde que Jorge había decidido saltar el charco del Río de la Plata e instalarse en Buenos Aires para resguardarse de las persecuciones que estaban a la orden del día en aquel contexto de dictadura militar.
"En aquellos años revolucionarios éramos más jóvenes y profesábamos una política diferente a la que había. Pensábamos diferente y la policía nos perseguía, nos dejaba sin trabajo y tuvimos que salir a buscar futuro", sintetizó el partidario del Frente Amplio.
Tras diez años de rebuscárselas en la selva porteña surgió la posibilidad de probar suerte en el sur. Primero en Neuquén, "con un trabajo de venta de bebidas" que lo llevó después a Bariloche hasta que, en el 89', la empresa en la que trabajaba se fundió "con el golpe económico que le dieron a Alfonsín que nos dejó a todos en pampa y la vía".
"Ahí tuve que encarar una vida diferente. Volver a Buenos Aires era retroceder y dije: 'No, yo tengo que abrirme camino acá'", recordó El Uruguayo al contar cómo llegó a plantar bandera en Cipolletti para forjar un porvenir atraído por la "tranquilidad y las perspectivas" que ofrecía la localidad del Alto Valle.
Cuando se cerró Michelle, donde se armaban reuniones musicales, vi la posibilidad de captar la clientela. Surgió la posibilidad de alquilar el Bar Americano y transformarlo en Otra historia como un lugar bailable con espectáculos y música. Lo trabajamos como confitería y piano bar. Después lo transformé en piano bar y restaurante", resumió para luego destacar que encaró el desafío con muchas "ganas, amor y sin dinero".
"El público fue cambiando"
"Durante 30 años el público fue cambiando. Siempre buscamos un ambiente familiar, tranquilo, de gente laburante. La parte interior se fue ampliando, lo decoramos con cuadros alegóricos al tango. Después hice pintar y arreglar el frente. Es un lugar completamente diferente a otros", remarcó.
"Tenemos platos exclusivos como el puchero de los lunes. También hacemos pastas caseras, mondongo y lentejas a la española, vacío al horno, muy buenos bifes de chorizo y minutas como milanesas, suprema de pollo", enumeró. "Y empanadas caseras de carne cortada a cuchillo. Lo que más sale son las fritas, aunque también las hacemos al horno", avisó.
A la hora de explicar la vigencia de Otra historia entre el público de la región, el Uruguayo mencionó las porciones abundantes que ofrecen en sus platos, además de la elaboración casera y los precios accesibles.
"Otra historia es el único negocio gastronómico que perdura con la misma forma de trabajo que hace 30 años. Los demás han abierto, han cerrado. Nosotros seguimos firmes junto con el ACA (Automóvil Club Argentino)", subrayó.
"La gente ha respondido a lo largo de todos estos años, si no, lo hubiésemos cerrado hace rato", expresó con gratitud. "Lo típico en su momento fue el tango", agregó en alusión a otro distintivo de la propuesta que se apagó transitoriamente debido a las restricciones por la pandemia de coronavirus.
"Dábamos clases con bailarines, hacíamos peñas de tango, bailes para gente grande los viernes y sábados hasta las 6 de la mañana, después de que cerrábamos el restaurante. Lo más lindo fue la cantidad de artistas que vinieron a actuar como Los Iracundos, Manolo Galván, la orquesta de Osvaldo Piro y la mayoría de los músicos locales. Eso fue una bendición que te da satisfacción", manifestó Jorge quien además despunta el vicio como cantante de tango.
Fue acaso el último gran reportaje que brindó. Hoy todo es silencio. Cipolletti ya lo extraña. Vaya si hizo Historia lugareña en esa esquina. ¡Hasta siempre uruguayo!
Te puede interesar...
Lo más leído
Dejá tu comentario