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La generación que no escucha en Neuquén: cómo las pantallas están cambiando el lenguaje de los niños

En el hospital de Centenario evaluaron 64 chicos y hallaron un patrón preocupante. Procesan muy bien las imágenes, pero no logran decodificar el lenguaje oral.

Un equipo del Hospital Natalio Burd de Centenario, encabezado por el jefe de Fonoaudiología, Claudio Ruiz, analizó a 64 niños de entre 3 y 10 años con trastornos del desarrollo del lenguaje. El estudio, realizado entre 2020 y la actualidad en la nueva sala de audiología del hospital, reveló un patrón preocupante.

Los chicos comprenden con mayor facilidad lo que ven que lo que escuchan y tienen serias dificultades para desarrollar el lenguaje. Una de las hipótesis es la poca interacción en las familias, el no escuchar la voz del padre o la madre, el aislamiento y la exposición a las pantallas. Un fenómeno que, claramente, atraviesa todas las barreras de la localidad.

Los resultados sugieren que la exposición temprana y prolongada a pantallas -celulares, tabletas y televisores- estaría reforzando el canal visual en detrimento del auditivo, un fenómeno que tiene consecuencias directas en la adquisición del lenguaje, la escolaridad y la vida cotidiana de los niños.

“Estos chicos tienen tanta dificultad para comprender todo lo que es órdenes verbales, lo auditivo, para poder procesar esa información, y no lo visual. Y eso es lo que nos llama la atención”, explicó Ruiz en diálogo con LMNeuquén. En ese sentido, aclaró que no se trata de un problema de fonación ni de dificultades para el habla, sino de la construcción de un lenguaje interno.

Trastornos del lenguaje: cómo se hizo el estudio

Para evaluar las habilidades lingüísticas, la especialista aplicó el Illinois Test of Psycholinguistic Abilities (ITPA), una prueba estandarizada utilizada en todo el mundo para identificar fortalezas y debilidades en el procesamiento del lenguaje en niños de 3 a 10 años.

Fonoudiólogo Claudio Ruiz
El fonoudiólogo Claudio Ruiz, en la flamante sala de audiología del hospital Natalio Burd de Centenario. Desde hace años analiza los trastornos del lenguaje y la exposición a las pantallas.

El fonoudiólogo Claudio Ruiz, en la flamante sala de audiología del hospital Natalio Burd de Centenario. Desde hace años analiza los trastornos del lenguaje y la exposición a las pantallas.

El test se centra en distintos canales de entrada y salida del lenguaje (auditivo, visual, expresivo) y permite medir la capacidad de los chicos para comprender consignas, identificar significados y organizar respuestas.

En las pruebas de comprensión auditiva, los niños escuchaban un cuento breve con personajes y acciones simples. Luego debían responder preguntas orales sobre lo escuchado. Por ejemplo, señalar qué personaje cruzó un puente, quién hizo determinada acción, o ubicar elementos mencionados en el relato. Y acá es donde aparecieron estadísticas llamativas.

Es que en la comprensión visual, en cambio, se les mostraban imágenes y se les pedía que señalaran o nombraran la ilustración que correspondía a la consigna, sin pistas verbales adicionales.

Los resultados no dejaron lugar a dudas, porque si bien la gran mayoría quedó por debajo de lo esperado en comprensión auditiva, muchos lograron desempeños dentro o incluso por encima de la media en comprensión visual.

Es decir, los chicos pueden asociar mucho más rápido las imágenes a las palabras, que volver a narrar un cuento que escucharon, sin imágenes.

Exposición a las pantallas niños
La exposición a las pantallas es algo habitual hoy en los niños. Pero qué pasa con el desarrollo del lenguaje.

La exposición a las pantallas es algo habitual hoy en los niños. Pero qué pasa con el desarrollo del lenguaje.

Los números del trabajo, en comprensión auditiva, dieron que solo 6 niños alcanzaron o superaron la media estándar de su edad. En tanto que 52 niños quedaron por debajo de la media, una cifra que mostró un déficit generalizado.

En lo que se refiere a la comprensión visual, 28 niños lograron o superaron la media estándar y 30 estuvieron por debajo. En relación con su propia media individual, 48 niños se situaron en niveles esperables en comprensión visual, frente a apenas 10 en comprensión auditiva.

Es decir, casi todos los chicos compensan sus dificultades para procesar lo que escuchan con un rendimiento mejor en lo que ven. En otras palabras, a falta de poder reconstruir un relato solo a través de lo que escucha, lo compensan y lo hacen muy bien en imágenes.

Lo que dicen los especialistas

“Lo que vemos es una sobrecompensación en lo visual. Son muy pocos los chicos con alteraciones en este canal, en cambio, casi todos muestran puntos débiles en lo auditivo”, detalló Ruiz.

hospital centenario
En el hospital de Centenario hay una lista de espera de más de 200 pacientes para Fonoaudiología. La mayoría son por trastornos del lenguaje. Y muchos de esos pacientes, se repite un patrón: buena respuesta visual y poca auditiva, relacionado con el exceso de pantallas.

En el hospital de Centenario hay una lista de espera de más de 200 pacientes para Fonoaudiología. La mayoría son por trastornos del lenguaje. Y muchos de esos pacientes, se repite un patrón: buena respuesta visual y poca auditiva, relacionado con el exceso de pantallas.

El fonoaudiólogo subrayó que no se trata de un problema de oído. Los niños escuchan bien, pero no logran procesar ni codificar la información verbal. “No es que no oyen. Oyen bien. Lo que cuesta es transformar lo que escuchan en significados, en palabras, en estructuras de lenguaje. Y ahí está el punto crítico”, enfatizó.

Este fenómeno, que se repite en consultas privadas y públicas, genera una tendencia en los consultorios. La que cada vez más niños presentan dificultades en la comprensión auditiva, algo que antes no era tan frecuente.

Pantallas, el factor que no se puede ignorar

Si bien el estudio no se limita a la exposición tecnológica, el especialista advirtió que el entorno actual juega un papel fundamental. “Nosotros siempre asociamos esta sobreestimulación de lo visual con el tiempo frente a pantallas. Los chicos responden muy bien a imágenes, íconos, videos, pero tienen serios problemas cuando se trata de procesar consignas verbales”, explicó Ruiz.

El especialista recordó que el lenguaje no se desarrolla en solitario ni a partir de estímulos pasivos. “El lenguaje se construye con interacción, escuchando, dialogando, jugando, compartiendo. La pantalla puede entretener y enseñar imágenes, pero no reemplaza una conversación ni la experiencia de que un adulto le lea un cuento a un niño”.

El impacto de este hallazgo trasciende la frontera de lo clínico y alcanza directamente la experiencia en el aula. “Para aprender necesitamos poder escuchar y procesar lo que oímos. Pensemos en algo tan básico como el dictado en la escuela. Si un niño no logra sostener la comprensión auditiva, le va a costar mucho más escribir, leer y avanzar en su escolaridad”, advirtió Ruiz.

El déficit auditivo en el plano lingüístico puede derivar en dificultades de lectoescritura, baja comprensión de textos y problemas en la interacción social, ya que la comunicación verbal se vuelve más limitada.

Lo que ocurre con este estudio de pacientes en Centenario, también puede tener réplicas en otros lugares. En todo el mundo se repiten estudios que vinculan el uso excesivo de pantallas con retrasos en el lenguaje.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los menores de dos años no tengan ningún contacto con pantallas y que entre los 2 y 5 años el tiempo de exposición no supere una hora diaria, siempre con supervisión adulta. Sin embargo, la realidad es muy distinta: informes en Argentina y otros países muestran que muchos niños pasan entre tres y cinco horas diarias frente a dispositivos electrónicos.

Sala de audiología hospital Centenario
Los licenciados en Fonoaudiología, Claudio Ruiz y Felicitas Gutiérrez, del Centro de Salud Sarmiento II de Centenario.

Los licenciados en Fonoaudiología, Claudio Ruiz y Felicitas Gutiérrez, del Centro de Salud Sarmiento II de Centenario.

Ruiz evocó un estudio publicado en 2024 en la revista JAMA Pediatrics demostró que los niños expuestos más de tres horas diarias a pantallas tienen un 60% más de riesgo de presentar retrasos en el desarrollo del lenguaje.

La importancia de la familia: reconocen la falta de límites

En las entrevistas realizadas durante el estudio, la mayoría de las familias reconoció que sus hijos usan celulares o tabletas durante varias horas al día, a veces como forma de entretenimiento, otras como recurso frente a la falta de tiempo.

“El problema no es la tecnología en sí, sino el uso indiscriminado y la falta de interacción. No se trata de prohibir, sino de regular y equilibrar. El niño necesita escuchar cuentos, mantener diálogos, jugar con otros chicos. Eso no lo reemplaza ninguna aplicación”, remarcó Ruiz.

La alerta ya está encendida y habla de lo que muchos piensan. Sin la interacción verbal en las familias, escucha y sin diálogo, el desarrollo del lenguaje empieza a ser un problema en estos tiempos.

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