El presidente de la organización, Pablo Nogués, relató el impacto del siniestro ocurrido el viernes 7 de noviembre y la logística para volver a levantarse.
“Todavía no lo procesamos. Verse desvanecer ocho años de trabajo en media hora es traumático para todo el equipo”, reconoció Pablo Nogués, el presidente del Banco Patagónico de Alimentos. A pesar del shock, destacó que no hubo heridos y que la solidaridad de toda la red que integra el banco “fue inmediata”.
El viernes 7 de noviembre un incendio arrasó con el galpón donde el Banco de Alimentos almacenaba mercadería para abastecer a merenderos, comedores y centros comunitarios de toda la región. Allí concentraban cerca del 30% de su operación logística. Perdieron más de 100 mil kilos de alimentos, maquinarias y ocho años de trabajo acumulado.
“Lo que se perdió equivale a dos semanas completas de entregas”, explicó en declaraciones al programa de streaming de LM Play "Bajá la data". Alimentos secos, frutas y hortalizas, conservas, deshidratados y productos elaborados en su propio proceso de extensión de vida útil quedaron reducidos a cenizas, junto con equipamiento esencial, como un camión refrigerado.
La organización activó un plan de contingencia y un comité de crisis. “Hoy ya estamos trabajando en tres espacios alternativos, mientras reconstruimos todo. La tarea no se detiene”, aseguró. También se puso en marcha un acompañamiento psicológico para los equipos: “El trauma de un incendio no se entiende hasta que bajás la guardia”.
Crecimiento
El Banco Patagónico de Alimentos nació en 2018 como parte de la histórica Fundación de Estudios Patagónicos, creada en 1987. “Empezamos en Neuquén con un enfoque educativo, pero entendimos que no se puede enseñar si un chico tiene hambre”, recordó Nogués.
Con el tiempo, y especialmente tras la pandemia, la organización se expandió hasta convertirse en el banco de alimentos más austral del país, con ocho nodos regionales y presencia en Neuquén, Río Negro, Chubut, Tierra del Fuego, La Pampa y municipios de Buenos Aires y Córdoba.
Hoy cuentan con 26 colaboradores formales, programas de acompañamiento familiar, articulación con gobiernos locales y una amplia red de empresas, productores, mercados concentradores y voluntarios.
El 80% de sus beneficiarios son infancias, y solo en un programa de género y cuidados trabajan con 5200 mujeres y 15 mil niños y niñas en diez provincias.
Más que un plato de comida
Nogués remarcó que el trabajo del Banco de Alimentos no es solo asistencial: también tiene impacto ambiental. Evita el desperdicio de alimentos en toda la cadena agroproductiva -desde el campo a los supermercados- y transforma excedentes en nuevos productos, como conservas o snacks saludables.
“Somos una solución para las personas y también para el planeta”, afirmó. Según explicó, el desperdicio de comida genera el 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono: “Sería el tercer país más contaminante del mundo”.
El incendio está siendo investigado y no se descarta ninguna hipótesis. El presidente del Banco pidió cautela: “Hay un proceso judicial en marcha y debemos ser prudentes”.
Mientras tanto, inició una campaña para recuperar el espacio perdido. Están recibiendo alimentos, aportes de corralón, donaciones económicas y la colaboración de voluntarios.
Además, ya está activa la campaña nacional Navidad con Propósito, que este año será clave para sostener la operación. Las personas pueden colaborar comprando cajas navideñas o con aportes directos.
“Hoy estamos entre cenizas renaciendo, pero acompañados por una solidaridad enorme. Eso es lo que nos sostiene para seguir”, destacó el presidente del Banco de Alimentos de la Patagonia, quien tienen un alias donde reciben donaciones: donacionesbpa y un número de WhatsApp para consultas y donaciones: 299779862.
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