Tres recetas vegetarianas reconfortantes para el invierno
Platos calientes, nutritivos y sin carne que abrazan desde el plato: guiso, gratinado y curry de vegetales para combatir el frío.
Cuando el invierno se instala con sus días cortos, la escarcha en las ventanas y ese aire seco que nos hace buscar abrigo en todos los rincones, también cambia el modo en que nos relacionamos con la comida. Apetecen platos calientes, consistentes, que reconforten y abracen desde adentro. Y para eso no es necesario recurrir a carnes ni caldos animales. La cocina vegetariana ofrece múltiples alternativas sabrosas y contundentes para los días más fríos del año.
En esta nota proponemos tres recetas sin ingredientes de origen animal —o fácilmente adaptables al veganismo— que no escatiman en sabor ni en sustancia: un guiso de lentejas con vegetales de estación, un gratinado de espinaca y papa, y un curry suave de garbanzos con leche de coco. Son platos pensados para compartir, para servir en cazuelas humeantes al centro de la mesa, con pan casero o arroz blanco como acompañamiento. Todos se preparan con ingredientes simples y accesibles, y pueden almacenarse o recalentar sin perder su encanto.
1. Guiso de lentejas y verduras de invierno
Una olla bien servida, llena de proteínas, fibra y sabor
Las lentejas son una gran aliada en los meses fríos. Ricas en hierro y proteínas, su textura es ideal para absorber sabores y crear platos reconfortantes. Este guiso vegetariano aprovecha los vegetales de invierno —como zanahoria, cebolla y calabaza— y se cocina lentamente, como dicta la tradición de las casas abrigadas por el aroma de una comida al fuego.
Ingredientes (para 4 porciones generosas):
250 g de lentejas (pueden ser comunes o turcas)
1 cebolla grande
2 dientes de ajo
2 zanahorias
1/2 calabaza mediana (tipo cabutia o anco)
1 papa
1 tomate o 2 cucharadas de puré de tomate
1 cucharadita de pimentón dulce
1/2 cucharadita de comino
Sal y pimienta a gusto
Aceite de oliva
Caldo de verduras (casero o en cubito)
Preparación:
Dejá en remojo las lentejas durante al menos 2 horas (mejor si es de un día para el otro).
En una olla grande, rehogá la cebolla picada en aceite de oliva. Cuando esté transparente, sumá el ajo picado, las zanahorias en rodajas finas y la papa cortada en cubos pequeños.
Agregá el tomate picado o el puré de tomate, el pimentón y el comino. Revolvé para integrar sabores.
Incorporá las lentejas escurridas y la calabaza en cubos. Cubrí con caldo de verduras hasta que sobrepase un par de dedos el contenido de la olla.
Cociná a fuego medio con la olla semi tapada durante unos 40 minutos, o hasta que todo esté tierno. Si hace falta, agregá más caldo o agua caliente.
Ajustá sal y pimienta. Serví bien caliente con un chorrito de aceite de oliva y, si te gusta, un toque de ají molido.
Consejo extra: este guiso mejora al día siguiente. Podés hacerlo en cantidad y guardar en la heladera o frizar.
2. Gratinado de espinaca y papa
Una combinación cremosa y dorada que calienta el alma
El gratinado es una forma ideal de presentar verduras en el invierno: calórico, sabroso y con esa cubierta dorada irresistible. Esta versión vegetariana con espinaca, papa y queso rallado es simple, reconfortante y rendidora. Podés servirlo como plato principal o como guarnición abundante.
Ingredientes (para 4 porciones):
500 g de espinaca fresca (o 300 g de espinaca congelada)
2 papas grandes
1 cebolla
1 diente de ajo
200 ml de crema de leche (puede usarse crema vegetal)
150 g de queso rallado (tipo Mar del Plata, reggianito o mozzarella)
Nuez moscada, sal y pimienta
Aceite de oliva
Preparación:
Pelá y cortá las papas en rodajas finas. Hervilas en agua con sal durante 5 a 7 minutos hasta que estén apenas tiernas. Reservá.
En una sartén grande, rehogá la cebolla picada con el ajo en un chorrito de aceite. Cuando esté transparente, sumá la espinaca cruda picada (si es congelada, escurrila bien antes).
Cociná hasta que la espinaca se reduzca. Agregá la crema y condimentá con sal, pimienta y una pizca de nuez moscada.
En una fuente para horno engrasada, armá capas: una base de papas, la mezcla de espinaca con crema, un poco de queso. Repetí hasta terminar, finalizando con queso rallado.
Llevá a horno fuerte (200 ºC) durante 20 a 25 minutos, o hasta que se gratine bien por arriba.
Tip: si querés hacerlo vegano, podés reemplazar la crema por leche de coco o bechamel de avena, y el queso por queso vegetal.
3. Curry suave de garbanzos y verduras con leche de coco
Un plato especiado y aromático que viaja desde Asia hasta tu cocina
El curry es un gran aliado del invierno. Su combinación de especias no sólo da sabor, sino que ayuda a activar el cuerpo y levantar el ánimo. Este curry vegetariano con garbanzos, brócoli y leche de coco es suave pero intenso, ideal para quienes buscan comidas que sean energéticas y livianas a la vez.
Ingredientes (para 4 porciones):
1 taza de garbanzos cocidos (pueden ser en conserva)
1 cebolla
1 diente de ajo
1 pedacito de jengibre fresco
1 zanahoria
1/2 brócoli chico
1/2 morrón rojo
1 cucharada de pasta de curry (amarillo o rojo, según tolerancia al picante)
1 cucharadita de cúrcuma
400 ml de leche de coco
Aceite neutro o de coco
Sal y jugo de limón
Cilantro fresco para decorar (opcional)
Arroz blanco para acompañar
Preparación:
Picá la cebolla, el ajo, el jengibre y el morrón. Cortá la zanahoria en rodajas finas y separá el brócoli en arbolitos.
En una sartén grande o wok, salteá la cebolla, el ajo y el jengibre en aceite. Agregá la pasta de curry y la cúrcuma, y cociná unos minutos para que se liberen los aromas.
Sumá la zanahoria, el morrón y los garbanzos. Revolvé bien para que se impregnen del curry.
Verté la leche de coco y cociná a fuego medio durante 10 minutos. Agregá el brócoli en los últimos 5 minutos para que no se pase de cocción.
Ajustá sal y agregá unas gotas de jugo de limón al final para realzar los sabores.
Serví con arroz blanco y, si te gusta, decorá con hojas de cilantro.
Bonus: este plato también acepta otras verduras como zucchini, espinaca o coliflor. Podés adaptarlo a lo que tengas en la heladera.
Cocinar con el clima
Cocinar en invierno tiene su propio ritmo. Es una estación que invita a prender el horno, a dejar que el vapor perfume la cocina, a usar la cuchara en lugar del tenedor. Pero también es un tiempo para la cocina consciente: aprovechar lo que da la estación, combinar sabores con sabiduría, y apostar por ingredientes que reconforten sin ser pesados.
Las recetas que compartimos son versátiles, pueden adaptarse a otras estaciones o a otros gustos (sumar legumbres, cambiar especias, agregar cereales). Pero por sobre todo, son un llamado a reencontrarse con la comida casera, a darse tiempo para preparar algo calentito, sano y sabroso.
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