El estrés, un nuevo factor que atenta contra la piel
La tensión física y emocional puede provocar problemas cutáneos.
El estrés y la ansiedad son dos de los grandes flagelos de la sociedad actual: semana tras semana, surgen nuevos estudios que ofrecen nueva información acerca de sus efectos en el organismo. Un nuevo ensayo realizado por expertos en dermatología permitió dilucidar que aquellas patologías pueden provocar problemas en la piel, tales como dermatitis perioral y brotes de rosácea. Incluso, en casos extremos, el individuo podría experimentar algún tipo de pérdida de cabello, también conocido como efluvio telógeno.
“Hormonalmente, sabemos que el estrés aumenta la concentración de cortisol y de adrenalina en sangre. Ambos provocan problemas en el cutis. Está claro que la piel y el sistema nervioso están íntimamente relacionados”, explicó la especialista española Natalia Giménez. Ocurre que los órganos vinculados a ambas zonas provienen de la misma capa embrionaria, el ectodermo; aquello genera que las consecuencias se reflejen en el día a día.
“La ansiedad puede hacer empeorar enfermedades como el acné o la psoriasis. Por otro lado, el estado de ánimo puede ser precipitante de enfermedad o de un brote, como sucede en muchas ocasiones con la dermatitis atópica, que hace que tengamos más picos también”, expresó la experta en una comunicación con la prensa. La profesional de la salud enfocó como principales estresores a los cambios en los puestos de trabajo y la modificación del lugar de residencia.
Curiosamente, Jiménez sostuvo que el sentimiento de tensión física y emocional de forma prolongada suele provocar envejecimiento: cuando eso ocurre, se rompe el colágeno de la dermis, desarrollando más arrugas y flacidez a largo plazo. “No solo es importante el tratamiento basado en cremas, limpiadores o medicación oral, sino que una mejoría en nuestra salud mental también es capaz de mejorar el proceso de nuestra piel”, planteó la especialista.
Entre otras actividades, la española planteó el yoga y la meditación como claves para que el cuerpo recupere su estado habitual y logre recomponerse ante situaciones complejas. “Ambas se convierten en una excelente opción para conseguir lo que catalogamos ‘better aging’”, completó.
La piel, entre varias de sus funciones de protección, es capaz de reflejear emociones: las personas pueden ruborizarse ante situaciones de vergüenza, se eriza el vello en respuesta a ciertas sensaciones, y los problemas cutáneos pueden aparecer como alertas de algo que va mucho más allá de la piel .
Un estudio masivo realizado por investigadores de la prestigiosa Universidad de Harvard dejó datos interesantes con respecto a la vinculación entre patologías como el estrés y el coronavirus. El ensayo, que involucró a alrededor de 55.000 personas durante 19 meses, halló que aquellos que sufrían de angustia a largo plazo tenían más posibilidades de contraer el denominado “COVID prolongado”. La patología, que padece el 20% de los individuos que se contagiaron desde el inicio de la pandemia, genera que los pacientes continúen teniendo síntomas de la infección hasta dos años después de haberse recuperado. Cuestiones biológicas, como la respuesta de las defensas, podrían ser la clave.
Te puede interesar...
Lo más leído
Leé más
Inédito: investigadores resolvieron un crimen cometido hace 5.600 años
Noticias relacionadas
Dejá tu comentario