La provincia invierte en brigadas, equipos y medios aéreos, mientras la UNCo y el CONICET investigan retardantes ambientales para fortalecer la prevención.
La provincia de Neuquén se prepara para enfrentar una temporada de incendios forestales que, según todos los pronósticos, será particularmente dura. La falta de nieve en invierno, las lluvias tardías y el crecimiento acelerado de pastizales secos forman un cóctel peligroso en el inicio de la primavera. “Incendios vamos a tener. Lo importante es estar listos para el ataque inicial”, advirtió Luciana Ortiz Luna, secretaria de Emergencia y Gestión de Riesgos.
La funcionaria explicó que la estrategia se basa en reforzar tanto la capacidad de respuesta como la prevención comunitaria. La primera línea de defensa está en las brigadas provinciales, que este año recibirán equipamiento renovado y de última generación, tras décadas de carencias.
El próximo 3 de octubre, en Junín de los Andes, se entregará el nuevo material para los brigadistas, incluyendo ropa ignífuga —un reclamo histórico que reemplaza indumentaria vencida—, motobombas, camionetas, minibuses, tanquetas con bombas de mayor caudal, drones, antenas Starlink y carpas de campaña.
“Lo que buscamos es un ataque rápido y eficiente: que ante un foco, todo el recurso disponible se concentre de inmediato en sofocarlo”, explicó Ortiz Luna en declaraciones radiales. Recordó que en el incendio del Valle Magdalena, el más grave en la historia neuquina, la provincia debió improvisar con equipos obsoletos, algunos de los años ’50 y ’60, que hoy están siendo reemplazados.
Refuerzo aéreo
La segunda pieza clave es la flota aérea. Neuquén ya contrató tres aviones y un helicóptero adicionales, que se sumarán a los dos helicópteros propios. Además, se acordó con Río Negro y Chubut la contratación conjunta de dos helicópteros más, con el objetivo de tener cobertura en toda la Patagonia norte.
Ortiz Luna subrayó que el aprendizaje de Magdalena fue central: “Allí llegamos a desplegar 17 medios aéreos, entre helicópteros y aviones. Nunca se había visto algo así en la provincia, y nos permitió marcar un camino propio de autonomía”.
En paralelo, el Banco Mundial eligió a Neuquén para otorgar un crédito destinado a la compra de una o dos aeronaves, lo que permitirá reducir la dependencia del alquiler y fortalecer la capacidad de respuesta regional.
Prevención
Si bien el Estado provincial refuerza su infraestructura, la secretaria insistió en que la prevención depende también de los ciudadanos. Los denominados incendios de interfaz —cuando las llamas del bosque alcanzan a las viviendas— son el mayor riesgo.
Por eso, se lanzaron campañas en barrios de San Martín de los Andes, Manzano Amargo y Huinganco, orientadas a enseñar prácticas como la limpieza de patios, la reducción de yuyos y basura, el raleo de árboles y la creación de cortafuegos. “No queremos que se queme ninguna casa, pero para eso necesitamos que cada vecino haga su parte”, pidió Ortiz Luna.
También advirtió sobre los basurales a cielo abierto, como el de Villa La Angostura, donde se acumulan toneladas de material forestal. “Si allí se inicia un foco, el riesgo es enorme. Los municipios son responsables de gestionar estos residuos y cuentan con herramientas como las chipeadoras, que permiten reutilizar el material”, señaló.
La intencionalidad
La funcionaria recordó que el 90% de los incendios forestales en el mundo son de origen humano, ya sea por negligencia o intencionalidad. “El piromaníaco es un problema gravísimo, y el Código Penal debería ser más estricto. Chubut y Río Negro ya avanzaron con detenciones, pero necesitamos un abordaje nacional más firme”, planteó.
En ese sentido, llamó a trabajar en la educación, desde las escuelas hasta el turismo, para evitar conductas de riesgo. También pidió cautela a los medios de comunicación: “La sobreexposición de los incendios puede incentivar conductas patológicas”.
Ciencia neuquina al servicio del manejo del fuego
Uno de los capítulos más innovadores en esta estrategia está en la alianza con la Universidad Nacional del Comahue y el CONICET. Ambas instituciones colaboran en la investigación y desarrollo de retardantes químicos para frenar el avance del fuego, una herramienta utilizada en países como Estados Unidos o Canadá.
Durante el incendio de Magdalena, la imposibilidad de usar retardantes en zonas de Parques Nacionales demoró la tarea de los brigadistas. Desde entonces, la Provincia solicitó al CONICET que evalúe los productos existentes, analice su impacto ambiental y explore la posibilidad de producir una versión local, inocua para los ecosistemas neuquinos.
“Es un sueño que no está tan lejos. Con la UNCo y el CONICET trabajando juntos, podemos fabricar retardantes en la provincia, adaptados a nuestra geografía y con criterios ambientales”, destacó Ortiz Luna.
Hacia una política de “cero fuego”
Neuquén adoptó un enfoque de “cero tolerancia” hacia las quemas intencionales y la quema de basura. La funcionaria recordó que incluso pequeños descuidos pueden tener consecuencias catastróficas. “El año pasado en Parque Norte, aquí en la capital, estuvimos al borde de una tragedia”, advirtió.
En ese marco, los municipios adquirieron camionetas de ataque inicial y se reforzaron brigadas urbanas, porque el riesgo no solo está en los bosques cordilleranos, sino también en zonas periurbanas de ciudades grandes.
Neuquén se planta frente a la próxima temporada de incendios con un triple frente: inversión en equipamiento y medios aéreos, coordinación regional y prevención comunitaria. La experiencia de Magdalena marcó un antes y un después en la política provincial, y la articulación con la UNCo y el CONICET abre una oportunidad única para aportar ciencia y desarrollo local a un problema global.
“Incendios vamos a tener, porque el contexto climático lo determina. Lo que podemos y debemos hacer es que no lleguen a las casas y que no arrasen con nuestros bosques”, concluyó Ortiz Luna.
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