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La Mañana

Fuerte polémica por el posible desembarco de la feria La Salada

El administrador, Jorge Castillo, confirmó que se instalará en la ciudad a mediados de 2012. Sorpresa en feriantes y vecinos. Los comerciantes piden estar en igualdad de condiciones.

Neuquén > Tras conocerse que La Salada planea instalarse en Neuquén a mediados del próximo año, se instaló un fuerte debate sobre la llegada de la feria que involucró a las cámaras empresarias, feriantes, comerciantes y hasta el público en general.
La confirmación del desembarco se conoció ayer a través de Jorge Castillo, administrador y hombre fuerte de La Salada. “La idea sería estar cerca de la terminal y del aeropuerto. Estamos trabajando con gente que conoce la zona y con la que estamos cerrando la parte comercial”, explicó. Además, adelantó que el arribo de la feria implicaría unos mil puestos de venta.
“Yo tengo una idea de negocio: La Salada es chica para todo lo que representa comercialmente en el mercado argentino. Creo que tenemos que estar en el Norte, en el centro como hasta ahora y también en el Sur”, detalló Castillo sobre el plan de negocios que planean realizar en el corto plazo.
Desde la feria de Buenos Aires analizan que la demanda de la zona Sur del país es importante ya que de las 15 mil visitas diarias que recibe el sitio web de La Salada, los pedidos de la Patagonia oscilan entre un 30 y un 40 por ciento. “Generalmente hay más consumo de la gente del Sur que del resto del país. Se trata de personas que están lejos y no pueden llegar fácilmente a la feria. Entonces, si Mahoma no va a la montaña, nosotros vamos hacia ellos”, enfatizó.
"En marzo ya tenemos que estar construyendo”, afirmó el empresario. “Nuestro puesto en el Sur tiene que estar en Neuquén, porque además tiene cercanía con Chile y nosotros tenemos muchos clientes que vienen desde allí a nuestras ferias a comprar lo que ofrecemos. Esto es trabajo que se genera. Si se llevan un kilo de miel, el tipo que la produjo ganó plata”, dijo Castillo.
La idea del empresario es que La Salada en Neuquén tenga precios similares a los de la sede central en Buenos Aires, que son a su vez los que se ofrecen en el portal oficial de la feria. Se estima que habrá mil puestos dedicados exclusivamente a la venta de indumentaria “desde zapatos hasta sombreros” y otros tantos locales gastronómicos y de entretenimiento para ampliar la oferta.
 
Situación
Una fuente municipal confió que conocían la iniciativa y que fueron contactados por el propio Castillo tiempo atrás. También explicó que el terreno elegido está cerca de un conocido mayorista y que gran parte de los feriantes está conforme con la idea. “Es una manera de abaratar los costos de otros comercios que venden la misma calidad”, explicó. También aclaró que si el Municipio autoriza la construcción y le entrega la licencia comercial, ellos “pueden trabajar bien”.
Varias de los consultados ayer -incluidos comerciantes- coincidieron en que la situación no modifica demasiado la realidad que vive la ciudad. “La mayoría de las ferias se alimenta de La Salada. Es más, grandes comerciantes también les compran a ellos”, indicaron. En la ciudad hay casi 90 puestos de venta callejera ilegal (ver recuadro) y algunos venden al por mayor.
“Muchos compran en La Salada y luego lo venden acá”, aseguraron comerciantes del bajo neuquino. Lo mismo indicaron en relación a la comercialización ilegal, dado que, para muchos de ellos, "existe y desde hace mucho". Por eso hay quienes se animan a decir que “Neuquén concentra hoy una Salada diseminada”.
Desde el mercado denominado “Las Pulgas” rechazaron casi por amplia mayoría el desembarco. Juan, uno de los voceros del lugar y dueño de un puesto desde sus inicios, mencionó que la noticia cae como “un baldazo de agua fría”. “Todos compramos allá y todos dependemos de ellos, por lo tanto, su llegada marcaría nuestro fin”, remarcó y se preguntó: “Cómo querés que se sienta la gente que vive de esto desde hace años”.
Similares opiniones existen dentro de la feria ubicada a pocos metros, donde la negativa es lo que predomina. “La llegada de un mercado como La Salada nos dejaría en la lona, tanto desde lo económico como desde lo laboral”, subrayó Luis, quien trabaja en el rubro de la ropa desde hace tiempo.
Sin embargo, también están los que consideran que esta iniciativa generará nuevas fuentes de trabajo y que todos podrán convivir en un mismo ambiente.
“El sólo hecho de que venga a instalarse un mercado de grandes dimensiones de la noche a la mañana no hace más que aplastar al más débil”, indicó uno de los tantos vendedores de anteojos y pañuelos que trabaja sobre calle Mitre desde hace 15 años. Agregó que de la única manera que se les debería permitir trabajar es si el Gobierno los acepta y llegan en forma legal.
“Las ventas bajarían considerablemente y marcaría una nueva competencia, dado que hoy competimos en forma desleal hasta con quienes venden en puestos callejeros al lado nuestro. Tienen todo en negro, no pagan alquiler ni empleados, por eso tienen precios económicos”, dijo Luis, de un comercio ubicado frente a la vieja terminal. “Nosotros compramos todo en La Salada, en Buenos Aires, qué vamos a hacer ahora”, se preguntó Juan, un vendedor callejero.
Además de sorpresa, algunos comerciantes se mostraron “indignados” por el anuncio del desembarco. Especialmente aquellos que trabajan en el bajo capitalino, quienes manifiestan que “la llegada de este megacomercio implicaría el fin de todos los pequeños feriantes y comerciantes y traería enormes perjuicios laborales y económicos”.
 
Repercusiones
La noticia sorprendió a los feriantes de Vuelta de Obligado, que todos los sábados ofrecen sus productos en el centro. “Nos enteramos hoy”, indicó Ruth Schattino, coordinadora general de la feria. Asegura que hay una gran cantidad de rumores sobre su situación y que uno de ellos sostiene que podrían pasar a ser parte de La Salada. “Yo creo que este anuncio tiene que ver con que nos quieren sacar del centro”, dijo Schattino. Sin embargo, cree que aunque se concrete el desembarco no modificará la situación actual. “Hoy por hoy creo que es un proyecto que no va a dar resultado. Nosotros llevamos quince años de una feria constituida. La gente sabe que el sábado es en Vuelta de Obligado y el domingo en la plaza de Boca”, analizó.
Si bien fueron los menos, algunos feriantes de la calle coincidieron en que la ciudad es grande y que el trabajo en la zona del Bajo no escasea. Aunque prefieren que nadie se instale en sus cercanías.

Escenario

Sin intermediarios

Por  Sebastián Hacher (*)

Hoy por hoy, La Salada es una feria que está en los márgenes de Buenos Aires pero tiene una influencia no sólo a nivel nacional sino también internacional.
Según la temporada, llegan entre 200 y 500 micros por día. Al otro día, muchas veces en el Interior ya se está vendiendo esa ropa al público y, según la distancia, lo que se compra a 10 se vende a 20. En la ciudad de Buenos Aires se empiezan a ver desde el martes los tours comerciales que llegan desde el interior para comprar.
La Salada es un conglomerado de miles de pequeños productores de ropa que trabajan en talleres familiares, algunos con trabajo esclavo. Pero la mayoría trabaja en la casa con su familia. Tienen una cultura similar a los primeros inmigrantes en el sentido de progresar y poder construir su casa. La mayoría son bolivianos. El mayor negocio lo tienen los dueños de los puestos -algunos poseen hasta 100-, que los alquilan y viven de eso. Ahí está la plata.
La ventaja es que muchos no pagan impuestos o pagan muy poco. Pero como son talleres familiares no hay intermediarios y no se paga franquicia. Al llevar esta mercadería al interior se va a conseguir ropa muy barata.
 
(*) Periodista, autor del libro “Sangre Salada, una feria en los márgenes”, que pertenece a la colección Ficciones Reales de la editorial Marea.

Opinión

Un negocio de $16 mil millones

Por Roberto Ponce (*)

Según las cifras que los mismos administradores de La Salada reconocen, el negocio mueve 16 mil millones de pesos al año. Hace cinco años vendían sólo por 1.200 millones, es decir que el negocio se multiplicó por 13. 
Ellos mismos reconocen que se venden productos falsificados, por lo tanto ilegales. Justifican estas conductas a partir de declaraciones que no se comparecen con lo que es la aplicación del derecho. Dicen que hacen un favor social porque la gente no puede comprar la ropa más cara, pero eso no los justifica a violar el derecho de propiedad de la marca, regido por la Ley Nacional 11.723.
En Argentina hay talleres que trabajan copiando marcas, que no necesariamente son clandestinos. El problema es la falta de condena social a estos delitos.
Crear y posicionar una marca es un proceso largo y caro y nos da la garantía de controles de calidad y normas de rigor. Ellos se aprovechan de eso, sin costear las inversiones. Muchas veces se piensa ligeramente en las marcas sin prestar atención en que una copia ilegal puede hacer daño: zapatillas truchas pueden generar inconvenientes en la columna; anteojos de sol que no detienen rayos UV pueden dañar la vista.
 
(*) Abogado, especialista en fraudes marcarios.

El mismo caso, en La Pampa

Neuquén > Semanas atrás, un concejal de la localidad pampeana de Santa Rosa planteó que la instalación de una sucursal de la feria La Salada en esa ciudad “sería beneficiosa para que bajen los precios”. La declaración provocó mucho revuelo y se sumó a un intento que se generó para el desembarco de la Feria.
“Es todo un tema. Las cámaras de comercio siempre estamos en el medio porque en general mucha gente piensa que La Salada va a traer ropa a bajo precio y, nosotros, como contrapartida planteamos que lo que hace es matar al comercio local y provoca la pérdida de fuentes de trabajo”, explicó Jorge Ortíz Echagüe, presidente de la Cámara de Comercio de La Pampa. “El tema es que ahora resulta que los vendedores ambulantes se terminan convirtiendo en fijos. No tienen baños ni infraestructura”, agregó.

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