¿Dónde está el cuidador de casas de la Reina Máxima Zorreguieta? Lleva 150 días desaparecido
Carlos Ancapichun cuidaba la residencia de los reyes de Holanda en el country Cumelén de Villa la Angostura. Desapareció en Chile en circunstancias misteriosas.
Han pasado más de 150 días desde que Carlos Ancapichun se desvaneció sin dejar rastro. Su esposa, Marisol Coronado, no se resigna, recorre montañas, golpea puertas y exige respuestas. Y sostiene, con la voz firme y la mirada cansada: “A mi esposo lo mataron".
Carlos tenía 76 años y era conocido en Villa La Angostura por cuidar la residencia que la Reina Máxima Zorreguieta de los Países Bajos compró en el exclusivo barrio Cumelén. Un hombre tranquilo, de esos que se levantan temprano, saludan a todos y no tienen enemigos.
El 13 de junio de 2025, cruzó la frontera hacia Entre Lagos, en la Región de Los Lagos, Chile. Tenía que hacer un trámite sencillo: renovar su certificado de supervivencia del IPS. Aprovechó para visitar familiares pero nunca regresó.
Carlos tenía 76 años y era conocido en Villa La Angostura por cuidar la residencia que la Reina Máxima Zorreguieta de los Países Bajos compró en el exclusivo barrio Cumelén.
“Entró a la casa de sus parientes a las dos y media y no volvió a salir. Lo vieron su medio hermano Segundo, su cuñado Benedicto y su sobrino Juan Carlos”, contó Marisol a Radio Seis de Bariloche.
Esposa en Villa La Angostura: “Hicieron todo mal”
Tres días después, el 16 de junio, la policía encontró su camioneta cerrada, con las llaves y todas sus pertenencias adentro. Estaba a menos de dos kilómetros del lugar donde fue visto por última vez. Desde entonces, no hay ni una pista.
Marisol no duda de que hubo negligencia. “Los carabineros de Pajarito hicieron todo mal. Pedí una pericia del vehículo, especialmente del volante, y nunca la hicieron. Tampoco me explicaron cómo debía avanzar con la Fiscalía”, denunció.
Asegura que demandará al Estado de Chile por las fallas en la investigación. Las primeras hipótesis apuntaban a que Carlos se habría internado en el campo. Pero su esposa descarta esa versión.
“Dentro del vehículo estaban sus botas. Si hubiera salido a pie, no las habría dejado. Desde el primer día sostengo que lo mataron", indicó.
Una herencia en disputa
Detrás de la desaparición podría haber algo más oscuro: una pelea familiar por tierras. “Mi esposo era el mayor y se oponía a ciertas decisiones. Pensaron que, al no tener hijos, nadie reclamaría. Pero yo no reclamo tierras: reclamo a mi esposo”, dice Marisol, sin titubear.
También apunta contra el sistema judicial chileno: “No investigaron los celulares ni las comunicaciones. Todo sigue igual, sin avances", explicó.
Los expedientes duermen, pero Marisol sigue buscando por cielo y tierra. Con vecinos, bomberos y voluntarios de Villa La Angostura, organizan rastrillajes cada semana.
El último fue en el centro de ski Antillanca, guiados por una psíquica que colaboró en el caso del ARA San Juan. “Ella marcó un punto específico. Vamos a volver a subir, aunque todavía hay mucha nieve”, contó.
“Tengo fe en que lo vamos a encontrar”
La historia de Carlos también llegó al oído de la realeza en Holanda. Máxima lo conocía antes de casarse, pero Marisol no espera ayuda. “Ellos no van a intervenir. Tal vez después digan cuánto lo apreciaban, pero nada más.”
En Cumelén, los vecinos no la dejan sola a la esposa de Carlos Ancapichun. “Todos me preguntan si hay novedades o cómo ayudar. Pero si yo, siendo su esposa, no puedo hacer más, ¿qué pueden hacer ellos?”, dice, con una mezcla de tristeza y coraje.
Marisol no baja los brazos, porque no puede. Porque, aunque el tiempo pase y el silencio duela, su fe sigue intacta. “Lo voy a encontrar. Sea como sea, lo voy a encontrar”, concluyó.
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