La Neuquinidad se consolida como modelo político en un país polarizado
El frente que lidera Rolando Figueroa fue el partido provincial con mejor desempeño electoral del país, junto a Vamos Corrientes. Logró romper la polarización entre La Libertad Avanza y Fuerza Patria, y obtuvo dos bancas en el Congreso.
En un país acostumbrado a votar en clave nacional y a moverse al ritmo de dos grandes polos, Neuquén volvió a marcar la diferencia. Mientras en gran parte del mapa argentino la disputa legislativa se ordenó según la tensión entre La Libertad Avanza y Fuerza Patria, en esta provincia se consolidó un camino propio: La Neuquinidad. El frente que lidera el gobernador Rolando Figueroa ratificó su identidad política y su competitividad electoral, convirtiéndose en el partido provincial con mejor desempeño relativo del país en los comicios de este domingo, junto a Vamos Corrientes.
No es un dato menor. No sólo logró romper la lógica de la polarización, sino que quedó a tan solo un punto de La Libertad Avanza en Neuquén, compitiendo de igual a igual con las estructuras nacionales y asegurando dos bancas en el Congreso —una senadora y una diputada— en una de las elecciones más desafiantes para los partidos provinciales en décadas. En términos concretos: Neuquén no se recostó en una ola nacional, reafirmó su proyecto propio.
El contraste con otras provincias refuerza ese dato. En San Juan la diferencia entre la fuerza provincial y el espacio ganador fue de tres puntos; en Misiones, Chubut, Río Negro, Salta y Córdoba las brechas fueron significativamente mayores, entre 7 y 14 puntos. En Jujuy y Santa Cruz, la distancia trepó a 17; en Santa Fe, a 23. En la Patagonia, varios oficialismos provinciales quedaron relegados al tercer lugar. Neuquén no: la provincia defendió su identidad política y la transformó en votos.
¿Qué explica este fenómeno?
La gestión importa, claro. Pero hay algo más profundo: un armado plural, transversal, moderno y con arraigo territorial, que interpreta la matriz social y económica de una provincia en expansión. La Neuquinidad supo leer un clima cultural donde el orgullo local, el sentido de pertenencia y la defensa de los intereses propios —especialmente frente al centralismo porteño— son valores fuertes. Y los convirtió en un proyecto político con volumen y credibilidad.
La construcción no es homogénea ni cerrada. Conviven sectores del PRO, del peronismo, referentes territoriales, dirigentes comunitarios y fuerzas locales como Arriba Neuquén o el Frente Grande. Esa amplitud, lejos de fragmentar, ordenó. Se trató de un frente que no fue hegemonizado por lógicas nacionales, sino articulado alrededor de una identidad: la defensa del modelo neuquino de desarrollo, autonomía y gestión. Donde otros vieron contradicciones, Neuquén vio oportunidad.
Y fue la ciudadanía la que puso el sello final. En tiempos donde las discusiones políticas suelen simplificarse en frases virales, gestos de enojo o pertenencia emocional a figuras nacionales, el electorado neuquino eligió profundidad, pertenencia y estrategia. Eligió que su voz pese en Buenos Aires, pero desde Neuquén y para Neuquén.
Afirmación territorial
En un país donde la agenda tiende a concentrarse en el AMBA, este resultado dice mucho más que una cifra. Marca un camino posible: la afirmación territorial como modelo político en tiempos de crisis de representación. Una provincia que produce energía para la Argentina, que genera empleo, que recibe inversiones, que crece demográfica y económicamente, y que al mismo tiempo proyecta autonomía política.
Hay una señal clara para la política nacional: cuando los proyectos provinciales son serios, plurales y tienen un sentido estratégico de futuro, la sociedad los acompaña. La Neuquinidad es hoy una referencia para todo el país que mira a la Patagonia buscando modelos que superen la confrontación estéril.
Los números lo muestran con claridad:
Neuquén: -1 (ganó LLA)
San Juan: -3 (ganó el peronismo)
Misiones: -7 (ganó LLA)
Chubut: -8 (ganó LLA)
Río Negro: -8 (ganó LLA)
Salta: -13 (ganó LLA)
Córdoba: -14 (ganó LLA)
Jujuy: -17 (ganó LLA)
Santa Cruz: -17 (ganó el peronismo)
Santa Fe: -23 (ganó LLA)
Cuando el resto retrocedió, Neuquén compitió. Cuando otros quedaron atrapados en la grieta, Neuquén construyó identidad. Cuando muchos se subieron a olas nacionales, Neuquén fortaleció su propio proyecto.
Una vez más, la provincia demuestra que su modelo político no es sólo electoral: es cultural, institucional y social. Y que cuando se combina gestión, pertenencia e inteligencia estratégica, la política puede volver a representar.
Neuquén eligió con convicción su propio rumbo. Y, una vez más, lo que pasa en Neuquén empieza a marcar tendencia en la Argentina.
Ejemplos y estrategias que se observan y evalúan desde otras provincias, pero que no logran aplicarse por el alto grado de dependencia que tienen con la dirigencia política nacional y sus estrategas apostados en modernas oficinas de Puerto Madero.
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