Luján, la pequeña arriera que apasiona al norte neuquino
“Luji”, como la conocen todos, nació el 24 de junio de 2019 y es estudiante del Jardín 48 de la ciudad de Chos Malal. Es una estrella en tierra de inspiración y leyendas.
El norte neuquino es tierra de inspiración y leyendas. Es tierra de paisajes increíbles y en medio de esa naturaleza prodigiosa hay una idiosincrasia y una sangre criolla y campesina que corre por las venas de sus cordilleras y de sus habitantes que cada año la recorren palmo a palmo para darle vida y para mantener viva sus costumbres y tradiciones.
En ese contexto, la niña Adriana Luján Rojas vive, camina y respira “aires de campo”. Es hija de campesinos y a dos meses de cumplir sus primeros 5 años de existencia es destacable la experiencia y habilidad que tiene para manejarse y cumplir las faenas de la tierra que la vio nacer y crecer.
Es arriera por naturaleza. Para los que a otros parece algo fuera de libreto para una niña de su edad, para ella es algo normal y ama hacer lo que hace junto a su padre desde lo más profundo de su ser.
“Ella es feliz aprendiendo cada día más cosas del campo. Es una buena jinete y le gusta andar todos los días detrás de los chivos”, contó con orgullo su mamá Analía Medel.
La mamá orgullosa
“Luji”, como todos la conocen, nació el 24 de junio de 2019 y es estudiante del Jardín 48 de la ciudad de Chos Malal. “Ella desde que tuvo conocimiento ayuda a su padre a realizar las labores del campo”, contó con mucho orgullo la mamá.
Analía Medel comentó que su hija "lleva el campo en la sangre". Dijo además que sus primeros pasos fueron en esa tierra sagrada del norte neuquino y que desde ese momento siempre la camina y la transita a caballo junto a su familia.
“Ella es feliz en estos lugares. Cosa que ve que hace su padre (Adrián Rojas) ella trata de imitarlo y hacerlo de la misma manera”, contó.
En ese ritual de costumbres de ese rincón neuquino aún se estila ir a buscar leña campo adentro y traerla en atados cargándolos en las espaldas. “Luján lo hace y se pone muy contenta cuando su leña se convierte en fuego para hacer comida, tortas fritas o un rico asado”, agregó Analía.
Más adelante relató que gran parte del año lo transcurren en su puesto en Puerta de Barrancas, muy cerca del paraje de Cochico. A continuación bajan hasta Chos Malal para que su hija y sus dos hermanos mayores puedan concurrir a la escuela.
La madre de la pequeña arriera resaltó también que a pesar de la corta edad que tiene, su hija no le mezquina esfuerzo, interés ni dedicación a ninguna faena propia del campo y su cotidianidad.
“Acompaña las labores de la parición, ayuda a hacer el charque o a sobar una lonja de cuero”, relató. Asimismo confió que la adoración de Luján es su caballo moro al que cariñosamente llama “el mil amores”.
Fiel a su estilo independiente, que ha cultivado en esas tierras nortinas, la niña siempre trata de montar a caballo por sus propios medios. “Todo el tiempo anda detrás de los chivos y de las vacas ayudando a su padre. La verdad que es un orgullo para la familia que ella quiera conservar nuestras tradiciones”, remarcó con bastante emoción Analía.
Los gustos de la niña
A renglón seguido comentó la tarea que más le gusta a su pequeña hija y que no es otra cosa que el emblema de la región: la llamada Trashumancia o el ritual de los arreos por los polvorientos caminos y por las rutas asfaltadas.
“Nuestra veranada se encuentra en el paraje Butaco y para arrear los animales se deben recorrer unos 140 km desde nuestra invernada y se demora de 5 a 8 días según como esté el tiempo y como estén los animales”, contó la mujer.
Después dio un tremendo dato que la conmovió hasta el alma: “Luján, mi querida hija, hace todo ese recorrido montada en su caballo moro. Es increíble y siempre le damos gracias a Dios porque la cuida y la protege”.
“Dulce, cariñosa observadora y dueña de un capital cultural extraordinario que enriquece a quienes la conocemos”, con estas palabras definió a Luján la directora del jardín 48, profesora Paola Alejandra Nin.
Los problemas para asistir a la escuela en medio del trabajo
Adriana Luján Rojas asiste a la institución escolar ubicada en el populoso Barrio Uriburu de Chos Malal, donde su asistencia es bastante irregular debido a su constante acompañamiento a su familia en sus tradiciones ancestrales.
“Esto lleva a que en esta época del año Luján falte a clases porque viajan desde la veranada y en el mes de noviembre lo mismo porque llevan los arreos de la invernada a la veranada”, agregó la directora del Jardín 48, Paola Alejandran Nin.
Ante este panorama “la seño Pao” afirmó que “tenemos un constante diálogo, intentando respetar sus raíces y el derecho a la educación”.
Agregó la directora que “nuestro jardín tiene una propuesta fuerte desde la construcción de vínculos con las familias de los estudiantes”. Es así que en este vaivén de realidades complejas la directora Paola Nin subrayó que “tenemos 180 estudiantes y conocemos la realidad de casi todas las familias, ya que realizamos visitas domiciliarias”. Sin embargo, la directora destacó que “siempre tenemos aportes muy ricos desde la cultura familiar de Luján para nuestra propuesta institucional”.
En ese sentido dijo que en el jardín valoran grandemente toda aquella propuesta que tenga que ver con el entorno natural, especialmente veranadas, invernadas, cuidado de animales, tejidos, comidas, remedios y tinturas con las plantas. “Es en ese contexto donde Luján realiza un aporte muy potente y es ahí donde ella se siente totalmente protagonista y feliz”, finalizó la directora del Jardín 48 de Chos Malal.
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