El reconocido cocinero hizo una cata a ciegas de cinco reconocidas marcas de alfajores y sorprendió a todos con su ranking.
En un país donde las discusiones sobre la pizza con ananá o cuáles son los alfajores de kiosco más ricos pueden durar horas. Pero apareció un nuevo jurado inesperado: Mitsuharu “Micha” Tsumura, el chef peruano que dirige el restaurante número uno del mundo según The World’s 50 Best, quien dio su sorpresivo veredicto.
Reconocido por fusionar la pesca peruana con la técnica japonesa, aceptó un reto bien argentino: probar a ciegas cinco alfajores clásicos de kiosco y elegir al ganador.
El cocinero que conquistó a críticos internacionales con platos de alta cocina se encontró con un desafío distinto, uno que define amistades, sobremesas y hasta parejas en la vida cotidiana argentina. La prueba fue clara: degustar alfajores de las marcas Guaymallén, Havanna, Rasta, Guolis y Jorgito, sin saber cuál era cuál, y dar su veredicto.
De la nostalgia al asombro: así evaluó cada alfajor
El primer alfajor que probó el cocinero fue el Guaymallén de chocolate, símbolo de la calle y del kiosco barrial. Tras un silencio breve, Micha comentó: “Acá tenemos alfajores, pero este dulce de leche es distinto. Sabor de niño, si fuera un niño querría comerlo probablemente”. Aunque lo percibió menos intenso en cacao que otros, valoró su sencillez.
Luego llegó el turno del Havanna, un emblema marplatense. El chef lo definió como “menos alta cocina”, aunque destacó la intensidad de su dulce de leche. Esperaba mayor fuerza en el chocolate, pero igual lo posicionó en el segundo puesto, apenas detrás del Guaymallén.
La sorpresa apareció con el Guolis. Apenas lo mordió, señaló: “Más balanceado, a mí me gusta que tenga un poquito menos de dulce”. Ese equilibrio lo sedujo y lo llevó a desplazar al Havanna al tercer lugar.
El recorrido siguió con el alfajor Jorgito, que reveló un detalle inesperado: “Acá hay cítrico, ralladura probablemente. Tiene un matiz distinto”. Ese toque lo convenció y lo impulsó directo al podio, colocándolo en segundo lugar y relegando al Guolis.
El momento consagratorio: un alfajor inesperado
La definición llegó con el Rasta de chocolate negro. Apenas lo probó, Micha sonrió y aseguró sin dudas: “Tenemos un ganador”. Aunque admitió que no era el alfajor más clásico de la Argentina porque se diferenciaba por su textura crocante, afirmó que, a nivel de gusto, se imponía sobre todos.
El veredicto final dejó la siguiente clasificación:
-Rasta de chocolate negro.
-Guaymallén de chocolate.
-Jorgito de chocolate.
-Havanna clásico.
-Guolis.
Más que un postre: identidad argentina en un bocado
La cata improvisada demostró que los alfajores no son solo un capricho dulce, sino parte de la cultura popular argentina. El hecho de que un chef con prestigio internacional se tomara el tiempo de evaluarlos es más que una curiosidad.
Para Micha, cada alfajor encierra una experiencia distinta: desde el sabor que remite a la infancia hasta la sorpresa de un matiz cítrico o la crocancia inesperada. Y aunque el Rasta fue el elegido, el Guaymallén confirmó su rol como clásico indiscutible, en tanto que el Jorgito se ganó un lugar de respeto gracias a sus detalles de sabor.
El resultado final no resolvió la grieta dulce argentina, pero dejó una certeza: incluso el mejor chef del mundo puede rendirse ante la simpleza de un alfajor de kiosco.
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