Triple femicidio en Florencio Varela: ecos de los casos de Fernanda Pereyra y Cielo López en Neuquén
Existen patrones que rodean al agravante de violencia de género. Cómo incide el contexto de narcotráfico en los asesinatos de mujeres.
Detalles escalofriantes rodean el caso del triple femicidio de Morena, Brenda y Lara en Florencia Varela, provincia de Buenos Aires. Mientras la principal hipótesis es que fueron víctimas de una organización de narcotráfico y la investigación se encuadra en la violencia hacia las mujeres, resuenan ecos de casos regionales, que marcaron un hito en la historia judicial de Neuquén.
La escena del reciente crimen, donde las dos jóvenes de 20 y una de 15, fueron torturadas, asesinadas, descuartizadas y ocultadas bajo tierra en el patio de una casa remite inevitablemente a los casos de Fernanda Pereyra en Rincón de los Sauces y de Cielo López en Plottier, donde se repitieron la saña de los femicidas, la vulnerabilidad de las víctimas y otros patrones del agravante de violencia de género.
Fernanda Pereyra fue una joven de 27 años, embarazada de siete meses, asesinada el 20 de julio de 2017. Diego Marillán, Luciano Hernández, Osvaldo Castillo y Fabio Marillán la interceptaron, la apuñalaron y luego la quemaron en una pira a la vera de la Ruta 6. Por el testimonio de una joven se supo que uno de los hermanos decía tener un listado de chicas a las que iban a "limpiar por boconas", que la primera de la lista era Fernanda, y "que si jodía ella iba a ser la tercera". Cuando declaró en juicio se pudo observar que tenía mucho miedo.
El crimen fue enmarcado en el contexto de narcotráfico, se descartó el agravante por violencia de género incorporado al artículo 80 inciso 2 del Código Penal en 2012. Finalmente, los cuatro varones fueron condenados a prisión perpetua por el delito de homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y aborto.
Dos años después, el femicidio de Laura Cielo López, estudiante de 18 años, sacudió nuevamente a Neuquén. El 13 de septiembre de 2019, Alfredo Escobar abusó sexualmente de ella, la descuartizó y arrojó los restos al río Limay. Fue condenado a cadena perpetua por el delito de abuso sexual con acceso carnal en concurso real con el delito de homicidio doblemente agravado por haber sido cometido para ocultar otro delito y procurar su impunidad y por haber mediado violencia de género.
Un patrón común en los femicidios
Las tres jóvenes de La Matanza subieron a una camioneta y permanecieron desaparecidas siete días hasta que fueron encontradas enterradas en el patio de una casa donde dos personas limpiaban manchas de sangre. A pesar del secreto de sumario sobre la causa caratulada "homicidio agravado", trascendió más información: un grupo de alrededor de 45 varones estaban conectados a una transmisión en vivo por una cuenta de Instagram y TikTok.
Por protocolo, la fiscalía investiga el caso como un homicidio agravado por violencia de género, aunque hay versiones que relativizaron la tipificación de femicidio, una tendencia que encontró eco en diversos actores sociales.
Consultado por LMNeuquén acerca de la polémica, el abogado con más de 30 años de experiencia en la región de Neuquén y Río Negro. Marcelo Hertzriken Velasco fue tajante: “esto es un femicidio. Cada vez que un hombre mata a una mujer, la mata porque puede. Es estadística pura y práctica ancestral”, afirmó.
Para él, no hay que caer en los encuadres que buscan reducir estos hechos a “ajustes de cuentas” o “problemas narco”: “Me parece un disparate no mirar este episodio con perspectiva de género. El patrón se repite, como se repitió en el caso de Fernanda Pereyra en Rincón de los Sauces o en el de Cielo López en Plottier”.
Velasco explicó que el Código Penal argentino es claro al respecto: “Si a la mujer se la mata con ensañamiento o alevosía, además del inciso 2 del artículo 80, si se la mata con el concurso premeditado de dos o más personas es agravante del inciso 6°. Y si el homicidio es para ocultar un delito sexual previo, estamos ante la figura del criminis causae, inciso 7°. Y todo femicidio en contexto de violencia de género también está alcanzado por el inciso 11”.
Todo homicidio de una mujer debe investigarse como femicidio
Ante el triple femicidio de Barracas, un referente de La Libertad Avanza publicó un cuestionamiento al encuadre de violencia de género. Cabe recordar que en enero de 2025, el presidente Javier Milei ya había aprovechado el Foro Económico Mundial de Davos para criticar la figura legal del femicidio: “Llegamos al punto de normalizar que en muchos países supuestamente civilizados si uno mata a la mujer se llama femicidio, y eso conlleva una pena más grave que si uno mata a un hombre solo por el sexo de la víctima. Legalizando, de hecho, que la vida de una mujer vale más que la de un hombre”.
Velasco cuestionó con dureza las lecturas “neutralizadoras” del gobierno nacional y medios oficialistas: “No me sorprende que TN llame a un penalista como Onetto para darle otro encuadre, es parte de una catarata de ignorancia y posicionamiento ideológico. A las mujeres las matan porque pueden, porque ancestralmente el hombre resolvió así y lo sigue haciendo. No hay evidencia científica ni estadística para negar esto, como hace Milei. Lo que hay es una práctica inveterada que debemos revertir”.
A diferencia de las lecturas que buscan negar las desigualdades históricas del sistema patriarcal, Velasco advierte que la vulnerabilidad de las víctimas es clave: “En todos los casos, antes del asesinato hubo violencia previa, amenazas, abusos, explotación sexual. Se las termina matando para dejar impunes hechos anteriores o para aleccionar a terceros. Eso las coloca en la asimetría de poder más brutal”.
En ese punto recordó el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2009 por los feminicidios de Ciudad Juárez (“Campo Algodonero”), que obliga a los Estados a investigar todo homicidio de mujeres como un femicidio, y aseveró que coincide con lo que hoy sostiene el Procurador General de Río Negro y el de Neuquén, José Gerez.
Los femicidios en contexto de narcotráfico
Además, advirtió también sobre un discurso mediático que revictimiza: “Se busca la ‘buena víctima’: la ama de casa, la madre perfecta. Pero si ejercían prostitución, si eran pobres, si eran adictas o vendían al menudeo, pareciera que merecen menos protección. Eso es una mirada misógina. No es distinto a lo que hacía el Estado entre 1976 y 1983 con los homicidios masivos y las desapariciones. Solo que ahora las víctimas son mujeres pobres y jóvenes”.
Sobre la hipótesis narco, el abogado aclaró: “Que el crimen sea de origen narco no le quita ni le agrega a que sea femicidio. En el caso de Fernanda Pereyra, la víctima estaba embarazada casi a término y aun así fue asesinada de forma aleccionadora. En todos esos hechos hay un patrón común: violencia contra el género”.
Para Velasco, la magnitud del caso de Florencio Varela obliga a afinar la mirada: “No eligieron a tres varones. Eligieron a tres mujeres jóvenes, vulnerables, pobres, con vidas atravesadas por violencia previa. Eso es lo que tenemos que mirar”.
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