Acaban de vender el Volkswagen Escarabajo más caro de la historia: cuánto se pagó
El Beetle más caro jamás vendido tiene una historia particular. Se pagó más que por el famoso Herbie, de la película.
En el mundo de los clásicos hay historias que confirman por qué ciertos autos nunca pasan de moda. El Volkswagen Escarabajo acaba de ser récord en una subasta, lo que explica el furor por un modelo popular que se ganó un lugar de culto. En Monterey, California, un ejemplar único convertido en limusina se quedó con el título del Beetle más caro jamás vendido. Y el número impresiona: US$335.000.
Lejos de las excentricidades modernas, este proyecto nació en los años 60 con una lógica muy simple y conservadora: mostrar el oficio carrocero sobre una base confiable. El auto, un Volkswagen Escarabajo 1969, fue encargado por John von Neumann, distribuidor de Porsche/Volkswagen en la Costa Oeste, y construido por los artesanos de Troutman-Barnes, nombre grande de la vieja escuela que también trabajó en máquinas de competición como los Scarab y Chaparral.
La receta fue tan respetuosa como ambiciosa: alargar la distancia entre ejes en 1,016 metro, sumar puertas traseras y crear, detrás de una mampara, un verdadero living rodante. Por eso este Escarabajo fue bautizado con apodos como “Rollswagen” o “VolksRoyce”: minibar, intercomunicador, madera a la vista y tapicería de terciopelo daban el clima. Para mover el conjunto (unos 181 kilos extra), el motor pasó de 1.5 a 1.6 litros con carburadores Weber de 48 mm. Sobrio adelante, confortable atrás: la fórmula clásica de una limusina aplicada al auto del pueblo.
La unidad tuvo vida pública desde el inicio: se mostró en el Salón de Los Ángeles, llamó la atención de la propia Volkswagen y protagonizó una famosa campaña titulada “The $35,000 Beetle”, un guiño al costo de conversión (US$34.499,95) que superaba al precio de un Lamborghini Miura nuevo por entonces. Con los años, el auto pasó por Volkswagen of America, el concesionario Chick Iverson y el coleccionista Lorenzo Pearson, siempre bien conservado y exhibido con orgullo.
A su trayectoria se suma una anécdota que alimenta la mística: distintas crónicas señalan que llevó a John Wayne a los Premios Oscar de 1970, dato que volvió a circular con fuerza en la previa de la venta. Es, en definitiva, historia de Hollywood fundida con la tradición mecánica de un clásico alemán.
Volkswagen Escarabajo: el récord y por qué es tan especial
El golpe de efecto llegó en RM Sotheby’s durante la Monterey Car Week 2025. Estimado entre US$150.000 y US$200.000, el Volkswagen Escarabajo limusina terminó adjudicándose por US$335.000 (lote 144), convirtiéndose en el Beetle más caro subastado hasta hoy y superando a unidades célebres como Herbie, que había marcado US$212.500. Un precio récord para un auto que nació popular, pero que fue elevado al rango de pieza única por el trabajo carrocero y se convirtió en un ícono de los autos antiguos.
¿Por qué pagaron tanto? Primero, por singularidad: es un one-off construido por un taller histórico, con calidad de fábrica en las terminaciones y una estética fiel al Escarabajo original pese a la cirugía. Segundo, por contexto: fue herramienta publicitaria, estrella de salón y símbolo de cómo, con técnica y buen gusto, se podía transformar un auto accesible en un objeto distinguido sin traicionar su esencia. Ese equilibrio clásico es, quizá, lo más valioso.
Tercero, por documentación y procedencia. La cadena de propietarios es corta y conocida; el auto siempre estuvo cuidado, se mantuvo en manos entendidas y conserva detalles de época que cuentan una historia. Para los coleccionistas tradicionales, eso pesa tanto como la potencia o la velocidad: papeles, coherencia y autenticidad.
Además, en términos técnicos ofrece carrocería de 4,9 metros, puertas traseras de apertura inversa, aislamiento acústico, y equipamiento premium para su tiempo. No es un hot-rod ni un capricho moderno; es carrocería artesanal con propósito, pensada para trasladar con comodidad y hacer presencia. Un Volkswagen Escarabajo que, sin perder sus líneas, adopta el protocolo clásico de una limusina.
El valor de un clásico también se construye con historia verificable, buen gusto y oficio. En tiempos de modas veloces, este Escarabajo limusina demuestra que lo tradicional, bien hecho, sigue cotizando. Una venta que respeta la tradición y confirma algo que los fierreros de antes ya sabían: no hay marketing más fuerte que el de una buena historia.
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