Bomba: con Latorre, el ex representante de Dybala y Palermo sacude a un histórico club argentino en crisis
Un reconocido empresario que tuvo su época de gloria en los '90 busca volver al ruedo, en medio del apogeo de las SAD. El comentarista también quiere subirse a la ola.
“En 5 años vamos a jugar la Copa Libertadores”, fue la frase que alumbró esperanza y sembró furia en partes iguales. Un esperpéntico Gustavo Mascardi, ya desde las sombras y lejos de la imagen que supo construirse a sí mismo, expuso en público su -viejo- nuevo deseo.
El histórico representante, quien cobijó y negoció los contratos de estrellas de la talla de Paulo Dybala, Martín Palermo, Juan Sebastián Verón y Pablo Aimar, admitió sus intenciones de volver al ruedo, pero desde otro rol. Aquel que lo llevó a ganarse la bronca en uno de los clubes más importantes de la historia del fútbol argentino.
La tragedia de Ferro, de la mano de Daniel Pandolfi
Ferro, otrora campeón en dos oportunidades en Primera División -el título inaugural, en el Nacional 1982, fue con un invicto histórico- atraviesa una crisis sin precedentes en la última década. La tabla de posiciones así lo exhibe: se ubica en el puesto 15 entre 18 elencos en la Zona A de la Primera Nacional, a tan solo un punto de la zona roja. Solo Alvarado, Arsenal y Güemes de Santiago del Estero aparecen por debajo a falta de cinco jornadas para el cierre del certamen, pero la caída libre parece no tener fin. El descenso es una posibilidad concreta.
La gestión que llevó al conjunto de Caballito a la calamidad tiene nombre y apellido: Daniel Pandolfi, quien hoy se desempeña como vicepresidente, secundando a Guillermo Bameule.
Pandolfi es el mismo que comandó el rumbo de la institución entre 2014 y 2023. Los escándalos que protagonizó superan en masa los mojones que se puede arrogar su administración, algunos de ellos vinculados a las instalaciones. Más allá de la construcción del imponente multiestadio en el que se desempeñan los representantes de los deportes de salón, la inauguración de dos canchas de hockey y el instituto educativo que se emplaza sobre la calle Martín de Gainza, así como también el eterno emplazamiento de la tribuna local -que tardó nueve años- el fútbol fue su talón de Aquiles y perdió todo apoyo popular.
El Verdolaga, increíblemente, sigue en el top 15 histórico de los equipos con más puntos en la categoría de élite, pese a que no la pisa desde hace 25 años. El 11 de junio del 2000, Lanús le asestó como local un durísimo 7-0 que lo hizo derrumbarse al precipicio.
Antes de esa fatídica fecha, el Verde había sido relegado en seis oportunidades y en todas ellas no había tardado más de dos temporadas en regresar al lugar que le corresponde por antonomasia.
El derrotero es brutal: en un cuarto de siglo, clasificó tan solo cuatro veces al Reducido para apostar por un ascenso, siendo en 2021 la ocasión en la que más cerca estuvo. Todavía queda en la memoria de los hinchas el triunfo de Quilmes por la mínima en las semifinales, cuando Nicolás Lamolina sancionó un insólito penal que se volvió viral en las redes sociales. La novedad -o no tanto- fue la incursión de un grupo empresario que gestionó la planificación y la contratación de futbolistas, con el reconocido Cristian Bragarnik a la cabeza. En esa experiencia, y en una con tintes personales, se ampara Mascardi, un viejo lobo.
Gustavo Mascardi y un paso manchado por el escándalo
El empresario, que también tuvo en su cartera de clientes a Juan Pablo Sorín, Javier Saviola y Andrés D’Alessandro, firmó en el año 2003, cuando arreciaba la crisis, un convenio de gerenciamiento de juveniles: Ferro pasó a cederle los derechos económicos de sus pichones de crack a cambio de apoyo financiero para sostener, a priori, las divisiones inferiores, con control operativo de la disciplina profesional. En ese momento, un órgano fiduciario estaba a cargo del club, luego de avanzar con un tormentoso proceso de quiebra.
La compañía Gerenciar S.A. logró tildar su primer objetivo casi al instante. Los porteños, que purgaron sus penas en la B Metropolitana, retornaron 24 meses después a la B Nacional y pusieron sus fichas en conformar un plantel competitivo, pero la Justicia comenzó a acechar al mánager: fue acusado de fraguar los montos de las ventas de Cristian Tula, Eugenio Klein y Maximiliano Velázquez a River y Lanús, respectivamente, para pagarle un 50% menos a la institución a la que le brindaba sus servicios.
Además, fue procesado por “defraudación por desbaratamiento de los derechos acordados” en la transferencia de varios chicos de la cantera, al igual que el ex juez Rodolfo Herrera. En 2004, Mascardi advirtió que abandonaría el proyecto aduciendo una supuesta “falta de apoyo político”. No fue hasta un año después cuando la Cámara Comercial declaró la nulidad del contrato que enlazaba a ambas partes. Debido a los negocios poco transparentes y a la estafa que representó su paso, los fanáticos lo recuerdan con mucho recelo: la memoria colectiva de la oscura etapa aún perdura.
El anuncio de Mascardi en redes y la extraña coincidencia con Latorre
Hoy, con una dirigencia altamente cuestionada, manifestaciones con cierta frecuencia y un presente espantoso, el representante sorprendió a propios y extraños al alzar la voz hace pocas semanas. En su cuenta oficial de Instagram, alejado de los flashes que lo encandilaron en la década del ‘90, lanzó una primicia: “Voy a volver a Ferro”.
“Luego de hablarlo con mi familia, iniciaré un camino que me lleve a reconstruirlo futbolísticamente. Es un sabor amargo tener que luchar este año para no descender a la división de la cual nosotros logramos ascender”, remarcó el agente, quien actualmente reside en Madrid.
En ese marco, destacó que tiene previsto llevar a cabo un “plan ambicioso” que tendrá como meta disputar la máxima competición continental en un lustro: “Si se dan las condiciones legales, lo cumpliremos. Convocaremos a todos para que nos enseñen el mejor camino”. La reacción no se hizo esperar, con miles de comentarios negativos rechazando una eventual incursión.
En la misma ola barrenó Diego Latorre, ex estrella de Boca y Racing devenido en comentarista deportivo, quien mostró su cariño por Oeste y tuvo una breve etapa en las inferiores del equipo. El hincha confeso habló en F90 y se postuló para ayudar: “Estoy muy mal, el club está en decadencia. Estoy a punto de empezar a promocionarme para resolver alguna cuestión”. Ante ese escenario, no fueron pocos los que especularon con un posible trabajo en conjunto entre el comunicador y el empresario.
El pésimo momento de Ferro en la Primera Nacional
Pese a que estuvieron en activo casi en simultáneo, lo cierto es que no tuvieron una relación profesional, aunque la temporalidad de las declaraciones llamaron la atención. “Me duele mucho y haría lo que esté a mi alcance para colaborar”, amplió Gambeta. De sus últimos 45 compromisos, el Verdolaga ganó solo 11, con uno de los peores porcentajes de victorias entre todas las categorías profesionales en ese período.
Para colmo, el Verde debió afrontar a mitad de 2025 la salida polémica del referente Gonzalo Castellani, hijo pródigo que fue desplazado tras una fuerte pelea con el entrenador Alfredo Grelak; y el arribo como DT de Sergio Rondina, que no logró reencauzar el rumbo. Las autoridades, perdidas en su propio laberinto, habían probado con una estrategia que no funcionó: el ex arquero Michael Etulain actuó como director deportivo, pero terminó renunciando tras alegar que no lo dejaron trabajar con tranquilidad.
La subcomisión de fútbol, integrada por hombres del riñón de Pandolfi -investigado por contratos millonarios con el INCAA y presunto lavado de dinero-, le huyó a coordinar esfuerzos con expertos dedicados a la planificación deportiva y tomó decisiones inconsultas, lo que muchas veces detonó guerras internas. Por caso, Alejandro Saccardi y Oscar Garré, campeón del mundo con Argentina en México 1986, duraron menos de un año en el cargo de mánagers.
La oposición al desatino es liderada por Darío Silva, suegro del zapalino Marcos “Huevo” Acuña, que surgió en Ferro y fue clave para que el combinado nacional bordara su tercera estrella en Qatar 2022. De hecho, el familiar de la estrella se presentó en las elecciones hace dos años bajo el sello Primero Ferro y estuvo a punto de poner en jaque al oficialismo: perdió por apenas 111 votos en un proceso que fue considerado por el espacio como fraguado. Un gran número de personas -se habla de más de 200- se habría asociado a la institución durante la pandemia de COVID-19, cuando las oficinas estaban cerradas y no había atención al público ni sistemas en línea, y fue inscrito en el padrón electoral.
Mientras tanto, la Inspección General de Justicia (IGJ) dictó un fallo en agosto que reconoció el derecho de las minorías políticas en las instituciones a integrar la comisión directiva de manera proporcional a los sufragios obtenidos. Así, se sentó un precedente clave en materia de democracia interna, pese a la convulsionada coyuntura.
El modelo de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) que acecha al fútbol argentino tiene como uno de los principales exponentes a Mascardi, quien busca imponerlas y potenciarlas. “A Ferro le llegó el momento de que, si viene un grupo y la parte de fútbol se privatiza, puede tener un porcentaje de beneficio que redunda en la parte social, en darles oportunidades a los chicos”, sostuvo el agente.
El Verde se erige en terreno fértil para un negocio que busca llegar para quedarse, pero los hinchas ofrecen un amplio plafón de resistencia que, junto con la pasión, ofician como punto de partida para un futuro mejor ante el desamparo del "Dios mercado".
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