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La Mañana

El fútbol de los milagros

La imagen de los pibes comiéndose las uñas en el palco, rezándole al arquerito de Colombia para que los lleve al Mundial, marca el triste presente del fútbol juvenil albiceleste. Los números lo refuerzan. Argentina ganó cinco de los siete mundiales Sub-20 entre 1995 y 2007. Desde entonces, llegó a cuartos en Colombia 2011, no pasó la primera rueda en Nueva Zelanda 2015 ni clasificó para Egipto 2009 y Turquía 2013. El Sub-23, tras el doblete dorado en Atenas 2004 y Beijing 2008, miró por TV los Juegos de Londres 2012, y el año pasado el Vasco Olarticoechea se hizo cargo a último momento de un papelón en Río.

El sábado, Colombia, manejada su selección mayor por José Pekerman, el hombre que enderezó el rumbo y bañó a los pibes de gloria durante años, nos clasificó de milagro. Difícil hacerlo de otra manera, después de un plan para que el que se evaluaron 44 proyectos y se eligió a dedo a Ubeda, que no había presentado ninguno.

Lo de nuestras juveniles no es una isla. Todo en AFA está rodeado de agua hace rato, tapados hasta el cuello. A 13 de febrero ya, el fútbol no arranca. Dicen, ahora, que podría volver el 10 de marzo, tal vez el 17. Así estamos. Ni las amenazas de una sanción de la FIFA logra que los dirigentes se junten y se replanteen todo. La lucha descarnada para repartirse el gran botín los tiene demasiado preocupados como para pensar lo que están haciendo, y en las malas cosechas que dejarán para los próximos años después de tanto desastre organizado. Creen que la plata fresca por los derechos televisivos empezará a solucionar todo. La mismo que cuando llegó el Fútbol para Todos. Nada cambió entonces. Empeoró. Y es difícil que esta vez sea diferente. Salvo que se dé otro milagro.

Lo de los juveniles no es una isla. Todo en AFA está rodeado de agua hace rato, tapados hasta el cuello.

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