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La Mañana

Esto va a terminar mal

Hartos de los robos, los vecinos y comerciantes han decidido tomar cartas en el asunto y ahora se arriesgan a detener a los delincuentes con sus propias manos y después de una golpiza se los entregan a la Policía. Los casos se han repetido a lo largo del último mes y esto no lo desconoce ni la Justicia ni la política.

Hay un relevamiento que realizó el Ministerio de Gobierno y Justicia en conjunto con el Ministerio Público Fiscal que les arrojó varios datos interesantes, entre ellos que la principal preocupación para el 76 por ciento de los vecinos son los robos en todas sus modalidades. La indignación traducida en acción no hace otra cosa que aumentar el riesgo, pero a su vez esa indignación se alimenta de la desidia del sistema en general. Una comerciante en el oeste salió al cruce de los delincuentes y atrapó a uno con sus manos, lo mismo hizo otro en Plottier, que incluso le entregó el dinero al ladrón, después lo correteó y tras trenzarse a los golpes logró detenerlo y entregarlo a la Policía. A esto se suman los hechos de este fin de semana (ver en página 10). El sábado, una mujer de 61 años fue agredida con una piedra en la cabeza por un delincuente que ingresó a su casa y hasta la arrojó por la escalera. Como pudo salió al patio, los gritos dispararon la alerta y sus vecinos se encargaron de auxiliarla y atrapar al joven ladrón.

La misma situación ocurrió la mañana del domingo, cuando un vecino salió al cruce de un delincuente que acababa de robar en un departamento. La golpiza llevó a que el ladrón terminara en el Hospital Heller.

Es hora de replantearnos lo que sucede, de lo contrario, esto va a terminar mal.

El hartazgo frente a los robos ha llevado a que vecinos y comerciantes se arriesguen a detener a los ladrones.

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