Campeón de nueve nacionales y cuatro podios sudamericanos, el neuquino sueña con seguir llevando a su provincia a lo más alto.
Ejemplo de disciplina y dedicación, Lucas Vicente —un joven neuquino estudiante de Nutrición—, logró consagrarse campeón en múltiples torneos de fisicoculturismo. Su recorrido habla de años de entrega, constancia y un compromiso inquebrantable con el deporte y el crecimiento personal, dentro y fuera del gimnasio.
Lucas tiene 25 años y desde muy chico estuvo ligado al deporte, donde siempre se destacó con facilidad en distintas disciplinas. Sin embargo, fue gracias al rugby que comenzó a ir al gimnasio, impulsado por las ganas de mejorar su condición física.
Siguió entrenando con constancia hasta que llegó la pandemia, un período que —como para muchos— significó un freno y una crisis personal. Durante los meses de encierro comenzó a consumir contenido fitness de otros países a través de redes sociales, lo que lo motivó a entrenar en casa. Al ver resultados rápidos con recursos mínimos, encontró el impulso que, sin saberlo, cambiaría el rumbo de su vida y lo haría adentrarse en el mundo del fisicoculturismo.
El camino del campeón
“A fines de 2021 hicieron un torneo acá en Neuquén, decidí presentarme y lo gané”, contó Lucas. Ese primer triunfo le abrió las puertas para participar en el Campeonato Argentino en Buenos Aires, donde salió subcampeón.
Desde entonces se mantuvo activo en el ambiente y compite en dos o tres torneos nacionales por año. En total, acumula nueve títulos nacionales y cuatro podios sudamericanos.
En 2024, tras una exigente preparación, participó de una competencia internacional en Paraguay y obtuvo el segundo puesto. “Cada uno de esos logros me marcó, pero este último tiene un valor especial porque refleja mi evolución como atleta y también como persona”, aseguró.
Su título más reciente lo obtuvo este sábado, cuando se coronó Campeón Overall del Torneo de Fisicoculturismo de Río Negro, uno de los certámenes más relevantes del circuito patagónico. Fue una jornada que significó meses de preparación y esfuerzo. “Para mí, volver a posicionar a Neuquén en lo más alto del deporte es un orgullo que no puedo describir”, expresó.
El esfuerzo para llegar al podio
Detrás de cada título hay un camino que pocos ven: largas horas de entrenamiento, sacrificios cotidianos, una alimentación estricta y la fuerza mental que hace falta para seguir incluso cuando el cuerpo pide parar. Ser fisicoculturista implica renunciar a salidas, descansos y antojos para sostener un estilo de vida que demanda constancia absoluta.
Lucas remarcó que no se trata solo de ir al gimnasio: también es necesario trabajar lo psicológico para soportar la exigencia y, sobre todo, convertirse en un verdadero “profesional de la dieta”. En ese sentido, el deportista agregó: “Manejamos cada gramo de proteína e hidratos como si fuéramos matemáticos”.
Este año, Lucas decidió encarar la preparación por su cuenta, confiando plenamente en todo lo aprendido a lo largo de su trayectoria. “Me volví campeón de Río Negro únicamente con mi conocimiento. Antes me apoyaba de otros profesionales, pero esta vez elegí hacerlo en base a mi experiencia”, destacó.
Antes de este certamen, Lucas llevaba un mes y medio de competencias consecutivas: este fue su cuarto torneo luego de tres presentaciones seguidas. “Es más complicado, porque cada preparación es una semana de pasar hambre y deshidratarse; eso le pasa factura al cuerpo. Pero a mí no me quedó otra porque tengo que preparar finales”, explicó.
Cómo se prepara un fisicoculturista para competir
La preparación para un torneo es uno de los procesos más exigentes del fisicoculturismo, muchas veces desconocido e incluso juzgado por quienes no lo comprenden. Lucas explicó que todo comienza con una etapa de superávit calórico, es decir, consumir más calorías de las que el cuerpo gasta, con el objetivo de acumular la mayor cantidad posible de masa muscular.
Luego llega el momento más duro: el déficit extremo, que implica bajar drásticamente la ingesta calórica. Durante una o dos semanas sigue una dieta cetogénica estricta, basada en proteínas y lípidos y casi sin carbohidratos. “Es fuerte el cambio, sobre todo en la energía”, señaló.
La hidratación también cumple un papel fundamental. “La semana previa consumo entre 8 y 10 litros diarios; los últimos días lo reduzco a 2 y el día de la competencia nada de agua”, contó Lucas. Este factor es tan duro como necesario para lograr que los músculos se vean más definidos y conseguir la perfección bajo la luz de los reflectores.
Pese al cansancio y la restricción alimentaria, los entrenamientos no se detienen. “Las semanas que estás sin comida tenés que entrenar igual, exigiendo al cuerpo al máximo”, aclaró el campeón y agregó que en ese contexto, la suplementación resulta fundamental: “La única forma de no perder músculo es a través de los suplementos”.
El show en el escenario
Lucas compite en Men’s Physique, una de las categorías más estéticas del fisicoculturismo. “Es la categoría más armoniosa: un físico de playa con cintura estrecha, buena amplitud de espalda y un gran desarrollo de hombros. Es una forma de ‘V’, más saludable. Las otras categorías tienen formas de ‘X’ y son más extremas”.
El desempeño en el escenario también es fundamental. No basta con tener un gran físico: hay que transmitir seguridad, presencia y esa chispa que diferencia a un atleta del resto: el jurado evalúa la estética general, las poses y la capacidad de dar un gran show. “El objetivo es lograr una ilusión óptica”, explicó.
El equilibrio entre estudio, trabajo y entrenamiento
Encontrar tiempo para todas sus actividades no es sencillo. Actualmente Lucas cursa tercer año de la Licenciatura en Nutrición y además trabaja en la Secretaría de Desarrollo Social de la Provincia de Neuquén, en la Dirección de Capital Humano.
En este sentido, su rutina diaria es tan exigente como el deporte que lo apasiona. “Duermo muy poco. Trabajo de 8 a 15 y de 17 a 21 curso en la universidad. Después voy al gimnasio, salgo a las once o doce de la noche y cuando llego, me pongo a cocinar para el otro día”, relató.
A esa agenda cargada, en el último tiempo incorporó la faceta de creador de contenido: “Comencé a subir entre tres y cuatro publicaciones semanales a redes; esto me sirvió para conseguir sponsors, algo crucial para competir”. Hoy comparte consejos sobre entrenamiento, salud y estilo de vida a través de sus cuentas de Instagram, TikTok y YouTube.
Su presencia en redes también lo transformó en una inspiración para cientos de personas que ven sus videos. “La gente de la zona empezó a verme como un referente del fitness, algo que agradezco profundamente y que me motiva a seguir mejorando cada día”, afirmó.
Los próximos planes
De cara al futuro, tiene en mente un proyecto que combina sus dos pasiones: el entrenamiento y la nutrición. “Mi idea, una vez que me reciba, es abrir una clínica en Neuquén para apoyar el alto rendimiento. No solo en el culturismo sino en cualquier otro deporte”, adelantó.
En Paraguay con la bandera de Neuquén.
En cuanto a lo deportivo, el próximo año Lucas planea competir en un nuevo Sudamericano, donde buscará consagrarse y seguir representando a su provincia. En cada viaje y competencia, lleva consigo la bandera de Neuquén, un gesto simple pero cargado de significado: una forma de honrar sus raíces y recordar de dónde viene cada vez que pisa un escenario.
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