Video: un viaje en la cabina con Emiliano, el maquinista del Tren del Valle
Conocemos por dentro el trabajo que desempeñan Emiliano Carrera y Gastón Criado, al frente del Tren del Valle que transporta pasajeros de Neuquén a Plottier.
Desde el afuera, el paso del Tren del Valle por esta ciudad despierta la sonrisa de los niños, la mano del caminante que lo saluda al pasar, la bocina del automovilista que se lo cruza, la nostalgia de aquellos que conocieron el apogeo de la Argentina, un país de trenes, con más de 47 mil kilómetros de vías ferroviarias. El Tren del Valle se ganó su lugar y hoy conecta a miles de vecinos que circulan entre Neuquén y Plottier, con la esperanza de que llegue el día de volver a Cipolletti.
¿Quién está detrás de esa formidable máquina azul celeste y blanca como el cielo? ¿Quién responde a los saludos de la gente; toca bocina y vela por la seguridad de todos sus pasajeros?
LM Play salió a averiguarlo, y encontró a Emiliano Carrera, el maquinista; y Gastón Criado, su ayudante. En un viaje de ida, conocimos su trabajo. "Que no se resume a frenar y acelerar; es mucho más que eso. Hay que estar atentos a las presiones del frenado y a todos los parámetros que indica -la máquina-, como la caja de velocidades. Nunca dejás de aprender", aclaró enseguida Emiliano.
Emiliano y Gastón hacen entre ocho y diez viajes por día. "Es lindo el paisaje, pasar por el medio de la ciudad", comentaron. Siempre atentos al camino, fue una charla larga llena de bocinazos en el medio. Es que nunca falta el conductor o transeúnte distraído que cruza las vías sin mirar o el que habiéndolo visto, igual se apura a cruzar el paso nivel, a último momento.
"La gente todavía no está acostumbrada al paso del tren, no presta atención; y por ahí tenés los vivos de siempre que me quieren ganar al paso, así que se mandan y nosotros no tenemos otra que usar la bocina e ir frenando para evitar accidentes", dijo el maquinista.
Gastón, el ayudante, es parte de la tripulación. Sí o sí, ambos tienen que estar en la cabina porque desempeñan distintas tareas que se complementan a la vez. El ayudante, por ejemplo, es la persona que tiene que pedir la autorización de uso de la vía. Se solicita por radio a la central ferroviaria.
"Tenemos horario fijo, pero en ciertos momentos tenemos que darle tiempo al tren de carga para que pueda circular", acotaron.
Velocidades máximas del tren
LM Play tiene la impresión de que los trenes en Buenos Aires transitan más rápido. Pero en Neuquén, sostuvo Emiliano, se transita a 30 kilómetros por hora cómo máximo, en algunos tramos; y a 20 km/h, en otros. Además, la formación cuenta con un sistema de seguridad que activa los frenos automáticos. Se activa, por ejemplo, cuando el maquinista por alguna razón no está en la cabina o no responde a la señal.
"El coche motor tiene un freno neumático con muy buena reacción. Está la palanca con siete posiciones, en realidad ocho: siete de frenadas y la última de emergencia. Después sí tiene el freno de mano que se utiliza cuando está apagado", reveló el maquinista.
Emiliano comenzó a trabajar en la formación cubriendo suplencias. La antigüedad en el servicio es un factor de peso para estar al frente de la unidad. "Ahora estoy hace ya casi un año de titular. Se fue dando de a poco", comentó.
También es importante capacitarse. Lo primero es realizar un curso de ayudante que se rinde para ingresar a trabajar. Más adelante, viene el curso de conductor, como si fuese una carrera. También depende del volumen de trabajo que haya. "Nunca terminás de aprender porque hay un montón de cosas para estudiar y conocer del ferrocarril y los tipos de locomotora que hay", contó.
El Tren del Valle es de fabricación nacional. Más precisamente, se construyó en Córdoba, en la antigua fábrica de Fiat.
Por qué puede descarrilar
Acostumbrados a la imprudencia de los vehículos que se arriesgan a cruzar, muchas veces con consecuencias lamentables porque no pueden evitar la colisión con el tren, existen otras razones para que una formación pueda afrontar un peligro mayor como el hecho de descarrilarse con pasajeros a bordo.
Llamativamente, las altas temperaturas pueden modificar el estado de los rieles, en tanto con el calor se dilatan. "Digamos, sufren un deterioro con los cambios de temperatura", añadió el maquinista. Por lo tanto, en época de verano existe la posibilidad de algún desplazamiento de las vías. Darse cuenta a tiempo de la contingencia puede ser una lotería.
En otros casos, puede que la unidad se desplace por el mismo peso del vagón o que influyan las inclemencias del tiempo con una tormenta muy grande.
"Depende del clima ¿no? si hay una tormenta muy grande por ahí te encontrás con tierra en la vía. Puede que el terreno haya sido socavado, que pase el agua por debajo, se hizo un pozo que no ves y el tren se llegue a descarrilar", acotó Emiliano.
Para cada problema que aparezca, hay personal especializado que asiste y subsana el inconveniente. Incluso, una camioneta que supervisa la infraestructura del tren suele recorrer las vías para evaluar sus condiciones.
La ¿picardía? de arrojar piedras
Cada tanto también hay que lamentar la "picardía" para algunos o "maldad" para otros de algunas personas que tiran piedras contra la cabina y los vidrios de la formación, corriendo el riesgo de lastimar al personal o los pasajeros, más allá de los daños materiales que pueden ocasionar.
Son actitudes que indignan y que asumen por lo general algunos menores de edad. Sin embargo, la conducta más reprochable viene de la mano de personas adultas con responsabilidad civil. Es que sí, no toman conciencia de los peligros que enfrentan cuando quieren cruzan con el tren prácticamente encima de ellos. "Hay que parar y mirar para los lados, que no venga nada", sostuvo Emiliano.
"Hay gente que directamente no nos ve, no nos escucha, pero hay gente que nos ve y se quiere mandar y creo que esa gente es la que mayor riesgo corre de sufrir un accidente", reiteró. Esto vale tanto para conductores como peatones distraídos que caminan por la calle mirando el teléfono celular y escuchando música con los auriculares puestos.
Finalmente, los pasajeros "se sacan la 10". Cuidan y respetan al tren. "Mucha gente se ha sumado desde que hay más apeaderos. Esto agiliza más el servicio y da la opción a las personas de poder bajarse en otros lugares. Estaría buenísimo también llegar a Cipolletti", cerró.
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