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La Mañana La Trochita

Boda en La Trochita: un maquinista y su mujer dieron el "si" en el tren que los unió hace 36 años

El Viejo Expreso Patagónico tuvo el primer casamiento de su larga historia. El chiste que conmovió a todos con una conmovedora sorpresa para los “novios”.

Lo que comenzó como un encuentro casual en un viaje entre El Maitén y Esquel hace más de tres décadas, culminó el viernes pasado con una boda que quedará en la historia de un ícono de la Patagonia.

Carlos Agüero, quien dedicó su vida a La Trochita como maquinista, y su mujer Amalia Herman, sellaron legalmente su amor en el lugar que, 36 años atrás, fue testigo de su primer encuentro: los emblemáticos vagones del tren que recorre los majestuosos paisajes de la comarca andina en Chubut y es famoso en todo el mundo.

El predio del Viejo Expreso Patagónico se vistió de fiesta para recibir a familiares y amigos de la pareja en lo que se convirtió en el primer casamiento de la historia celebrado a bordo del tren chubutense.

Los viejos vagones de trocha angosta, que hoy hcen un paseo turístico de prestigio internacional, fueron especialmente ambientados para la ocasión y el escenario perfecto para una ceremonia cargada de simbolismo y emoción.

"Acá nos conocimos. Este tren no solo marcó mi vida profesional, sino también la personal. Es parte de nuestra historia", le contó Carlos al EQS Notas.

Por su parte, Amalia rememoró aquellos primeros encuentros con una sonrisa: "Yo venía viajando desde El Maitén, era estudiante y lo conocí en uno de esos viajes".

La flamante esposa confesó que no fue un flechazo inmediato, sino una conexión que fue creciendo con cada encuentro: "Como todo lo que vale la pena", dijo.

El chiste que conmovió a todos

La ceremonia organizada desde el Registro Civil, oficiada por Zulma Eldahuk, transcurría con la solemnidad habitual hasta que llegó el momento tradicional de preguntar si alguien se oponía a la unión. Fue entonces cuando una voz rompió el silencio generando segundos de incertidumbre.

Una de las hermanas de Carlos se puso de pie y declaró su oposición al matrimonio. El desconcierto inicial rápidamente se transformó en risas y lágrimas cuando se reveló que se trataba de una broma orquestada por sus tres hermanas, quienes habían viajado de sorpresa desde Buenos Aires para acompañar a la pareja en este día tan especial.

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Las hermanas del maquinista llegaron de sorpresa desde Buenos Aires e irrumpieron en la ceremonia de sorpresa y con una humorada.

Las hermanas del maquinista llegaron de sorpresa desde Buenos Aires e irrumpieron en la ceremonia de sorpresa y con una humorada.

Este gesto, pasado el momento de desconcierto inicial, le sumó todavía más emoción al momento, y desembocó en abrazos familiares y transformando un momento aparentemente incómodo en uno de los recuerdos más memorables de la jornada.

Aunque llevan más de tres décadas juntos y han formado una familia con tres hijos —dos mujeres y un varón—, la pareja nunca había formalizado legalmente su unión. Fue Amalia quien sugirió que el lugar para dar este paso no podía ser otro que La Trochita.

"Le dije a Carlos que quería que fuera acá", relató la “novia”, consciente del profundo significado que el tren tiene en su historia de amor.

La propuesta fue recibida con entusiasmo no solo por su pareja, sino también por quienes administran el paseo turístico, que nunca antes había sido escenario de una boda.

Sin antecedentes en La Trochita

En diálogo con el mismo medio de Esquel, la responsable de unir a la pareja ante la ley contó que ya ha celebrado casamientos en casi todos los puntos turísticos de la ciudad chubutense, pero que el caso del maquinista y su mujer no tenía antecedentes en La Trochita. Fue el primero en los antiguos vagones, que se convirtió en un capítulo más en la ya muy rica y extensa historia del emblemático tren.

Entre silbatos de locomotora y aplausos, los novios pronunciaron sus votos rodeados del particular aroma a madera y el maravilloso paisaje que se aprecia desde las ventanas del recorrido. Un marco único para una historia que, como el propio tren, ha recorrido un largo camino sin perder su esencia.

Al finalizar la ceremonia, los invitados compartieron un brindis mientras el sol patagónico comenzaba a ocultarse, ofreciendo una luz dorada que pareció bendecir esta unión largamente esperada.

La historia de Carlos y Amalia es también un reflejo de perseverancia, de esos amores que maduran con el tiempo y que, lejos de debilitarse, encuentran nuevas formas de celebrarse y reinventarse. Como ese tren que avanza firme por los rieles, desafiando el tiempo entre paisajes tan únicos como su historia.

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