A una mujer de 83 le sacó $4.500.000, U$S 1.500 y 8 anillos de oro. A un hombre, U$S 150.000. En un juicio abreviado acordó 3 años de cumplimiento efectivo.
Un hombre de 35 años fue condenado por la Justicia de La Pampa a tres años de prisión de cumplimiento efectivo por ser autor del delito de estafa en dos oportunidades, en la ciudad de Santa Rosa y con la conocida modalidad del “cuento del tío”.
La condena responde a dos hechos que el estafador confesó ante el juez. A una mujer de 83 años le sacó mediante engaños unos 4.500.000 pesos y ocho anillos de oro. Su otra víctima fue un vecino desprevenido de 69 años, que cayó en su trampa y le entregó algo más de 150.000 dólares en billetes.
La condena fue dictada por el juez de control de Santa Rosa, Carlos Ordás, luego de homologar un acuerdo de juicio abreviado entre el fiscal general Máximo Paulucci, la fiscala Natalia Urruti, el defensor particular Juan Carlos de la Vega y el propio Barbona, quien admitió su culpabilidad.
El acusado había sido detenido el miércoles 10 de abril en un departamento de alquiler temporario ubicado en la calle Santiago del Estero, en la capital pampeana.
El operativo fue llevado a cabo por la Policía de La Pampa, con participación de las seccionales Primera y Segunda. Barbona, desempleado y con domicilio legal en Corrientes, era señalado como el “recolector” del dinero y las joyas en los hechos delictivos.
Según se detalla en la causa, el imputado cometió las dos estafas en menos de 24 horas, entre el 7 y el 8 de abril. Los engaños, a través de llamados telefónicos en los que alguien se hacía pasar por personas conocidas de las vícitmas, fueron muy eficaces. Y Barbona alquilaba distintos departamentos por pocos días y cambiaba constantemente de domicilio para evitar que lo encontraran fácilmente una vez que se descubriera la estafa.
Sin embargo, a la hora de cumplir con su función de recaudador, dejó rastros que le permitieron a la policía atraparlo apenas un par de días después de concretar sus delitos.
Entre las pruebas clave incorporadas por el Ministerio Público Fiscal se destacaron las descripciones físicas del autor, la vestimenta utilizada, registros fílmicos en los domicilios de las víctimas y en la vía pública, datos obtenidos en redes sociales y otras tareas realizadas por la Brigada de Investigaciones que dejaron en evidencia al condenado, que optó por admitir el delito para evitar una pena probablemente mayor si llegaba a juicio.
El cuento del tío de un correntino en La Pampa
El primero de los episodios ocurrió el lunes 7 de abril, cuando una mujer del barrio Villa Amalia recibió una llamada a su teléfono fijo. La voz, que se hizo pasar por su nieto, le advirtió: “Se viene un corralito”. Y enseguida le indicó que debía “cambiar todo el dinero que tuviera”. La víctima colocó los billetes en una bolsa y, minutos más tarde, Barbona pasó a retirarlos. En total, se llevó 1.500 dólares y 4.500.000 pesos.
No conforme con eso, el estafador volvió a comunicarse haciéndose pasar por el mismo supuesto nieto y le pidió a la mujer que “junte todos los elementos de oro” porque debía llevarlos al banco para que “no perdieran valor”. El acusado regresó al domicilio y se llevó ocho anillos de oro.
Al día siguiente, otro adulto mayor fue engañado con una maniobra similar. El vecino del barrio Aeropuerto recibió una llamada de quien dijo ser su sobrino.
En la comunicación, el falso familiar le dijo que “se venía una devaluación” y que era imprescindible que le pasara la numeración de los dólares en efectivo que tenía. El hombre le dictó uno por uno los billetes, sumando un total de 150.000 dólares en denominaciones de 20, 50 y 100.
Poco más tarde, puso todo el dinero en un sobre de papel madera que Barbona pasó a buscar. Lo recibió y se fue caminando, tranquilamente.
Sin antecedentes, pero preso
A pesar de no contar con antecedentes, en la negociación del acuerdo abreviado jugó un papel importante el daño económico causado a las víctimas, algo que fue tomado en cuenta para que el imputado aceptara que la condena de 3 años -que podrían ser condicionales- fueran de cumplimento efectivo.
Sucede que si iba a juicio bajo la figura del delito de estafa, se exponía a penas de entre un mes y seis años de prisión, y la magnitud del daño económico -justamente- lo dejaba más cerca del máximo que del mínimo.
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