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Amor de madre: salvó a sus 3 hijos de un incendio

Un cortocircuito en un caloventor inició el fuego en su casilla en Villa Ceferino.

ANA LAURA CALDUCCI
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NEUQUÉN
Un golpe seco en el techo de chapa despertó a Aldana a las 6. Ese ruido le salvó la vida. La joven pensó que querían entrar a robar lo poco que tenía en su casilla, ubicada en la esquina de Mascardi y Guerrero, en el barrio Villa Ceferino. Como su marido estaba lejos, esa noche tenía el sueño liviano. Al revisar la puerta, la sorprendió una bocanada de fuego sobre la cabeza. Asustada, entró nuevamente para rescatar a sus tres hijos, que aún dormían. Cuando los cuatro alcanzaron el patio, la mitad de la casa ardía en llamas. Se salvaron por poco.

Aldana vive allí desde hace cuatro años con su marido. Estaban por terminar una pequeña casa de material en la parte de atrás. Mientras tanto, soportaban el frío en una pieza de cantonera y nylon con una única puerta.

Ayer, cuando todavía no salía el sol, Aldana se despertó por un ruido "como si hubieran golpeado la chapa". Se sentó en la cama y pensó que alguien intentaba entrar. Asustada, fue hasta la entrada.

"No vi a ninguna persona pero sentí olor a quemado. Abrí y vi que se estaba prendiendo el techo arriba de la puerta", contó.

Adentro dormían su hijo mayor, de 4 años; el segundo, de 2, y su beba de apenas un mes y medio.

El fuego avanzaba y tenía que actuar rápido. "Desperté al nene mayor, le dije: 'Bairon, salgan afuera'", relató. El chiquito, sin entender mucho, tomó de la mano al hermanito y la siguieron. Ella cargó a la beba. No hubo tiempo de rescatar nada más. "Salimos en piyamas, los nenes descalzos", contó Aldana y dijo que, una vez afuera, vio que el fuego "ya había agarrado todo al costado". Se quedaron sin zapatillas y sin camperas. También perdieron los documentos y la tarjeta del banco para poder retirar plata. La casilla se redujo a una pila de carbón humeante.

La causa del incendio fue un cortocircuito. Como no tienen red de gas, se calentaban con un caloventor eléctrico, que sobreexigió al precario cableado. Los bomberos llegaron 40 minutos más tarde, cuando no quedaba nada. Encontraron a Aldana llorando, abrazada a sus hijos. Fue la experiencia más terrible de sus jóvenes 22 años.

Se quedaron con lo puesto
Los chiquitos salieron tan rápido que no vieron las llamas, pero sabían que algo pasó. "El nene de 4 años es re vivo. Me dijo: 'Mamá, ¿por qué llorás?'. Le dije que se nos prendió fuego nuestra casa, y me contesta que pensaba que estaba haciendo pochoclos, porque escuchó el ruido del nylon que explotaba", recordó varias horas después, con la única sonrisa del día.

Tampoco entendieron mucho lo que pasó Osama y Estrella, los dos perros de la familia, que ayer no se despegaban de los escombros quemados.

De las pertenencias sólo se salvó un celular, que Aldana usó para pedir ayuda. Para todo lo demás necesitan una mano solidaria. La mayor urgencia es ropa y pañales (ver aparte).

"Veía el fuego y gritaba: 'Por favor, ayúdenme'", recordó Aldana. "Por suerte no me abataté y pude entrar a sacar a los nenes". Indicó que, aunque hoy tiene sólo lo puesto, "lo importante es que alcanzamos a salir bien, que estamos bien".

UN PELIGRO SILENCIOSO
Por semana, al Castro Rendón llegan 5 intoxicados por monóxido de carbono

"Mucha gente piensa que el monóxido de carbono es lo mismo que un escape de gas, y no es así.

Es cuando está prendida la llama y no hay salida para el residuo de la combustión o no hay suficiente oxígeno", explicó Adelaida Goldman, integrante del Servicio de Emergencia del hospital Castro Rendón, en relación con las personas que dejan hornallas encendidas durante la noche para calefaccionar sus hogares.

La médica señaló: "Tenemos casos sospechosos todos los días y cerca de cinco confirmados por semana. Y eso es un subdiagnóstico, porque están los que no llegan a este hospital o los que a la mañana salen de la casa, se sienten mejor, y no saben que se estuvieron intoxicando".

Sostuvo que "está el prejuicio de que con monóxido de carbono sólo se intoxica la gente de bajos recursos, y no es así. Hace poco en el barrio Santa Genoveva se intoxicaron por calentarse con el horno. Tenemos casos de todos los niveles sociales".

SOLIDARIDAD
Una familia que necesita ayuda

Quince bolsas de cemento le faltan a Aldana y a su marido para terminar la casa de ladrillos que están construyendo. Aquellos que deseen colaborar podrán comunicarse al celular 155747508.

Realizan campaña para evitar accidentes

NEUQUÉN
Médicos y pediatras del hospital Castro Rendón aprovechan los turnos en guardias y consultorios para charlar con los pacientes sobre los dos riesgos más importantes del invierno: la intoxicación con monóxido de carbono y las quemaduras con objetos calientes.

Pablo Coletti, uno de los profesionales que participan de esta campaña, explicó: "Intentamos hacer prevención con las personas que están en los consultorios, por eso les preguntamos con qué se calefaccionan y les indicamos cómo evitar accidentes".

"Una práctica bastante común en las zonas más humildes es calentarse con el horno, eso puede provocar que un chico se queme y, si la combustión no es buena, que todos se intoxiquen", indicó.

Dijo que para prevenir estas situaciones, aconsejan abrigarse más y que el horno, la leña o la salamandra "sean el último recurso". Agregó que "principalmente de noche, la casa debe tener ventilación, una ventana o puerta abierta".

El especialista contó que, en la época de frío, aumenta exponencialmente el número de quemaduras e intoxicaciones con monóxido y las principales víctimas son los niños.

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