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Croxatto ya es el obispo

El sucesor de Bressanelli dijo que asume "sin manual ni receta".

Ana Laura Calducci

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Neuquén.- Ayer se formalizó el traspaso entre el ahora ex obispo neuquino Virginio Bressanelli y su sucesor, Fernando Croxatto. Ambos compartieron una conferencia de prensa por la mañana y a la tarde se hizo la ceremonia de rigor con una misa en la Catedral, a la que le siguió una fiesta en el colegio Pablo VI.

Croxatto, de 60 años y oriundo de provincia de Buenos Aires, era hasta hace poco el obispo auxiliar de Comodoro Rivadavia y antes pasó más de dos décadas en iglesias de la provincia de Chaco.

Por decisión del papa Francisco, se convirtió en el quinto obispo de Neuquén. Comentó que no conocía la zona y que vino “sin manual ni receta”, dispuesto a escuchar a la comunidad y continuar el camino de sus antecesores.

Relató que le llamó la atención de nuestra ciudad “el interés de los medios por conocer nuestra mirada, nuestra palabra, y también el protagonismo social y el compromiso frente a la realidad que tiene el pueblo neuquino; muy diferente de lo que viví en el pueblo chaqueño, donde no había una visión social tan fuerte”.

Recordó que pasó 23 años en el norte del país, gran parte en la localidad de Sáenz Peña y el último tramo en el Impenetrable chaqueño, donde le tocó convivir con “el desmonte de ver sacar camiones y camiones de algarrobo y ahora palo santo, que salen de madrugada a las dos de la mañana y uno ve que están a esa hora y no hay que ser muy inteligente para pensar mal”.

En 2014, cuando lo trasladaron a Chubut, tuvo que familiarizarse con la realidad patagónica. Ahí empezó a escuchar sobre minería y petróleo y también “sobre Neuquén, de lo social, del compromiso y de Don Jaime”. Hace poco, le regalaron un libro sobre De Nevares que escribió el padre Juan San Sebastián, titulado Del barrio Norte a la Patagonia. Indicó que empezó a leerlo para interiorizarse sobre la obra de quien marcó la identidad de la iglesia neuquina.

Recalcó que empezará su gestión pastoral “abierto a escuchar” y pidió paciencia “porque un obispo no es Google, que se pone un título y te da seis o siete opciones”, sino que busca acompañar en un camino común.

Bressanelli se despidió con alegría. Recordó que presentó su renuncia en mayo de este año porque cumplió el límite de edad. “En Neuquén aprendí muchísimo y estoy agradecido”, remarcó. Señaló que buscó dejar una iglesia que fuera “facilitadora del diálogo” y se lleva la imagen de un pueblo “de pie, que se hace eco de todos los problemas: locales, provinciales, nacionales y también universales; aunque la forma no sea siempre la mejor”. Entre las tareas pendientes para su sucesor, destacó la necesidad de tener más sacerdotes para el sinfín de actividades de la diócesis y la estrechez de los recursos materiales.

A la tarde dio su primera misa

Por la tarde se hizo el traspaso formal de la diócesis en la Catedral. Durante la ceremonia, Virginio Bressanelli le entregó a Fernando Croxatto el báculo pastoral, un bastón con un diseño curvo en un extremo que representa a la autoridad de la iglesia católica neuquina. Con ese rito, el nuevo obispo quedó a cargo de su primera misa en nuestra ciudad.

Entre los invitados a la asunción, estuvieron el gobernador Omar Gutiérrez y varios dirigentes políticos de la zona.

Tras la misa, a partir de las 21 se convocó a toda la comunidad a una cena a la canasta en el salón del colegio Pablo VI, en el barrio Alta Barda.

Críticos con el Gobierno por el caso Maldonado

Durante la conferencia de prensa en común, el obispo Fernando Croxatto y su antecesor, Virginio Bresanelli, expresaron su preocupación por la desaparición de Santiago Maldonado y cuestionaron la demora y la falta de “claridad” del Gobierno al hablar del tema.

Bressanelli señaló que, “de entrada, el Gobierno tendría que haber dicho que acá buscamos la verdad con claridad y no interesa que caiga quien caiga”, porque no puede haber desaparecidos en el país. Hay, dijo, muchos casos sin resolver y considera “totalmente indigno que se use esta realidad para la política; hay intereses particulares que hay que dejarlos de lado”.

El padre Fernando, como se lo identificó en los carteles de bienvenida, esperaba “una mayor contundencia, más transparencia y visibilidad de parte del Gobierno, decirnos una palabra más real y no dejar esta indefinición de ciertos temas librados a lo mediático”. “Quisiera que pudiera haber algunas palabras de algunos que están como más ausentes del Gobierno. Más allá de la independencia de poderes, hay momentos donde uno tiene que salir al frente”, agregó.

Señaló que “es de una gran pobreza humana, de país y democrática pensar en desaparecidos en la democracia de la forma que sea, aunque la mayor gravedad se tiene cuando viene de la mano de una institución del Estado”.

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