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La enfermedad cardiovascular en la mujer, un problema grave que crece

La cardióloga de Leben Salud, Andrea Faynbloch advierte que es fundamental realizar chequeos regularmente y prevenir. Hoy mueren más mujeres por infartos, insuficiencia cardíaca y otras enfermedades del corazón, que por el cáncer.

La enfermedad cardiovascular en la mujer parece un fantasma que ni las propias mujeres sospechan o quieren ver. Lejos de lo que el común de la población cree, los problemas cardiovasculares se han convertido en una de las causas preponderantes de mortalidad femenina.

Las cifras en nuestro país y en el mundo, son verdaderamente alarmantes. Sin embargo, no se toman las suficientes medidas de prevención a nivel personal, ni poblacional.

Debemos cambiar el paradigma, tanto las y los médicos como las y los pacientes, ya que la mortalidad femenina ocurre, aproximadamente, en un 40% de los casos por enfermedad cardiovascular, 4,2% por cáncer de mama y un 1,8% por cáncer de útero.

En orden de importancia como causa de muerte, tenemos la enfermedad cardiovascular (infarto, insuficiencia cardiaca, entre otras) en primer lugar. En segundo, el accidente cerebro vascular, tercero el cáncer de pulmón, cuarto la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica y en quinto lugar, el cáncer de mama.

La mortalidad por causas cardiovasculares ha disminuido en el hombre, pero en la mujer se ha mantenido estable y los mayores problemas comienzan luego de la menopausia.

En esta etapa, suele haber un aumento de las cifras de presión arterial, así como cambios del estilo de vida, como el sedentarismo (disminución de actividad a física), la obesidad y el tabaquismo, donde las estadísticas muestran que la mujer postmenopáusica fuma más que la premenopáusica.

Además, es frecuente que se alteren los valores de lípidos sanguíneos (grasas en sangre como colesterol y triglicéridos), así como el aumento de la resistencia a la insulina, con mayor riesgo de padecer síndrome metabólico que conlleva un aumento notable de riesgo cardiovascular y elevación de la presión arterial.

Gracias al aumento de la expectativa de vida, más de un tercio de la vida de una mujer transcurre luego del cese de la función ovárica, etapa normal en la vida de una mujer.

La mujer tiene un comportamiento diferente al hombre respecto a los síntomas y evolución de las enfermedades cardiovasculares, por ejemplo el infarto, incluso el metabolismo y la respuesta al tratamiento que usamos.

La importancia de la prevención

La prevención y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular, así como del cáncer y las enfermedades respiratorias como el EPOC, está dirigido en primer lugar a cambios del estilo de vida y luego, si es necesario, se agregan fármacos.

Los cambios y recomendaciones que se proponen son: reducción del peso, disminuir el consumo de sodio (no agregar sal a la comida), practicar regularmente ejercicio (caminar al menos 30 minutos por día) y mantener una alimentación saludable.

Todos estos cambios han demostrado que producen una reducción significativa de eventos cardiovasculares, así como prevención de osteoporosis y disminución de la resistencia a la insulina.

Los planes de alimentación saludables recomiendan bajar el consumo de grasas animales, sobre todo grasas trans (se recomienda mirar los envases de alimentos), con un aporte generoso de frutas y verduras, granos enteros, nueces, pescado y aves, así como reducidas en bebidas azucaradas, consumo de alcohol moderado y sugieren reducción de carnes rojas y mayor consumo de carnes blancas (pollo y pescado).

La dieta mediterránea es otra recomendada, que es baja en grasa, alta en fibra y enfatiza el consumo de frutas y verduras.

Mi recomendación como cardióloga, es hacerse el papanicolau y la mamografía de rutina, pero también los controles de presión arterial y colesterol; no fumar, hacer actividad física regularmente, lo cual ayuda a mantener o bajar de peso, dejar de fumar y liberar endorfinas (sustancias químicas liberadas en el cerebro que generan sensación de placer) que nos mejoran el humor y disminuyen el stress cotidiano.

Las pacientes deben ser partícipes de todos estos cambios que se proponen, incorporarlos a su vida activamente, para mejorar su calidad de vida presente y futura.

Como soy madre siempre analizo el ejemplo que le doy a mis hijas, pero más allá de eso, pienso en una vejez responsable y digna para mi. Te invito a que vos también lo pienses y actúes.

*Andrea Faynbloch. Médica cardióloga (Matrícula 1791). Leben Salud

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