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La Mañana

Los papeles cambiados

De un lado, un economista estadounidense. Del otro, uno argentino. Mientras que el extranjero defendió el modelo económico y relativizó los efectos de la inflación, el profesional vernáculo se inclinó por las explicaciones ortodoxas. Un debate que refleja la actualidad.

Por Humberto Zambon

En el mes de mayo pasado hubo un  principio de debate entre el economista norteamericano Mark Weisbrot, que escribió sobre la situación económica de nuestro país, y el economista argentino Daniel Ravier, que procuró rebatirlo. Ambos artículos fueron reproducidos por la revista Fortuna (FortunaWeb del 26/5/12). Uno está tentado a pensar que el norteamericano, nacido y educado en el país central, fuente de la más cruda ortodoxia y cuyos principales voceros dicen que sus intereses son afectados por la política económica argentina, sería un crítico ácido de la misma y que el argentino, tocado en su fibra nacionalista, habría salido en defensa de la misma. Pero no es así, los papeles estuvieron cambiados.
Sobre la situación argentina, Weisbrot sostiene: “Lo que el Gobierno hizo bien es que no sacrificaron el empleo y el crecimiento del país en orden de bajar la inflación; eso es inusual en el mundo de hoy. Basta como mirar España, Grecia. La realidad es que el crecimiento de la Argentina fue liderado por el consumo interno y la inversión doméstica, desafiando muchas de las políticas del FMI. Algunos lo atribuyeron al mito del ‘boom de  los commodities’, como una manera en que de decir que el crecimiento fue una casualidad”.
Y sobre la inflación informa que “hay toda una imbecilidad por ahí sobre las teorías de inflación  y empleo. Sin embargo, la pregunta debería ser qué nivel de inflación es tolerable para crecer y no hay un acuerdo, pese al empeño de los países desarrollados en controlar la inflación. Hace un poco más de 20 años una inflación al 20% fue la receta de crecimiento de Corea del Sur. Pero hoy el liberalismo es muy potente y hay mucha resistencia a hacer esas políticas. Mucha gente no entiende y los medios toman ventaja de esa ignorancia, no te dicen lo que está pasando, sólo te hablan de inflación y que los precios suben. La inflación es un fenómeno complejo, depende de  muchas cosas pero lo principal es que el acreedor pierde y el deudor gana. Esa es la razón principal por la cual los bancos centrales como Alemania son proclives a sacrificar empleo por inflación, porque están más atentos a los intereses de los grandes tenedores de bonos y acreedores”.
Luego compara la situación de los dos principales socios del Mercosur: “El año pasado Brasil, que está siguiendo más las recetas del liberalismo financiero creció sólo 2,7%. En cambio, la Argentina creció más. En el 2002 Argentina y Brasil tenían casi igual ingreso per cápita. Hoy, ajustado por inflación, el ingreso per cápita es 40% mayor en términos de paridad de poder adquisitivo. La Argentina es el país más rico de la región (per cápita) según lo datos del último informe del FMI, el WEO, y si continúa creciendo en esta forma será en el primer país de América Latina en convertirse en un país de ingreso alto”.
Volviendo a la actualidad de nuestro país, dice que “aún hubo una gran reducción de la pobreza y un gran descenso de la inequidad. Un dato muy importante es la tasa de empleo, que es aún más importante que la de desempleo. La Argentina logró en los últimos años una tasa de empleo superior al 50% y aún hoy sigue siendo alta, un récord en el mundo de hoy. La tasa de empleo es más importante que la de desempleo, debido que la tasa de desempleo puede bajar por otras razones ajenas al crecimiento. Tomemos un caso reciente, de Latvia (se refiere a Letonia), un país donde la tasa de desempleo bajó por la tremenda emigración que hubo. Es decir, la Argentina tiene buenos indicadores económicos que una economía tiene que tener. Pero los medios sólo reportan inflación”.
Finalmente, sobre la reciente expropiación de YPF, señaló: “El Gobierno está haciendo lo correcto. Está revocando otra fracasada política neoliberal de los `90 y poniéndose al día con sus vecinos y el mundo en materia de política energética. Los grandes medios financieros toman el discurso liberal de los bancos centrales e interés financiero. Los medios tildan al país, una vez más, de irresponsable, de que tiene discurso populista. Eso no habla bien del estado del periodismo sobre la economía. En particular, los medios criticaron a la Argentina por 10 años, desde el default. La crítica por YPF es una más. Recuerdo las proyecciones catastróficas del Financial Times, aún tres años después, de que Argentina iba a desmoronarse, nunca se cumplieron. Y las proyecciones del FMI también fueron completamente erróneas. Hay una narrativa de que Argentina es pecado, cometió pecado y en consecuencia debía ser castigada. Y están constantemente esperando el castigo, que nunca llega (…) Según la mayoría de la prensa de negocios, salir al mercado  internacional y la inversión extranjera directa son los dos grupos más importantes que cualquier gobierno debe complacer. Como Argentina no tomó ese camino, tal vez esa sea otra razón por la cual Argentina recibe tanta lluvia de críticas.”

Réplica
Por el contrario, Daniel Ravier pertenece al grupo de economistas ortodoxos que vienen oponiéndose a las políticas aplicadas a partir del año 2003; son los que vieron incrédulos que en el primer año el PBI creció casi un 7% y en el siguiente un 9% (“fue un rebote”, dieron como explicación) y en el 2005, como se seguía creciendo a más del 9% anual, sostuvieron que se trataba solamente de “un veranito” previo a la crisis y luego sacaron a relucir lo del “viento de cola”; son los que, ante la reestructuración unilateral de la deuda externa predijeron el fracaso y luego el aislamiento internacional del país; los mismos que ante la recuperación por parte del estado de las AFJP aseguraron la pérdida total de confianza de los “mercados” y la desaparición de las inversiones privadas, y podríamos seguir con los ejemplos. Ante la realidad de estos nueve años y el nivel alcanzado por el PBI y demás variables económicas, pretenden explicarlo de esta forma: “El Gobierno se hizo accionista del campo al quitarle un 35% de sus exportaciones. Además, se estatizaron las pensiones y se expropió el dinero de los contribuyentes. Además, el Gobierno viene financiando una parte sustancial del presupuesto con dinero que  imprime el Banco Central (que a su vez acelera el problema de la inflación)”. De esos tres puntos (las retenciones a las exportaciones, la nacionalización de las AFJP y del papel del Banco Central) nos hemos ocupado en estas notas y ahora no hay espacio para repetirlo, aunque posiblemente sea interesante volver, en otro momento,  para analizarlos desde la óptica estos economistas.
Lógicamente, Ravier se opone a la expropiación de YPF porque “es otro daño institucional que costará décadas revertir”. Para él, “la lluvia de críticas está justificada. Lamentablemente el panorama futuro es crítico”.
Es evidente que la situación económica internacional es complicada y va a repercutir de alguna forma en nuestra economía. Pero esto no tiene nada que ver con la crítica de Ravier. Por el contrario, Argentina está en una situación particularmente buena para tratar de capear el temporal, precisamente porque en estos últimos nueve años se aplicó la política contraria a la que la ortodoxia pregona.
Mientras tanto, las continuas profecías anunciando que la crisis y el fracaso económico está a la vuelta de la esquina hace recordar al cuento del pastorcillo mentiroso que nos contaban cuando éramos chicos: finalmente nadie les cree.

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