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La Mañana Columna de Opinión

Luchar con alegría

Las mujeres afrontan nuevas batallas a fuerza de música, baile y brillantina.

Un pensador popular dijo una vez que los pueblos deprimidos no vencen. Y este miércoles por la mañana, miles de mujeres hicieron una fiesta para celebrar la aprobación de una ley que vivieron como una conquista, como una recompensa por el intenso fragor de todas sus batallas.

Más allá de las posturas a favor y en contra, más allá del proyecto sancionado, hay algo que distingue a los dos sectores que se enfrentaron en los últimos años en torno a la legalización o no de la interrupción voluntaria del embarazo.

El lado celeste, que buscaba el rechazo del proyecto para defender la vida del niño por nacer, ganó popularidad por sus intervenciones artísticas con fetos ensangrentados, denunciando la crueldad, el dolor y la muerte. Las dos vidas se defendían denunciando un potencial y tremebundo infanticidio.

El lado verde, que pungía a la sociedad por el derecho de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos, salía a la calle con brillantina en el rostro, con las uñas pintadas de verde furioso, con bailes frenéticos que conseguían contagiar no solo su energía abrumadora sino la alegría que imprimían en su lucha.

Después de un intento frustrado en 2018, los pañuelos verdes celebraron la legalización con una fiesta callejera en la que la alegría mutó por el júbilo. Y esa fiesta parece sembrar la semilla de nuevas luchas, que afrontarán también a fuerza de música, baile y brillantina.

Las dos posturas tienen sus argumentos legítimos y ambas cuentan con una buena cuota de militantes fervientes, que mantendrán su pensamiento inalterable sin importar cuáles sean las leyes. Pero ya lo dijo alguien alguna vez: los pueblos deprimidos no vencen.

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