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La Mañana

Menosprecio por la historia

Pasó como algo inadvertido, como una contravención más de las que se cometen en la ciudad de Neuquén. Sin embargo, es un hecho para destacar porque no es la primera vez que ocurre: el menosprecio por la historia y la simbología neuquina.

Esta vez el lugar que la ligó fue el hito donde se recuerda a Abel Chaneton, aquel pionero neuquino y periodista que protagonizó una épica lucha por dar a conocer la verdad sobre hechos políticos y violentos que sacudían al entonces caserío que era la capital.

Fue una fuerza política (no vale la pena recalcar cuál porque podría haber sido cualquiera) la que en su afán por difundir propagandas, enchastró el espacio donde había fotos de Chaneton y reseñas al lugar donde murió trágicamente en 1916.

Insisto en que no vale la pena responsabilizar a alguien en particular porque se trata de hechos recurrentes en hitos, edificios emblemáticos y símbolos que sufren el frenesí idiota de los partidos políticos de empapelar toda la ciudad como si esa acción garantizara el éxito en una contienda electoral.

Lo que llama la atención es que ese menosprecio a la historia y a nuestros próceres se contradice con los actos de falsa sensibilidad cada vez que transcurre un recordatorio de hechos y nombres importantes, donde el arco político se pronuncia compungido tratando de destacar fragmentos de la historia que –según ellos- son supuestamente importantes.

Para remediar semejantes daños y demostrar un interés real por los hechos y personajes de nuestro pasado, sería importante que la dirigencia comenzara a estudiar e interiorizarse en serio de las raíces que le dieron vida a la ciudad. En silencio y sin impostaciones. Como para dar algún ejemplo a los ciudadanos que representan.

Muchas veces se muestra una falsa sensibilidad frente a hechos de la historia neuquina.

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