De botellas a símbolos: el fenómeno de los vasos que todos quieren y sus precios desorbitados
Ya no es solo para tomar agua. Se volvió parte del look, símbolo de estatus y un negocio que no para de crecer. El increíble precio al que se consiguen.
Lo que antes era un accesorio funcional relegado a excursiones o gimnasios, se convirtió en una declaración de identidad para millones de jóvenes. Para la Generación Z, las botellas de agua reutilizables ya no cumplen solamente una función práctica: son parte del look, reflejan personalidad y se volvieron virales.
La tendencia se encuentra tan instalada que el hashtag #WaterTok superó las 2.500 millones de visualizaciones en TikTok, plataforma donde se viralizan rutinas de hidratación, colecciones de vasos y recomendaciones de diseños.
El furor responde a una mezcla de culto al autocuidado, consumo aspiracional y estética pop. “Los jóvenes asocian sus botellas con su estilo de vida”, señaló Matt Navarro, presidente de Stanley 1913, una de las marcas líderes del mercado. Los usuarios personalizan sus recipientes con stickers, llaveros, fundas o mochilas a juego. La botella ya no se guarda: se exhibe como un accesorio más, con el mismo cuidado que un par de zapatillas o un bolso.
Celebridades, colores y millones
Las empresas entendieron el potencial comercial detrás de este objeto cotidiano. Stanley, por ejemplo, creó ediciones especiales junto a artistas como Olivia Rodrigo y Post Malone, y este 14 de julio lanzó una nueva colección con Lionel Messi, apuntando a un público global. Marcas como Owala y Yeti también apostaron por la diversidad de colores, texturas y diseños para atraer a nuevos consumidores.
El resultado fue un boom de ventas. En Estados Unidos, el mercado de vasos reutilizables alcanzó los USD 4.000 millones en los doce meses que terminaron en mayo de 2025. En ese período se vendieron 270 millones de unidades, superando en 30 millones las cifras de dos años atrás. Un producto que antes pasaba desapercibido hoy genera filas, publicaciones virales y hasta listas de espera.
El modelo más exitoso de Stanley puede almacenar 1.200 mililitros, ideal para quienes buscan cumplir con rutinas estrictas de hidratación. Esta moda se apoya en la idea del “bienestar visible”: tomar agua se convirtió en una forma de mostrar disciplina, cuidado personal y estética saludable. Lo curioso es que, en muchos casos, la imagen se impone al propósito original.
Entre el cuidado del planeta y el comercio de lujo
Aunque buena parte de la Generación Z se identifica con causas ambientales, el auge de los vasos reutilizables no responde exclusivamente a la conciencia ecológica. En lugar de limitarse a uno solo, muchos acumulan decenas, de distintos colores y diseños. Lo que comenzó como una opción sostenible terminó adoptando la lógica del coleccionismo y del consumo impulsivo.
El fenómeno dio lugar a un mercado secundario, donde las botellas de edición limitada se revenden por cifras desorbitadas. Algunos modelos superan los USD 800 en plataformas de reventa. Esa demanda descontrolada confirma que se trata de algo más que una moda pasajera. Las marcas encontraron un producto que funciona como símbolo de pertenencia y de distinción social.
La tendencia en redes sociales tampoco es nueva. En los años setenta, el agua embotellada ganó popularidad en Estados Unidos. Luego llegaron las marcas premium y, en los 2000, los famosos ya recomendaban sus favoritas. El rumor de que Mariah Carey se bañaba en agua mineral francesa es apenas una anécdota más en esta historia donde lo líquido, lo visible y lo aspiracional se mezclan sin pausa.
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