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La Mañana desaparecida

Una nena de 4 años desapareció en un camping y un insólito dato permitió descubrir la verdad

Tras 18 días de desesperada búsqueda y cuando parecía que todo estaba perdido, una señal sospechosa dio un giro inesperado al caso.

Lo que prometía ser un fin de semana inolvidable en la costa, se transformó en un secuestro que desató la angustia de Ellie Smith y Jake Gliddon.

La pareja viajó con sus dos hijas al campamento Blowholes Shacks, a unos 80 kilómetros de la ciudad de Carnarvon (Australia), para disfrutar de unos días en contacto con la naturaleza. Armaron una carpa, cenaron tranquilos y cuando cayó la noche, acostaron a sus hijas para descansar. Pero a la madrugada, Jake despertó para alimentar a la más pequeña y notó que algo no estaba bien.

Cleo, su hija mayor de cuatro años, no se encontraba en su bolsa de dormir, y fue en ese momento que detectó que el cierre de la carpa estaba abierto unos 30 centímetros. El primer impulso fue revisar los alrededores, llamar su nombre y alertar a quienes se encontraban en la zona. Poco después, decidieron dar aviso a la policía.

El operativo se puso en marcha de inmediato. Se cerró el acceso al campamento, se sumaron helicópteros, drones y unidades de búsqueda. Mientras tanto, la familia atravesaba momentos de desesperación, sin noticias ni señales de su hija. Las primeras hipótesis apuntaban a que Cleo se podría haber perdido, pero pronto se descartó esa posibilidad: no llegaba a abrir la carpa por sí sola. Todo indicaba que alguien la había sacado mientras dormía.

18 días de rastreos, sospechas y cámaras

Las autoridades pusieron en marcha una investigación compleja. Se analizaron más de mil pistas, se entrevistó a 200 personas y se revisaron cámaras de seguridad de varias zonas. En paralelo, las redes sociales se llenaban de pedidos de ayuda y mensajes de apoyo. Jake, el padre, publicó: “No puedo dormir desde que desapareció. Si alguien ve algo, que avise. Solo quiero volver a ver sus ojos”.

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El secuestro de Cleo conmocionó a Australia.

El secuestro de Cleo conmocionó a Australia.

Un registro de video captado en Carnarvon reveló el movimiento sospechoso de un vehículo durante la madrugada del 16 de octubre. La investigación se enfocó en esa pista. Uno de los nombres que surgieron fue el de Terence Darrell Kelly, un hombre de 36 años sin antecedentes penales, pero con comportamientos extraños.

La clave llegó por boca de un vecino: lo había visto comprando pañales, aunque vivía solo. Esa simple observación despertó dudas en los investigadores. Se organizó una vigilancia discreta y, pocos días después, un grupo especial de la policía entró en su casa.

El milagro detrás de una puerta cerrada

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El allanamiento fue directo. Había muñecas esparcidas por toda la casa. Una sola puerta se encontraba cerrada con llave. Al forzarla, los agentes encontraron a Cleo. Estaba sentada en el suelo, jugando con muñecas, desorientada pero viva. Su rescate, después de 18 días de angustia, fue celebrado en todo el país.

Terence Kelly fue detenido en el lugar. Durante el interrogatorio, admitió que había actuado solo. No existía vínculo entre él y la familia de Cleo. Los investigadores confirmaron que mantenía una obsesión con el mundo infantil: coleccionaba muñecas, y en sus redes sociales, hablaba de una “familia” ficticia.

El caso generó conmoción en Australia. La niña fue devuelta a sus padres sin heridas visibles, aunque con la necesidad de recibir contención psicológica. Las autoridades destacaron la importancia de cada pista, incluso la más insignificante. Gracias a una observación casual, una historia que parecía perdida tuvo final feliz.

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