Hace más de cuatro décadas, el local de calle Láinez, que comanda Celina a sus 85 años y su hijo, recibe a neuquinos que venden sus pertenencias para subsistir y a otros que aprovechan las ofertas.
La crisis económica que vive el país y afecta a casi todas las clases sociales asfixió a María Laura, quien pese a tener un trabajo estable, no llega a fin de mes como muchos argentinos. Ante la compleja situación que le toca para subsistir y, tras la exorbitante suba de los alquileres, se tuvo que mudar –casi de manera obligada- al hogar de su abuela materna.
Y cómo si fuese poco, la mujer de 47 años se desprendió de algunas pertenencias para saldar cuentas pendientes y cerrar otras. Justamente fue ante esa necesidad de dinero que llegó a Segundamano, un local de compraventa (artículos del hogar, muebles, cristalería, equipos de música, entre otros) que desde la década del ’80 se ubica en la calle Láinez 233.
“Vendí un diván y la verdad estoy conforme porque recibí de inmediato el dinero, que me sirvió para completar el pago de una baulera. Y también pude vender tres bandejas –tipo desayuno- y un jarrón enchapado. Todo suma cuando tenés urgencias”, dijo María Laura. “Está todo muy difícil y no me quedó otra”, agregó.
El testimonio de la también profesora de meditación es casi similar a las de otras personas que del mismo modo deciden empeñar su objetos en su visita al local que comandan Celina Waimann, de 85 años, quien recibe al público en su comercio y se encarga de darles detalles de cada operación que se puede llegar a concretar. Su hijo Fabio es el gran respaldo que tiene esta mujer nacida en Bahía Blanca, ya que se ocupa de casi todos los frente del histórico comercio.
Enérgica, atenta a todo y compenetrada con el trabajo, Celina no se toma respiro (va de un rincón a otro ateniendo a la clientela) en los más de mil metros cuadrados que tiene el terreno, en donde se puede encontrar desde una antigua baulera, palos de golf, pasando a una bañera de hidromasaje, aberturas, hasta toparse con un mameluco de Petrex, empresa que ofrece servicios de perforación y mantenimiento de pozos de petróleo.
“Estamos con mucho trabajo. Nos llegan muchos mensajes. No nos da el tiempos a veces para atender a la gente”, expresa la dueña de Segundamano cuando comienza a entregarse al diálogo mientras acomoda unas carteras de mujer que le mostró a una dama interesada en el producto .
Su llegada a Neuquén y Tisuki
Previo a la apertura de su local, Celina se desempeñaba en Bahía Blanca en la casa de fotografías, Tisuki. Y en Noviembre del año 1972 decidió mudarse a Neuquén. “Cuando llegamos después de unos años abrimos –junto a sus hermanos- Tisuki en Neuquén. El primer local estaba ubicado en Avenida Argentina 179, cerca de la Catedral. El otro en Alcorta 68”, contó la mujer de descendencia alemana. Si bien al negocio le iban bien (muchos neuquinos de la década del ’70 y ’80 recordarán inmediatamente por ser muy conocido), en marzo del año 1982 Celina tomó la decisión de abrirse de sus socios y junto a Oscar –su marido fallecido hace seis años-comenzaron a darle vida a Segundamano.
En el inicio de la actividad, el local se ubicó sobre la calle Alcorta y luego se trasladó a su actual dirección. “En esa época no había muchos locales dedicados a la compraventa. La propiedad era solo lo que es el frente del negocio. Atrás había un patio que estaba lleno de yuyos. Con el tiempo junto a mi marido fuimos haciendo el piso –de la parte trasera- y así se fue haciendo todo por etapas”, contó Waimann. Y agregó: “El local se lo seguimos alquilando a la familia Kogan que eran dueños de Tienda El Obrero. Soy la inquilina más vieja que tienen y también la de más edad”. Dos locales que formaban parte del centro comercial de esa zona fueron Rotisería Mallorca –que ya suma más de 50 años y sigue en actividad- y la desaparecida zapatería La Ganga, además de El Viejo Almacén, que servían hasta de referencia para ubicarse en la franja del bajo neuquino.
En un principio cuando abrió sus puertas sobre Alcorta, el negocio se dedicó específicamente a la venta de herramientas, bombas de agua, maquinas cementadoras, palas, pico, piezas para carpintería, aunque luego resolvió abrir al juego y apuntar a todo tipo de mercancía.
Renovación del hogar
Fabio, quien se encarga de llevar los números y ponerle una cotización a la mercadería, sostuvo que la gente, a pesar que se acerca a vender algunos de sus bienes materiales por la crisis, hay una parte que concurre a renovar sus artículos de hogar. “Esto que pasa es un ciclo que se da siempre cada 10 años en nuestro país. Tenemos mucho trabajo pero las ganancias no son considerables”, remarcó Fabio. “Los clientes que vienen son de un rango entre 30 y 45 años. Algunos llegan porque los precios muy accesibles en relación a las casas que se dedican a distintos rubros. Y otros, que no tiene trabajo, deciden solventarse vendiendo alguna cosa”, agregó el único hijo de Celina.
Fabio, quien suele pasearse por varios minutos por el espacio del local con celular en mano atendiendo consultas sobre su stock, aseguró que de algún modo lo que sucede con su trabajo para su familia es una “montaña rusa”. “Los números pueden subir un poco o también bajar. La idea es mantener un ritmo. Nosotros somos agentes de venta y los precios son sin inflación”, reveló el encargado. Para asignarle un importe a cada artículo se toma en cuenta el precio de producto de Mercado Libre. “En los usado estamos un 30% o 40% más barato”, aseveró.
Entre las cosas más buscadas y también más vendidas, el ranking lo encabezan los muebles, sillones, televisores y algún que otro equipo de audio. También hay un pequeño segmento para la gente vintage que va en busca de tocadiscos de vieja época o algún equipo de los casi ya inexistente CD.
De acuerdo a la lista de precios de electrodomésticos que ya tienen uso, un lavarropas tiene un costo de entre 120 y 174 mil pesos. Los juegos de sillones tienen una base de 60 mil y pueden llegar a 150 mil pesos. En el caso de los tv Led, que es uno de los artefactos más solicitado, el precio va de $90 mil a $100 mil, mientras las camas de una plaza se encuentran a 35 mil. Las cocinas van desde 90 mil a 150 mil pesos.
Durante estas últimas semanas, los sofá y sillones fueron los más buscado por la gente para la compra. Y según evaluó el vendedor el apuro de la gente por buscar ese producto se da porque seguramente aumentó su costo.
Los que venden la herencia
Ante el fallecimiento de familiares de avanzada edad muchos son los herederos que optan por comunicarse con Fabio para que se acerque a realizar la cotización de los bienes que quedaron en el hogar en donde vivía esa persona que partió a otra vida.
“Hay gente que no sabe qué hacer con muchas cosas o no se las quiere dejar. Muchos hijos resuelven de forma efectiva y llegan a vender todo lo que hay en la propiedad”, indicó. Y agregó: “La mayoría de las veces de eso que pasa se da en parientes que viven en otras provincias que no quieren perder tiempo o viajar hasta Neuquén. En la mayoría de los casos los retiros de los muebles los hago a través de la inmobiliaria que ponen en venta la casa”. También destacó que el proceso de venta se da entre dos y tres meses. “Pasa a menudo que el trasporte va y vacía a la casa. Nosotros todavía tenemos mercadería que llegó en enero pasado. Y lo primero que fue saliendo fueron vajillas y muebles”, precisó.
Sobre si importa o entra la cuestión sentimental a la hora de despegarse de todo tipo elemento, el administrador de Segundamano indicó que “juega”, sin embargo acotó que no es algo que pase con mucha “frecuencia”.
“No se percibe tanto pero pasa. Un cliente hace poco cayó con una radio Tonomac en muy buen estado y funcionando. Y le aconsejé que se la dejara porque era del padre. Le dije que lo mejor era que la colgara en una repisa porque quizás se iba a arrepentir”, contó.
Los que equipan su casa
Delfina hace un par de meses arribó a Neuquén desde Santiago del Estero en busca de trabajo a la ciudad. Primero recaló en Cipolletti, pero Daniel, su pareja, le dijo que se cruzará del otro lado del charco. Ella es profesora de Informática y ya tuvo suerte, mientras el profesor de Geografía –arribó a hace tres semanas a la capital- continúa en la búsqueda. Con domicilio en Avenida Olascoaga al 600, Delfina manifestó que es la “tercera” vez que visita el local de compraventa.
“Hay precios accesibles y siempre se encuentra algo. Las cosas están en buen estado. Nos vamos armando de a poco y vengo siempre a mirar que hay”, contó la santiagueña. En esta oportunidad, la pareja analizaba adquirir una cama.
La calle Laínez tiene su arduo movimiento vehicular y peatonal. Y precisamente, el local de Celina funciona como una opción de paseo- a modo San Telmo- para los más jóvenes. ”Muchos vienen en pareja a curiosear. Se da una vuelta y hacen algunas preguntas”, contó Celina. Por otro lado, su hijo reveló un caso especial con un cliente que él mismo atendía en la época que trabajó en el mostrador de Tisuki: “Casi siempre se pega una vuelta y viene a charlar y se pone a recordar cosas. Hay como una cuestión social porque hay otra gente que también hace lo mismo y termina llevándose algo”.
La problemática económica hizo que varios comerciante bajaran sus persianas ante la fuerte inflación, algo que ni se le pasa por la cabeza a Celina y a su hijo. "El hoy está complicado para todos”, afirmó.
De todas maneras ante las adversidades y la aguda crisis existente, Celina no se queja y se pone firme al exclamar: “Acá el que no tiene trabajo es porque no quiere. Hay tanto por hacer. Tengo familiares en Bahía y en Mendoza y no se está tan bien como en Neuquén. No tenemos muchos lujos y siempre trabajamos para comer”.
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