Javier Milei y Rolando Figueroa han logrado consolidar sus gestiones y hasta el momento no han surgido candidatos con suficiente legitimidad o apoyo popular que amenacen sus figuras.
A nueve meses de las elecciones legislativas de 2025, el panorama político argentino se presenta inusual, con los oficialismos en posiciones casi incuestionables. Tanto Javier Milei a nivel nacional como Rolando Figueroa en la provincia de Neuquén han logrado consolidar sus gestiones y, hasta el momento, no han surgido candidatos con suficiente legitimidad o apoyo popular que amenacen sus figuras.
Es crucial recordar que Javier Milei no destruyó el establishment político; en cambio, llegó a la presidencia en un contexto donde este ya se encontraba despedazado y deslegitimado. El arco político tradicional, incapaz de frenar la degradación económica y social durante décadas, no logra resurgir dejando ver una falta de renovación tanto en ideas como en referentes.
Los mecanismos de Javier Milei
Milei, quien parecía no comprender del todo las dinámicas políticas, ha demostrado habilidades sorprendentes en este ámbito desarticulando cualquier posibilidad de oposición sólida tanto en la izquierda como en la derecha argentina. Esto lo ha logrado mediante dos mecanismos fundamentales.
En primer lugar, ha desactivado la oposición dentro de la centro-derecha al incorporar a figuras del ala más radical del PRO en su gabinete como Patricia Bullrich y Luis Petri, quienes ocupan los ministerios de Seguridad y Defensa respectivamente. Además, los pactos con Mauricio Macri le han proporcionado el apoyo legislativo necesario para evitar derrotas fatales en el Congreso y para lograr alunas victorias interesantes como la de la incorporación de la boleta única de papel.
En segundo lugar, ha elevado a Cristina Kirchner como su principal rival convirtiéndola en el punto focal de su estrategia. En términos sencillos, "la subieron al ring" porque saben que ella divide al peronismo. La única condición para negociar con ella siempre ha sido la de rendirse ante su figura y no todos están dispuestos a ese sacrificio.
El kirchnerismo, en su declive, ha visto cómo su poder territorial se reduce drásticamente, incluso perdiendo el control sobre su principal referente, Axel Kicillof, el gobernador de Buenos Aires. Así, Cristina ya no representa una amenaza electoral; al contrario, se convierte en una oportunidad para Milei, quien puede capitalizar el rechazo hacia ella.
El resto del peronismo, que no se rinde ante el kirchnerismo, no ha logrado articular una opción electoral viable, fragmentando aún más al ala centro-izquierda y dejando a Milei sin adversarios significativos.
De este modo, Javier Milei ha conseguido dividir a la oposición abriendo la puerta a una victoria abrumadora en 2025 que le permitiría un control absoluto del Congreso nacional.
Neuquén: un enfoque de unidad
En Neuquén el fenómeno es diferente. Allí no hay oposición formal al oficialismo, pero no por la fragmentación de actores políticos como sucede a nivel nacional, sino por su incorporación en los planes de gobierno. El espacio político de Comunidad se comporta como un partido “atrapa todo”, que tracciona fuerzas políticas de izquierda y derecha hacia su centro.
En 2023, Figueroa logró componer una alianza con referentes del radicalismo, el PRO, el peronismo e incluso libertarios con el objetivo de desplazar al Movimiento Popular Neuquino del poder provincial. Una vez alcanzado ese objetivo, Figueroa ha sabido mantener la alianza al interior de su gestión.
La principal fuerza política que podría rivalizar con Figueroa, Movimiento Popular Neuquino, que ostenta tener casi 100 mil afiliados en sus filas, se ha rendido ante los pies de Figueroa, simplemente porque comparten el mismo espectro ideológico, pero sobre todo porque al haberse convertido el MPN en un partido-Estado totalmente dependiente de los recursos y los cargos públicos, no tiene incentivos para rivalizar con Figueroa. Y si los tiene, para sobrevivir en el poder a través de él.
La estrategia elegida por el gobierno neuquino es bien clara: priorizar la gestión y la “neuquinidad”.
Con los posibles rivales neutralizados, solo queda satisfacer las expectativas de la ciudadanía a través de una gestión efectiva de los recursos del estado de bienestar asegurando el inicio de las clases sin conflictos en marzo de 2025 y reactivando la obra pública con proyectos emblemáticos.
La neuquinidad también será un distintivo al que se apelará para convencer al electorado apelando al federalismo, a la defensa de Vaca Muerta y a la independencia de las decisiones respecto del gobierno nacional. En esta línea, se aprovechará cualquier síntoma de amenaza externa para potenciar los sentimientos de defensa provincial, tal como ha sucedido con el anuncio de la posible venta del Parque Jaime de Nevares, que rápidamente inició una corriente simbólica de neuquinidad el pasado fin de semana.
Se espera que estas estrategias generen buena adhesión del electorado para las legislativas del 2025 otorgando a Rolando Figueroa una importante representación en el Congreso Nacional que aún no tiene y que necesita, pero, sobre todo, como señal de aprobación de la ciudadanía de cara a las elecciones a Gobernador en el 2027.
Claro está, los oficialismos provincial y nacional exhiben gran cintura política gracias a que la economía los favorece. De lo contrario, las mismas estrategias en un contexto económico desfavorable, seguramente fracasarían. La inflación parece haber frenado exitosamente, la actividad económica ya muestra señales concretas de recuperación y Vaca Muerta bombea generosa prosperidad directo a las arcas públicas.
Al final de cuentas, el votante suele opinar con el corazón, pero vota con la billetera.
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