Nicolás Mendoza tenía una sólida carrera musical pero tuvo que dejar la guitarra por un tiempo. Se refugió en la ilustración y hoy presta sus trazos a las historias neuquinas.
Como si una fuerza del destino ya lo hubiera orquestado desde antes, Nicolás Mendoza encontró en la ilustración no sólo un hobby infantil o una terapia para recuperarse de una lesión; también halló un medio de vida. Hoy, se dedica de lleno a su pasión por el dibujo con un abanico de proyectos que incluye el primer mapa ilustrado de la ciudad de Neuquén: una lámina para descubrir sitios perdidos, recuperar la historia ciudadana y forjar aún más la identidad neuquina.
En una infancia con menos estímulos que los de hoy, Nicolás se alió con la tinta y el grafito con el único fin de no aburrirse "Como soy hijo único, me entretenía mucho solo dibujando, tampoco había Internet y no teníamos tanto acceso al cable", relató sobre sus inicios en la ilustración. A fuerza de horas de lápices y acuarelas, generó una buena dosis de conocimiento autodidacta que pensó dejar siempre como una herramienta de ocio, sin imaginar que un giro de la suerte convertiría ese pasatiempo en su principal actividad.
"Yo nací zurdo, pero me lo corrigieron en la escuela, y empecé a hacer todo con la mano derecha", dijo sobre sus inicios en la ilustración. Después de terminar el colegio en Neuquén, se mudó a Buenos Aires para seguir la carrera de Relaciones Internacionales y encaró un proyecto vinculado a la música. Su carrera musical se ponía cada vez más seria, pero una lesión en el codo durante un partido del fútbol lo alejó de la guitarra y lo desafió a pensar otras alternativas.
"Estuve un tiempo largo sin tocar, y para satisfacer esa curiosidad cultural, además de estudiar y ver películas, me puse otra vez a dibujar", dijo el artista, que encontró una terapia en el uso de su mano derecha, mientras se esforzaba por aprender de cero a tocar la guitarra pero, esta vez, como zurdo y no como diestro. "No pude seguir con la guitarra y seguí mi trabajo en un hotel, ahí fue que me propusieron publicar una tira en una publicación que hacía la Universidad de Belgrano, donde yo estudié, que tenía una tirada de 3 mil ejemplares", contó.
Quizás fue el hecho de ver sus trazos impresos en serie lo que lo motivó a pensar en el dibujo como una alternativa viable para trabajar y no sólo como un pasatiempo. Y así, en un discurrir espontáneo, se convirtió en ilustrador. Hoy, Nicolás plasma sus trazos en libros, mapas y hasta videojuegos, y ya comenzó a dar pasos firmes en el universo de la ilustración digital.
"Siempre usé tinta o acuarelas sobre papel, pero hace un tiempo me compré una tableta gráfica y empecé a probar con lo digital", recordó en diálogo con LMNeuquén. Como aún escasean los talentos en ese espacio, las propuestas de trabajo surgieron con rapidez. "Aparecieron desafíos y yo decía que sí a todo, sin tener tanta experiencia, porque necesitaba aprender", expresó.
Nicolás se convirtió en cartógrafo digital por una oferta aleatoria de un negocio de Buenos Aires. "Es un local multimarcas de equipaje que tiene 11 sucursales en Buenos Aires y otras en Córdoba, y me propusieron hacer un mapa ilustrado para localizar cada negocio de la firma", dijo y agregó que, así, se puso a ilustrar el microcentro porteño, señalando el Obelisco o la antigua tienda Harrods, para marcar referencias entre los clientes. Hizo lo mismo en Córdoba, con los hitos urbanos que le señalaron desde la empresa.
"Eso era algo más sencillo, una lámina de A3 con pocas referencias y trazos más simples", dijo sobre el puntapié que dio antes de crear el mapa digital de la ciudad de Neuquén y que le representó una especie de curso intensivo de ilustración digital para mejorar su formato de dibujo. "Lo de Neuquén tiene otro condimento, además, porque soy de acá", expresó.
A partir del contacto de la editorial Mil Mundos, de Buenos Aires, apareció la propuesta de dibujar un mapa interactivo de Neuquén y así completar una colección de planos urbanos para colorear que ya tienen de la capital y de otras ciudades como Rosario, Ushuaia o Comodoro Rivadavia. "Primero hicimos una investigación y a partir de ahí una lluvia de ideas con los principales 50 hitos que queríamos mostrar de la ciudad", expresó Nicolás.
Si bien el mapa no cumple con requisitos cartográficos y es más una ilustración con aspectos lúdicos y trazos abstractos que se adaptan al ojo infantil, lo cierto es que las referencias sí están ubicadas de acuerdo a la localización geográfica y buscan marcar los principales puntos que hacen a la identidad de una ciudad. "Definimos los ejes culturales, históricos, educativos y turísticos, y así armamos una estructura de ciudad", explicó.
Además de esa maqueta de ciudad, que se trepa hacia la barda y se enmarca por los ríos, Nicolás y el resto del equipo pensaron los hitos principales de la ciudad, como el Paseo Costero, la Plaza de las Banderas o el Monumento a San Martín, con otros monumentos salpicados de Plottier y Cipolletti que forman el área de la Confluencia. "Además de los edificios clásicos, quise agregar algunos detalles escondidos que sólo los neuquinos conocemos", dijo y mencionó el viejo surtidor de nafta que aún permanece en la calle San Martín como uno de esos tesoros que quiso agregar.
Sumaron escuelas, clubes deportivos y los principales museos de la ciudad, pero también agregaron otros detalles menos conocidos, para invitar a los niños no sólo a colorear sino también a preguntar sobre la historia y los datos curiosos de Neuquén. "Agregamos sitios arqueológicos y también las viviendas montura, que se hicieron después de una gran inundación para reconstruir viviendas con un sistema más barato", contó el dibujante y agregó: "Una vez que estuvo impreso me di cuenta de que me había olvidado de la tranquera de Neuquén que todavía está y es la que separa al Alto del Bajo".
Para Nicolás, lo más rico de este mapa es que funciona como un gatillo para disparar la curiosidad y la interacción. Y tiene pruebas: durante la presentación de su dibujo en la Feria Internacional del Libro de Neuquén, se acercaron muchos niños a jugar, a intervenir cada monumento con sus propios colores o a preguntar de dónde venía cada hito y qué significado tenía para la ciudad.
"Neuquén recibe gente nueva todo el tiempo, muchos que no conocen la historia de la ciudad y la vas descubriendo con este tipo de propuestas", dijo y contó que en la feria se acercaron algunos vecinos de origen venezolano que identificaban algunos puntos más populares de la capital provincial, como el Paseo de la Costa, y hasta lograban localizar su casa, pero consultaban por las historias más antiguas respecto a los orígenes de Neuquén. "Otros neuquinos de toda la vida me pidieron que les firme el mapa pero no para colorear, sino para enmarcarlo", contó.
La respuesta a su ilustración lo convenció de la importancia de rescatar la identidad local con una propuesta lúdica pero que no perdiera rigurosidad. Detrás de cada monumento elegido hay investigación pero, sobre todo, un duro proceso de selección por aquellos hitos que quedan afuera. "Me dieron total libertad para explorar y proponer, pero en algún momento hay que hacer un corte para que no quede con demasiada información", indicó. "También acepté sugerencias de lo que proponían las chicas de la editorial, que justo quisieron sumar una plaza a la que yo iba de chiquito", agregó entre risas.
Aunque el ilustrador se adapta a las demandas de sus clientes y también crea con su trazo personajes imaginarios de mundos imposibles, hay algo de la localía que lo ata más a ciertos proyectos. Por eso, después de ver el mapa de su ciudad natal en una gran lámina para llenar de colores, se propuso avanzar también con otras ilustraciones que levanten bien en alto la bandera del Lanín y la araucaria. Así, se ocupó de dibujar a Carmen Funes para un videojuego sobre la historia de Plaza Huincul y ya diagramó una investigación asistida por paleontólogos de renombre para ilustrar a los dinosaurios de la zona.
Tras una carrera llena de desafíos y pruebas en distintos rubros, logró aunar su pasión de la infancia con las necesidades de un mercado que se desafía con la aparición de redes sociales, la multiplicación del contenido en línea y la masificación del uso de la inteligencia artificial. En este ambiente plagado de cambios, Nicolás busca mantenerse firme a su esencia y así, a pasos firmes, avanza en el mundo de la ilustración digital sin perder el amor por sus raíces.
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