Luis Hamada y Leonel Cortes fueron la primera pareja gay que adoptó en Neuquén. Una historia de amor y fortaleza para este Día del Padre y todos los días.
Luis Alberto Hamada tiene 48 años, es técnico en administración, viudo y papá de dos adolescentes. Sus días pasan rápido entre mucho trabajo, acompañar a sus hijos a las actividades deportivas, llevarlos a las visitas médicas, y también estar atento a sus tareas de la escuela y la universidad. Con el pasar de los años y de los golpes de la vida sus objetivos son claros: disfrutar cada momento la felicidad de sus hijos.
Este hombre siempre quiso ser padre, era algo que anhelaba incluso desde antes de estar en pareja. Cuando conoció al que fue su compañero, Leonel Cortez, esas ganas se vieron multiplicadas y cuando se modificó el Código Civil no dudaron en anotarse al registro de adopción para esperar la gran noticia de que se iban a convertir en padres.
La espera para esta pareja no fue larga, o por lo menos no tan larga como lo que les habían dicho. Fueron tres años los que aguardaron por tener a su primer hijo. Pero hubo algo que aceleró ese proceso y fue que Luis y Leonel aclararon que no era un impedimento para ellos que la criatura tuviera algún problema de salud, ni tampoco su edad.
"Está como el mito de que es muy complejo, de que nunca te van a dar un chico, y en nuestro caso fue bastante simple", contó Hamada a LMNeuquén, quien además precisó que su hijo tenía un retraso madurativo cognitivo leve, un retraso en el aprendizaje y que hoy su cuadro está evolucionado y logró su independencia.
Así apareció más rápido en sus vidas Nazareno Jonathan. Cuando llegó al seno de esta familia tenía 7 años. "Fue todo muy mágico, fue amor a primera vista", contó Hamada aún con emoción en sus palabras.
Aquella tarde en que se conocieron la conexión fue increíble y el inicio de una relación armoniosa y amorosa. No hubo inconvenientes, todo fue apoyo, amor y dedicación, tanto por parte de Luis, como de Leonel. A los dos días de llegado este niño a su casa le dijo papá a Luis y ambos padres murieron de amor.
"Fue hermoso y caótico la vez, nosotros éramos dos solos y de repente apareció otra personita, cuando lo adoptamos mi pareja tuvo la primera licencia homoparental por seis meses", recordó este papá, quien además fue parte de la primera pareja gay en adoptar en Neuquén. A través de este caso se implementó en la provincia la licencia igualitaria para padres o madres por adopción.
Pasaron los años de a tres, y estos papás se volvieron a anotar en el registro de adopción a la espera de que Nazareno tenga una hermana. Y aunque parecía que él se convertiría en hermano mayor lo que pasó fue que se convirtió en hermano menor. La pareja adoptó a Mona Ámbar, la niña tenía 13 años y Nazareno iba por los 10.
La nueva integrante de esta familia se adaptó sin problemas, el amor y la alegría giró siempre entre los cuatro. "Creo que hay mucho mito con algunas cuestiones en cuanto a la adopción, y a los problemas que puedan enfrentar los niños por su pasado. Hay casos difíciles donde los chicos no se adaptan porque no quieren mejorar su vida, pero en el caso de mi familia, no se si tuve suerte o laburé para eso, quiero pensar que es lo segundo, ellos optaron por tener una mejor vida los dos, tanto Nazareno como Mona", contó con orgullo este papá.
"Fue difícil de asumir para Naza que no era el hermano mayor, pero igual entre risas siempre dice que es mayor porque él fue el primero", confesó el papá, quien contó además que ahora ambos están en plena adolescencia y se pelean bastante.
Despedida de un papá
El año pasado un virus atacó a los riñones de Leonel y en seis meses le arrebató la vida. Para Luis y sus hijos fue un golpe muy duro, pero este hombre no tuvo tiempo de entristecer, de repente sumó a todas sus responsabilidades sobre sus hijos las que llevaba adelante su pareja y siguió.
A este súper papá le toca levantarse a las 6 de la mañana, prepararles el desayuno y también el almuerzo. Deja organizado los movimientos de sus hijos de toda la jornada. Se va a trabajar y desde allá también sigue de cerca los horarios de ellos. Se ocupa de acompañarlos a sus terapias, a hacerse los chequeos médicos, y como en algunas actividades ya se manejan solos, le toca esperarlos, aunque admitió que con un poco de nervios.
Nazareno tiene 18 años, va a la secundaria y ya espera el viaje de egresados a Camboriú que realizará el año que viene. Mona tiene 20 años y estudia la licenciatura en Artes Visuales en la Universidad de Río Negro y también practica danzas urbanas.
"Con la partida de mi pareja crecieron un montón, están re adultos. Fue muy doloroso, cada cual a su forma, Nazareno es más tímido y Mona es más demostrativa, pero igual ambos son bastantes cerrados, tuvieron una vida difícil y con el único que lloran es conmigo", compartió.
Para Luis también fue difícil la partida de Leonel, desde hace 9 meses hace terapia y se apoya en la familia de su pareja. Para este domingo, del Día del Padre, tienen planificado ir al cementerio a saludar al otro papá y luego almorzar con los padres de Leonel. Pero esta jornada no es para ellos un día especial, sino que un domingo más.
"Trato de ser mejor padre todos los días, después lo que logre hacer es otro tema. Trato de ser una persona cercana a mis hijos, no quiero tener esa lejanía de algunos padres que por cuestiones de trabajo o ambiciones o de lo que fuese aspiran muchas cosas", aseguró Luis, quien también contó que luego del fallecimiento de su marido y luego el de su hermana sintió que "no es tan importante lo que vas persiguiendo en la vida sino el momento con tus hijos y tus seres queridos y después ya no hay más nada".
Los hijos de Luis son muy cariñosos con él, los chicos que pasaron un proceso de adopción tienen las cosas más claras que otros chicos, aseguró. "Ellos quieren tener una familia, tener alguien que los quiera, que estén pendientes de ellos, valoran mucho más tener una persona que se preocupa por ellos", afirmó.
"Ahora están más grandes, es otra etapa que me costó, cuando recién falleció mi pareja seguía pensando que eran chiquitos, y me costó adaptarme a que están grandes y que pueden manejar cosas que cuando recién llegaron no", describió.
Luis aseguró que nunca sintió discriminación hacia él, su pareja o sus hijos. Incluso contó que en la escuela muchas veces los tomaron como ejemplo de cómo una familia debía tratar a sus hijos. "Dedicamos tiempo, plata, algunas personas dan por sentadas algunas cosas, pero hay que trabajar todos los días para ser un buen papá", aseguró Luis, y aclaró que no ve que haya alguna diferencia entre él y un papá heterosexual.
Para esté papá es importante romper con la estructura del Día del Padre porque para él todos los domingos son el día de la familia. "Festejamos el Día de la Familia, sí mis hijos me hacen regalos, preparan dibujos, pero en realidad es el día de todos, el nexo que nos une es la familia", compartió.
"Me di cuenta a través de la experiencia que quiero disfrutar más de mis hijos, de mi familia, trabajamos muchísimo para que a ellos no les faltara nada, pero una de las cosas que quiero es poder estar tranquilo con la felicidad de ellos y enseñarles que busquen más la felicidad que lo material", refelxionó Luis.
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