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La Mañana

Y la mona no tenía hambre

En las redes sociales todos opinan de todo. De religión, de política, de arte, de farándula. Todos de todo, aunque muchas veces no saben si el hecho que generó esa opinión haya sido real o si fue algo falso, distorsionado a propósito, o si fue producto del viejo pero siempre vigente experimento del teléfono descompuesto.

El video de una mona en cautiverio con un dedo lastimado se hizo viral en cuestión de minutos. El animal se encuentra en la reserva faunística Luan, cuyos propietarios hace años rescatan animales salvajes que están heridos o son entregados por sus dueños porque no los pueden mantener.

Lo cierto es que el video mostraba a una mona lamiéndose un dedo que estaba cortado, acompañado por una grave denuncia: en la reserva mencionada los animales tenían tanta hambre que algunos –como ese primate– se masticaban los dedos para alimentarse.

Las críticas a los encargados de la reserva llegaron de manera inmediata. Tal fue la bronca que se acumuló que un grupo de conservacionistas fue hasta el lugar e insultó a quienes supuestamente estaban matando de hambre a los animales.

Los encargados de ese pequeño refugio tuvieron que aclarar públicamente que la mona había sufrido el ataque de otro primate, que estaba bajo tratamiento veterinario y que en pocos días le operarían el dedo. Pero, para cuando llegó la explicación, ya los habían insultado de arriba a abajo.

Poco antes de morir, el genial filósofo italiano Umberto Eco se despachó con todo cuando le preguntaron por las redes sociales y los contenidos de internet: “Hace un tiempo se podía saber la fuente de las noticias. Con internet hoy no sabes quién está hablando y si es verdad o es mentira lo que allí se dice”, opinó.

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