Trastorno afectivo estacional: cuáles son los síntomas
Este trastorno aparece en otoño y se va al final del invierno. Conocé cómo identificarlo y combatirlo.
Llegó el invierno. Nos guste o no, seamos "banda del verano" o "banda del invierno", llegó. El momento más frío del año ya está entre nosotros, y tenemos que entender que más allá del clima, también nos afecta en otros sentidos. Por ejemplo, desde el ámbito de la psicología, donde podemos sufrir un trastorno que todos conocemos pero no siempre identificamos.
No es solo "un bajón". Hay una realidad: las características del invierno nos vuelven propensos a sufrir un trastorno afectivo estacional, y esto es un hecho. Por eso, es importante repasar cómo podemos identificar los síntomas de este trastorno y, sobre todo, cómo podemos combatirlo.
Marisol Barreiro, neuropsicóloga del Sanatorio San Gabriel (MN 45683 | MP 73453), explica que el invierno puede afectarnos en la vida cotidiana no solo por el clima en sí mismo, sino también porque "retrasa el metabolismo y, por lo tanto, tiende a bajar la energía".
Otra de las consecuencias tiene que ver con la falta de luz solar, que provoca falta de vitamina D por la escasa exposición al sol.
La falta de sol también genera que, muchas veces, resignemos actividades que nos hacen bien, sean físicas o sociales. "Por lo general, las personas dejan de lado las actividades físicas, cambian la dieta nutricional (realizando un incremento de los carbohidratos) y se observa una tendencia al aislamiento social", desliza Barreiro.
La neuropsicóloga afirma también que "existen diferentes tipos de depresiones o estados de melancolía. Una de ellas, es el trastorno afectivo estacional". Este trastorno comienza y finaliza aproximadamente en la misma época cada año, es decir, los síntomas comienzan en otoño y continúan durante los meses de invierno y, durante este período, se observa menor energía y cambios en los estados de ánimo.
¿Cuáles son los síntomas del trastorno afectivo estacional?
Hay numerosos síntomas. Entre los principales, podemos identificar el hecho de sentirse apático, triste o decaído gran parte del día, e incluso casi todos los días. Lo mismo cuando perdemos el interés en actividades que solíamos disfrutar.
Tener poca energía y sentirse aletargado es otro de los síntomas, que incluso nos puede llevar a dormir demasiado. También podemos sentir antojos por consumir carbohidratos, comer en exceso y subir de peso.
Además, podemos tener dificultad para concentrarnos; y también sentirnos desesperanzados, inútiles o tener sentimientos de culpa.
Si bien se desconoce la causa específica del trastorno afectivo estacional, hay varios factores potenciales. Por ejemplo, el reloj biológico (o los ritmos circadianos). Es que la reducción de los niveles de luz solar en otoño e invierno puede provocar la alteración del reloj interno del cuerpo y provocar una sensación de depresión.
Otro factor pueden ser los niveles de serotonina. La reducción de la luz solar puede provocar una caída en los niveles de serotonina y esto, a su vez, puede provocar depresión. La serotonina es una sustancia química cerebral (neurotrasmisor) que afecta el estado de ánimo.
Lo mismo ocurre con los niveles de melatonina. El cambio de estación puede alterar el equilibrio de los niveles de melatonina del cuerpo, una sustancia que interviene en los patrones de sueño y en el estado de ánimo.
¿Se puede combatir?
Según la neuropsicóloga, "el tratamiento del trastorno afectivo estacional es fundamental para tener una mejor calidad de vida durante el invierno". Para ello, se recomienda acudir a un especialista, realizar terapia lumínica (fototerapia), psicoterapia y medicamentos (sólo bajo indicación de un psiquiatra).
A su vez, "pueden impulsarse cambios en el estilo de vida que favorezcan a paliar el trastorno, tales como procurar que los ambientes del hogar sean más luminosos, abrir las ventanas, sentarse cerca de las ventanas que reciban más luz, exponerse al sol 20 minutos diarios, salir a pasear a parques cercanos y recordar que incluso en días fríos o nublados, la luz exterior puede ayudar", explica.
Por último, Barreiro marcó que "es aconsejable hacer ejercicio con regularidad, ya que la actividad física ayuda a aliviar el estrés y la ansiedad; y descansar bien y mantener patrones de sueño estables".
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