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La Mañana zona oeste

Desarticulan red de venta clandestina de alcohol

Hay vínculos entre un municipal, un policía y un judicial.

Guillermo Elía

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Descubren una trama de corrupción que no tiene desperdicio. Un vendedor de alcohol clandestino, un municipal contratado, otro judicial y un policía. Todos son eslabones de una pequeña red que, con mucho esfuerzo, logró desmontar la Fiscalía de Asignación de Casos en conjunto con el Departamento de Delitos.

La historia arranca en la despensa Elena, ubicada en calle Belgrano al 2300, donde un comerciante inescrupuloso vendía alcohol a menores en horas de la madrugada. El comercio ya tenía varias infracciones de la Dirección General de Inspección y Control del municipio, pero nunca lo podían atrapar in fraganti.

Fue así que se reunieron con el fiscal Diego Azcarate que, entendiendo la situación, convocó al Departamento de Delitos. Los trabajos les permitieron filmar durante varias noches la actividad del local, donde se observó a pibes comprando cerveza de madrugada.

Los pesquisas se desorientaron porque, a pesar de tomar todos los recaudos, cuando cayeron al almacén para allanarlo no encontraron ni una sola gota de alcohol.

Los investigadores y el fiscal no dudaron en que había una filtración, un topo, por lo que se dispuso interferir el celular del comerciante y entonces ¡eureka!

“Fue un trabajo complejo que llevó adelante de forma muy profesional el Departamento de Delitos, que reunió pruebas clave que dejaron expuestos los vínculos y el accionar”. Diego Azcarate Fiscal de Asignación de Casos a cargo de la investigación

La red

Así funcionaba esta pequeña red de corrupción. Cuando se comenzaba a gestionar la orden de allanamiento, un municipal de 43 años –contratado– que trabaja en el Tribunal de Falta 1 se comunicaba con el comerciante y lo ponía al tanto de lo que sucedía con lujo de detalles.

Esto le permitía al almacenero mover las bebidas por una parte interna del predio hacia otra vivienda lindante que hacía las veces de depósito. Es por eso que no le encontraban el alcohol.

Pero la ayuda no era sólo de parte del municipal. Cuando los inspectores municipales se dirigían orden en mano a solicitar apoyo a la Comisaría Tercera, un cabo se comunicaba por celular con el almacenero para alertarlo del procedimiento y le daba tiempo para hacer la maniobra, demorando lo que más podía la salida al local. Todo esto quedó registrado en las escuchas.

Pero por más extravagante que suene, hay más. Ni bien arrancaba el allanamiento, el comerciante se comunicaba con un familiar, que es empleado del Poder judicial, quien de inmediato se dirigía hasta el negocio para asesorarlo y bloquear el procedimiento o al menos entorpecer el trabajo de los inspectores.

20 días de escuchas Son los que tiene relevados la fiscalía de Asignación de Casos. En las escuchas quedan claros los vínculos entre el comerciante, el municipal contratado, el familiar que es un judicial y el cabo de la Comisaría Tercera.

Día clave

Con todo el accionar cotejado, ayer el fiscal Azcarate ordenó la demora del municipal al momento en que estaba por ingresar a su lugar de trabajo, lo que llamó la atención del resto de los empleados.

Al hombre lo requisaron y le secuestraron el celular con el que se comunicaba con el comerciante, por lo que ahora la fiscalía deberá solicitar la apertura del móvil.

El delito por el que quedó bajo la lupa es incumplimiento en los deberes de funcionario público, y hasta podría incluirse el peculado.

Además, Ascarate va a derivar las escuchas a la Dirección de Asuntos Internos para que la Policía avance sobre la situación del cabo de la Tercera involucrado en la maniobra ilegal.

Evidencia clave

Las escuchas develan la trama de corrupción

El audaz trabajo de los pesquisas del Departamento de Delitos permitió obtener el número de celular del comerciante de calle Belgrano y de inmediato la fiscalía solicitó la intervención telefónica.

Los diálogos durante el mes de junio son desopilantes. En una de las comunicaciones, el comerciante le dice al municipal: “Ahí te cargue 100 pesos en el celular para que me puedas llamar y mantenerme al tanto”. En otra ocasión, a modo de agradecimiento, le comenta: “Te tengo alcohol para darte para que te lleves”. Lo que demuestra que había una compensación por sus servicios.

Por su parte, el municipal le avisa del procedimiento: “Ahí le están llevando un pedido de allanamiento para que firme la jueza (Gabriela) Del Campo, así que preparate porque seguro mañana te caen”.

En tanto, el cabo de la Comisaría Tercera involucrado en una de las escuchas, previo a una allanamiento, le dice al comerciante: “Ojo que ahí te vamos a caer en un rato. Yo voy a demorar lo más que pueda la salida, pero apurate”.

En ningún momento se nota el menor intento de cuidar las conversaciones, salvo cuando el municipal le pide al comerciante: “Agendame con otro nombre así no quedo pegado”.

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