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La Mañana Vinos

Doce vinos para brindar con cada mamá en su día

Regalar o compartir vinos es un plan perfecto para este domingo festivo. A continuación, algunos recomendados para cada madre.

POR JOAQUIN HIDALGO / Especial

Para algunos, el Día de la Madre es fácil: compran cualquier chuchería o algo que la agasajada haya pedido y listo. Para otros, el regalo es un poco más complejo, como las relaciones entre madres e hijos. Es en estos casos en que una botella de vino –salvo en aquellos de consumada abstinencia– funciona mejor que ninguna otra cosa para regalarle a mamá en su día.

Razones hay muchas, pero tres son fundamentales. Una, ninguna madre se rehusará a brindar con sus hijos –incluso en los casos en los que no hay nada de qué hablar–. Dos, ningún hijo en plan de visita podrá caer con las manos vacías a la comida. Tres, pocas cosas son más gratas de compartir que una rica botella de buen vino en la intimidad del hogar.

Así, en plan de chocar las copas, hay algunas sugerencias para quedar bien. La clave esta en elegir bien el vino, siguiendo un criterio muy sencillo según el tipo de madre.

Madres frugales. A una madre de este tipo se la reconoce fácilmente: es aquella que en una comida pica un poco de cada sabor y prefiere degustar a atragantarse con los bocados. Es la clásica persona que, aún habiendo comida en el resto de los platos, da por terminada la ingesta con un sorbito de vino, sino agua. Una madre así puede disfrutar del vino, pero nunca será una bacanal. ¿Entonces?

La botella perfecta para ellas es una que cueste algún dinero, que sea deliciosa y que agasaje ya desde la marca, indistintamente del varietal o la región. No puede fallar, con el plus de que al final será uno quien se termine la botella. En esa línea, buenos ejemplos son Rutini Merlot (2015, $600), Luigi Bosca Gala III (2015, $850) y D.V. Catena Cabernet-Malbec (2015, $580).

Madres gourmet. Hay otro tipo de madres que, en cambio, sí disfrutan de comer y beber rico. Son el tipo de personas que aun en su día habrán preparado un plato especial, alguno incluso de los que marcaron nuestra infancia, como un goulash, una lasaña casera o una bondiola largamente braseada. No es que trabajó para ello, sino que le gusta cocinar y lo hizo a placer.

A una madre así hay que obsequiarle algunos vinos que la sorprendan. Tintos o blancos que ofrezcan una pizca de novedad, que no haya probado y que al mismo tiempo establezca un guiño de complicidad. Buenos ejemplos para ello son los pinot noir Trivento Black Edition (2017, $550), Catalpa (2017, $520), Saurus Barrel Fermented (2016, $550) y el raro Pintom Vino de Frío (2017, $600).

Madres postreras. Son las más fáciles de regalar e identificar, porque todos sabemos que, tanto en los restaurantes como en las comidas de hogar, elige qué come y qué no en función del postre que, ya sabe, tomará. Por ejemplo, compra frutillas para hacer con crema y prefiere comer un pescadito al vapor para reservarse el espacio; o bien en el restaurante parte por la parte de atrás de la carta antes de definir qué plato pedirá.

Este tipo de madres son las que adoran los vinos dulces. En particular los tardíos y dulces naturales bien hechos, que ofrecen un perfil de damascos y flores, miel y un paladar de rica frescura golosa. Son perfectos para acompañar un bocadito de chocolate o bien las frutillas. Así resultan Terrazas Petit Manseng (2015, $375), Laborum Torrontés de Otoño (2016, $465) y Santa Julia Chenin Dulce Natural (2017, $170).

Madres rapiditas. Claramente el adjetivo no alude a un tema de velocidad en nada. Más bien al tipo de madres a las que la comida no les representa más que un trámite que hay que cumplir para con los niños y de las que atesoramos recuerdos gastronómicos como la salchicha al chorro (de agua caliente), el arroz recalentado con milanesas de soja y las hamburguesas de los martes y los sábados, o todo junto montado en una rapidita. Nada que juzgar. Pero tratándose de su día, lo mejor es olvidarse del asunto y apuntar a un detalle precioso: un buen blanco, delicado, bastará para ponerle sabor a su sencillez.

Buenos ejemplos ofrece nuestro país en chardonnay, como Cadus Appellation Valle de Uco (2016, $560), Andeluna 1300 (2017, $310) y Salentein Reserve (2016, $345).

--> ¿Por qué el día?

La fecha tal y como la conocemos hoy tiene una historia reciente, cuando en 1912 el congreso de Estados Unidos aceptó instaurar el Día de la Madre siguiendo la propuesta de Ann Jarvis en 1905, que recogía a su vez la de Julia Ward Howe de 1972. La celebración, sin embargo, tiene raíces en la antigua Grecia. Lo curioso es que mientras que en la mayor parte del mundo se celebra en mayo, en nuestro país es el tercer domingo de octubre.

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