El exótico destino que eligió Donato de Santis para irse junto a su hija de vacaciones
Acompañado por Francesca, el jurado de Masterchef hizo un largo recorrido para cumplir con un postergado sueño.
Haciendo un alto en sus múltiples ocupaciones, Donato de Santis viajó junto a su hija menor a cumplir su sueño de conocer un exótico país, por un motivo más religioso que turístico. El reconocido chef se tomó unos merecidos días de descanso y emprendió una aventura inolvidable junto a Francesca, su hija menor.
Padre e hija se embarcaron en una travesía a Japón, destino que siempre soñaron conocer, y comparten su apasionante experiencia en el continente asiático a través de las redes sociales. La joven influencer, de 18 años, acumula miles de seguidores en TikTok, donde es reconocida por sus videoblogs de viajes y anécdotas. Allí, la adolescente muestra lo mejor de sus vacaciones junto al querido jurado de MasterChef.
Desde que abordaron el avión, Francesca realizó a través de las redes un pormenorizado reporte de cada una de las escalas intermedias, reflejándolas en imágenes: desde los modernos y tecnológicos baños de las estaciones de servicio hasta sus lugares de hospedaje, pasando por las excursiones y las comidas típicas que degustaron.
Acompañando una foto de Donato después de comprar unos inciensos, la joven reveló el motivo de visita a Japón: "Mi papá es budista de toda la vida. Por eso vinimos". Una faceta desconocida del querido Tano, que nunca había hablado públicamente sobre la religión que profesa.
En otro momento de su videoblog, Francesca De Santis compartió una foto del interior del baño de una estación de servicio en Japón, que parecía tomada en un hotel importante y no en una gasolinera. El contraste con Argentina, al menos en ese rubro, es notable.
La joven exhibió también algunas excursiones que realizó junto a su padre, demostrando de paso su sentido del humor. “Hicimos una peregrinación al altar más importante… No me acuerdo el nombre, no quiero inventar”, acotó divertida.
La hija de Donato compartió también una imagen del típico plato japonés que almorzó con él. En la imagen se nota la ausencia de cubiertos, ya que sólo se veían dos palitos en cada una de las abundantes bandejas. Debemos suponer que el sabor de los alimentos estuvo a la altura del exigente paladar del chef, ya que no hubo comentarios de la joven sobre ese punto.
Y sin duda una de las imágenes más sorprendentes fue la de la habitación oriental que Francesca compartió con su padre. El cuarto es de una austeridad asombrosa: sin muebles de ningún tipo, estantes empotrados en la pared, un pequeño perchero y paredes totalmente despojadas, sin un solo cuadro. Sobre el piso, dos colchonetas muy delgadas y un par de módicas frazadas.
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