En medio del encierro por el COVID, Benjamín Moll volvió a ponerse el traje del Mago Losina para entretener al pequeño Juanba. Hoy forman dupla y sus shows son aclamados por sus conocidos.
El encierro por la pandemia de coronavirus llegó con una grata sorpresa para el ingeniero Benjamín Moll. En medio de la preocupación, la incertidumbre y también el aburrimiento que generó el aislamiento, el cipoleño desempolvó su casi olvidado traje de Mago Losina, ese que calzó años atrás cuando despuntaba su faceta artística en los escenarios porteños, mientras estudiaba en la universidad. Lo hizo para entretener a Juanba, su hijo de cinco años, que enseguida quedó encantando con el despliegue ilusionista y con el tiempo se sumó a él como protagonista y bajo el nombre del Mago Losinita.
Además de fortalecer el vínculo con el pequeño con un escenario inexplorado y una gran cuota de complicidad, Benjamín se reencontró con el aplauso de sus conocidos en las redes sociales y con insistentes pedidos de shows para animar diferente tipos de fiestas, algo que valora pero que prefiere dejar en el nivel de deseo.
"En 2006, cuando estudiaba ingeniería en Buenos Aires, empecé a estudiar magia en la escuela de Adrián Guerra, que es campeón mundial y que hacía shows en el programa de (Marcelo) Tinelli. En la escuela te enseñan técnicas y trucos. Después vas creando tus propios desarrollos y resoluciones. Esa parte yo la perfeccioné con el Mago Aryel durante dos años más y ya preparando shows para eventos, casamientos, fiestas, cumpleaños", comenzó contando Benjamín, en diálogo con LMNeuquén, repasando sus inicios en ese universo lúdico que mezcla ilusión, expectativa, asombro, arte y humor.
"En un momento hice uno en el Club Med de Brasil durante unas vacaciones", recordó. "El encargado general se enteró por unos de los coordinadores que yo hacía magia y se acercó a mi mesa mientras yo almorzaba y me preguntó si me animaba a hacer una presentación en un evento de ellos que tienen unos espectáculos zarpados. Le gustaba la idea de que pudiera hacerlo en español porque la mayoría de los números eran en portugués y había un montón de gente de Argentina, Uruguay, Chile, Colombia que se quedaban un poco afuera con algunas cosas por el idioma. Imaginate que en un viaje a Brasil yo no me había llevado demasiadas cosas para hacer, pero improvisé y estuvo buenísimo", comentó, antes de retomar el hilo de su historia.
"Llegó un momento en que hacer magia me dejó de gustar. Pasé de hacer en todos lados porque me re copaba a no querer hacer más nada. Se tornó como un trabajo. Los eventos eran los sábados a la noche, mis amigos estaban en otra y yo organizando el maletín y la presentación desde la tarde. La magia dejó de tener esa chispa y dejé. Luego me recibí de ingeniero en sistemas y volví a Cipolletti", sintetizó dando cuenta de un cierre de un capítulo en su vida que se volvió a abrir, de casualidad, a mediados del 2020 con la irrupción del COVID.
"La movida con la magia resurgió en la pandemia. Estábamos encerrados, con un hijo de cuatro años en ese momento y mucho tiempo ocioso en casa. Así que agarré la valija y le empecé a contar a Juanba que yo era mago. Él ni lo sabía. Le empecé a mostrar las cosas, a hacer trucos, nos disfrazábamos y se empezó a enganchar. Al principio le explicaba el truco y se desilusionaba o lo hacía él , mecánicamente, y terminaba sorprendido, mirando una taza, preguntándose qué había pasado. Como que no entendía qué había pasado, a pesar de que se lo expliqué y que lo hacía él. Me generaba una ternura", contó entre risas.
"Un día subí un videito con un truco casero a Instagram y todos mis amigos festejando que había vuelto el Mago Losina. Ya estamos en una edad en la que todos tenemos nenes, así que empezaron a decir : '¡Qué bueno, para los cumples!'. Así empecé a subir videos para pasar el tiempo con mi hijo con trucos sencillos. La idea era que él los pueda hacer. Hay uno en el que él explica un truco para que sus amigos lo hagan", destacó para luego remarcar la popularidad que tiene el pequeño aprendiz entre sus allegados.
Trucos que despiertan diversas sensaciones
"A mi me gusta lo que genera la magia. Cuando empecé a hacer los shows le buscaba la vuelta para poder llegar durante todo el show a las distintas sensaciones y sentimientos de las personas. Como cada persona siente distinto, entonces tenés que hacer muchas cosas para tratar de captar la atención de todos", postuló Benjamín a la hora de reflexionar sobre su hobby.
"En los shows lo primero es sorprender y mostrar que sos mago al espectador, que quizás se está tomando una cerveza y dice: Y este, ¿quién es?'. Una vez que captaste la atención con dos trucos, empezás a llevar el espectáculo haciendo participar al público, con trucos grupales, hablando con ellos, haciendo chistes, pero no de los que deja en ridículo a alguien", advirtió.
"En uno de mis shows yo hablaba de mi abuelo, hacía toda una historia emotiva en torno a él. Decía que me había introducido al mundo de la magia, pero era mentira. Esa historia la contaba luego de un momento de euforia, donde todos estaban riendo. Cambiaba el clima a modo sentimental, yo bajaba el tono de voz y era increíble cómo cambiaba el gesto de la gente. Luego hacía un truco contando que mi abuelo, sin ver ni tocar la carta que tenía que adivinar, sabía cuál era. Como era él solo el que lo sabía hacer ese truco, yo sacaba una bolsa y decía que eran las cenizas de mi abuelo. Me pasaba las cenizas por el brazo para que me quedara escrita la carta que había elegido la persona. Ese cambio bizarro en el que los llevé de lo sentimental a una broma con un truco, generaba una sensación tremenda. A mi me encantaba estudiar todas esas cosas para hacer el show y generar todo eso en la gente. Es algo más que hacer desaparecer algo", subrayó.
Luego de comentar que cuando volvió a Cipolletti descartó poner una escuela de magia porque ya había una, Benjamín señaló: "Hoy lo veo como un entretenimiento y me divierte hacerlo así virtual y como un juego, involucrando a mi hijo. No lo veo como algo laboral porque requiere de mucho tiempo y energía. Está bueno hacerlo cuando tenés ganas. Yo soy ingeniero, gerente de operaciones en una consultora de Neuquén, esa es mi dedicación".
Al ser consultado sobre la posibilidad de abrir sus redes para que el público en general pueda disfrutar de sus videos, Benjamín contestó: "Yo tengo mi Instagram cerrado. No me preocuparían que vean los videos de magia, pero no quiero exponer mi vida privada. Hasta el momento no pensé hacer un perfil específico para compartir los videos. Tengo algunos viejos en Youtube. Lo que pasa es que luego tenés que ir generando constantemente y yo subo algún contenido cada tanto. Quizás estaría bueno para que lo puedan ver familias que no están entre mis contactos".
Por último, Benjamín expresó su felicidad que este volver a despertar de su magia haya traído como yapa una conexión especial con su hijo. "Me gusta mucho la dinámica que se genera con él. En el momento que retomé tuve las mismas sensaciones de cuando había empezado, las mismas ganas", remarcó antes de resaltar la faceta artística que fue desarrollando Juanba. "Le encanta todo lo que sea show. Ahora está a full con Freddie Mercury, se disfraza, agarra el micrófono con palo (como lo hacía el cantante) y te canta canciones de Queen y no lo podés creer. Tiene 5 años", añadió con orgullo.
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