María Presser es fotógrafa y capturó la jornada donde se peló para guardarlo como el día en que renació junto a su familia.
María Presser tiene 40 años, es fotógrafa y como tiene antecedentes de cáncer de mama se hace los estudios periódicamente, pero el 2020 marcado por la pandemia del coronavirus hizo que esos estudios se demoraran, y fue ella misma la que en un autoexamen descubrió un bulto raro.
Aturdida por el hallazgo comenzó las visitas a los médicos hasta que finalmente dio con el diagnóstico de carcinoma infiltrante de mama. Sus doctores no se demoraron en indicarle el tratamiento de quimioterapia y con este llegó la repentina caída de su cabello.
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Aún no le había contado de su enfermedad a sus pequeñas hijas Amparo (10) y Rosario (5), y fue ahí que se le ocurrió explicarles lo que pasaba con el agregado de convocarlas a “hacerles peinados rockeros”, ya que les dijo que se le caería el pelo.
El año pasado fue muy duro para su familia, perdió a su papá y a su abuelo por coronavirus, y también a su perro que los acompañó por 13 años. “No quería hacerlas sufrir más a mis hijas, así que cuando les conté que tenía cáncer les dije que la ventaja de que mamá estuviera enferma era que ellas me iban a poder cortar el pelo”, recordó la mujer aún con la misma ilusión que se los dijo a sus hijas.
“Después del susto inicial se quedaron entusiasmadas y cuando empecé el mes pasado la quimioterapia cada vez que volvía me decían cuando se me iba a caer el pelo para que ellas me lo pudieran terminar de cortar”, relató a LM Neuquén.
Aunque María tenía un hermoso cabello largo y le costó tomar la decisión, ya que lo sentía como parte de su personalidad, una vez que se decidió avanzó sin dudarlo.
Convocó a una amiga y colega, Lilia Pereira para registrar ese momento que enfrentó en familia.
La jornada pasó de ser un momento doloroso e identificatorio al cáncer, a un especial y emotivo renacer. Junto a su esposo, su mamá y sus dos hijas dejaron caer al suelo su pelo y con él cayeron “las culpas y los miedos” que la aturdían.
“Las nenas me dicen que quedó linda la pelona y siempre quieren mostrar que su mamá está pelada”, contó María, quien ya está en la mitad del tratamiento de quimioterapia y entusiasmada con terminarla y decirle adiós a la enfermedad.
Neuquina por elección
La fotógrafa y también odontóloga María Presser es nacida en Santa Fe y como su papá fue petrolero vivió muchos años en la Patagonia. Hizo toda su secundaria en Neuquén, ciudad a la que regresa cada año ya que se casó con un neuquino.
Aún recuerda con mucho cariño y amor esas escapadas al río Limay junto a sus amigas del Colegio María Auxiliadora.
“Los amigos que atesoro para toda la vida los hice en Neuquén. Recuerdo cuando nos íbamos con mis amigas a la cordillera o Las Grutas en verano”, contó la mujer quien hoy enfrenta un cáncer de mama con toda la esperanza de salir adelante.
Cuando María dejó Neuquén fue para irse a estudiar odontología a Córdoba, profesión que ejerció hasta el año pasado cuando decidió cambiarla por la que hasta ese momento era un hobby: la fotografía. Hoy se dedica a realizar fotos de las infancias.
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