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La Mañana

La culpa es de algunos padres

Les arruinó el festejo a todos los chicos, que pasaron de las risas por el reciente triunfo al llanto. Hizo expulsar a su hijo del club. Mandó a un profe al hospital y dejó al otro herido. Mucho daño causó con su inexplicable ira ese padre de un pibe de la categoría 2011 de Atlético Neuquén que descargó toda su violencia y furia en el ámbito menos indicado. Una vez más, queda de manifiesto el mal que les ocasionan a sus hijos esos papás insoportables que sueñan con tener al futuro Messi en la familia y que se desquitan con personas que no lo merecen por todas sus frustraciones.

Los que se cegan por el fanatismo, llenan de presiones a los pequeños y no permiten que disfruten del fútbol, que a su edad (en este caso 9 o 10 años) debe ser la prioridad, el espíritu, el objetivo. Es ni más ni menos que un juego.

Muchos llenan de presiones a los chicos y son violentos, como el papá que agredió a los profes en Atlético.

Cuesta, en ese contexto, entender actitudes, reacciones como la de este salvaje sujeto que protagonizó un papelón tras el partido ante Patagonia en dicha categoría.

De reprocharles lo poco que jugó su nene a los golpes de puño. Ojo morado y cuatro puntos de sutura para un querido y veterano profe, pérdida parcial del conocimiento y al sanatorio el otro. Con el agravante de que, según los testigos, su pareja mostró también un alto grado de violencia verbal.

Tristísimo por donde se lo mire, pero también se trata de un fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos, que obliga a hacer replanteos. La de los valores trastocados, la de la intolerancia y la soberbia. Pudo ser una tragedia, por suerte los DT pueden contarla. Pero ¿quién les quita el susto a esos pibes que no paraban de llorar? ¿Quién tiene derecho a hacerles pasar tan feo momento? Y la principal víctima está en casa: su propio hijo.

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