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La Mañana contacto estrecho

La economía debe seguir

Para trabajar hay que tener las vacunas. Ejemplo de ello son los obreros rurales, de alto riesgo de contagio.

Si alguna lección dejó esta pandemia, al menos en la segunda ola en Argentina, es que la economía no debe detenerse en un país con serios problemas de pobreza y con la espada de Damocles en la cabeza, en este contexto de tira y afloje por la renegociación de la deuda con el FMI. Es decir que, en esta etapa, la flexibilización de las pautas epidemiológicas, más allá de la suba de los contagios en el país, es garantizar que la rueda de la economía siga girando, caiga quien caiga.

En Neuquén, durante la segunda semana de enero hubo un leve parate económico por la cantidad de personas aisladas por ser contacto estrecho de un caso positivo de COVID. De inmediato, llegó la corrección: esos casos no se aíslan si no tienen síntomas y, además, si tienen el esquema de vacunación completo con las dos dosis.

En esa semana hubo caídas en las cuadrillas de obreros de la construcción y, sobre todo, en la atención al público en los comercios de la ciudad. Pero hay otro rubro mucho más complejo que necesita atención y es el de los trabajadores rurales que vienen del norte del país. Muchos de ellos, migrantes y en condiciones de pobreza y hacinamiento. D

esde el gremio UATRE anunciaron que no podrán trabajar en las chacras levantando la cosecha de peras y manzanas si no tienen las vacunas. Si bien la inoculación no es obligatoria, en este rubro es esencial que no haya contagios, de otra manera, es muy difícil el reemplazo de las cuadrillas.

“La cosecha hay que levantarla igual, porque hay lazos”, sostienen los empresarios y dueños de las chacras. En esta nueva etapa, tener buena salud y no contagiarse es igual a tener trabajo. Y, también, a que la economía siga moviéndose, más allá de la rebeldía (coherente o no) de los no vacunados.

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