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La tarea más difícil: darle un baño al gato

Para que no le escape al agua, al felino hay que crearle un ambiente de confianza y relajación.

Los gatos, además de ser animales extremadamente limpios que se acicalan continuamente con la ayuda de su lengua, acostumbran a mostrarse hostiles ante el contacto de su cuerpo con el agua. Ese es el motivo por el que en ocasiones se recomienda el uso de espumas de lavado en seco, que se pueden adquirir en tiendas de animales especializadas y que, combinadas con un correcto cepillado para eliminar el pelo muerto, pueden ser una excelente opción para mantener su higiene en estado óptimo.

Eso sí, existen determinadas circunstancias que pueden provocar que sea necesario bañar a un gato. Entre ellas cabe destacar su raza o características (pelaje largo), la necesidad de una desparasitación mediante un champú adecuado, la presencia de alguna patología relacionada con la piel, o incluso la eliminación de suciedad puntual concentrada.

Si el gato no suele salir, lavarlo en cada muda de pelaje para ayudarle a eliminar los restos de pelo sería lo más recomendable. Si se consigue acostumbrar al gato al baño a partir de los 2 meses de edad, el contacto con el agua no necesariamente debe resultarle desagradable. El inicio en el baño debe ser como un juego, poco a poco y con mucha paciencia y nunca actuar de manera agresiva.

Además, antes de empezar es bueno dejar correr el agua -tiene que estar tibia, no más de 30 grados- unos segundos ya que provocará que el gato se acostumbre al sonido. Tener tacto y paciencia es otra cosa resaltante: cualquier movimiento brusco puede generarle estrés y complicar la actividad. Podemos bañar a nuestro gato en la bañera o en cualquier otro sitio siempre y cuando sea adecuado a sus medidas, podría incomodarle que sea pequeño o grande. A la hora de limpiarlo, hacerlo suavemente empezando por la parte inferior de su cuerpo para ganarse su confianza y evitá que le entre agua en ojos y oídos.

Cada tanto: Los gatos no necesitan ser lavados con frecuencia. Sí hacerlo con el cambio de pelaje.

La importancia de la lengua. Por Sergio Gómez (veterinario)

La lengua del gato es especial para acicalarse ya que es como una lija, rugosa, y arranca el pelo con sólo una pasada. También se lavan con su propia saliva y lo hacen cuando sienten que están sucios. El lamido no sólo es una cuestión de higiene, sino que también es una forma de identificación a través del olor y de regulación térmica, ya que el gato no transpira ni jadea para eliminar calor.

Por esto último, hay que tener mucho cuidado con ponerle al gato champú, talcos, perfumes o productos para matar pulgas o garrapatas, ya que lo ingieren y pueden ocasionar una intoxicación y graves problemas gastrointestinales.

Hay gatos a los que les gusta que los bañen ya que desde cachorros se les enseñó y en su vida adulta no tienen problema. Lo contrario sucede cuando a un gato adulto se lo quiere bañar y nunca supo lo que es el lavado y se defiende con uñas y dientes ya que no le gusta.

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