La trashumancia documentada en primera persona
La fotógrafa Andrea Benteo Reyes fue tras los pasos de los crianceros.
Los años y la vida siguen transcurriendo en el norte neuquino, en el campo profundo, donde muchas familias aún se empeñan en mantener viva la ancestral tradición del arreo de animales a las altas cumbres.
Hay crianceros que con 60, 70 u 80 años en sus espaldas siguen aferrados a la cultura que aprendieron de sus padres y abuelos. Sin embargo, deben convivir con ese miedo latente de que el esfuerzo de toda la vida se pueda perder en el futuro, porque de las nuevas generaciones son muy pocos los jóvenes que piensan continuar con ese legado. Eso preocupa y mucho por esta región.
Ante este panorama, entra en escena Andrea Benteo Reyes, una joven fotógrafa andacollina con el interés de rodar su propia experiencia en la trashumanciapara documentar el duro trajín que significa llevar los animales de la invernada a la veranada y a la inversa. Son días al sol y a la intemperie, cruzando las polvorientas huellas y caminos, y de soportar en los tramos de asfalto muchas veces la imprudencia y la poca paciencia de algunos automovilistas a los que la urgencia de sus mundos le impiden ver el arte del criancero hecho esfuerzo y dedicación.
Andrea se puso la ropa de campo y con la infaltable cámara como incondicional compañera, se subió a un caballo con el propósito de completar todo el camino.
Fue difícil pero lo logró. "Gracias a la familia Bernal que me permitió acompañarlos en su arreo, pude vivenciar en primera persona todo lo que se pasa en la trashumancia. Es un trabajo muy duro y sufrido, pero también se puede observar el espíritu de familia, la unión y la camaradería. Esta vez yo fui una integrante más de esta linda familia. Me cuidaron y me ayudaron en todo el camino", contó Andrea.
La familia Bernal-Guzmán tiene su invernada en Reñi Leuvú, entre El Cholar y Los Guañacos. Desde ese paraje, partió el arreo con destino a Buta Mallín (en el conocido Cajón de Corfone) con cerca de 2000 animales entre chivos, vacas, corderos y caballos. De acuerdo con la hoja de ruta desplegada, el primer día se hizo el "sesteo" en los corrales de la AFR Los Guañacos y alojaron en el rial Los Patitos.
El segundo día, el sesteo fue en El Boleadero, a orillas del río Lileo, y alojaron en Los Barros a orillas del mismo río. En la tercera jornada, lo hicieron en la confluencia de La Tregua con el río Lileo y alojaron en la confluencia de El Angosto con el río Lileo.
En la cuarta y última jornada, llegaron a Buta Mallín.
-> Los compañeros de aventura
La fotógrafa Andrea Benteo Reyes contó que se arrearon alrededor de 2000 animales y sus compañeros de huella fueron Damián y Daniel Bernal y Eliseo Montecino, más conocido como Manín.
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