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Las reinas que quieren darle jaque mate al rey

Cada vez más neuquinas toman clases para aprender a jugar al ajedrez.

POR PABLO MONTANARO / [email protected]

Margot tiene un caballo en la mano derecha y la mirada fija en el tablero. Lidia espera el movimiento pensando en las opciones para contrarrestar el ataque de su rival. Margot, que no le confiesa la edad al cronista, y Lidia, de 31 años, son dos de las más de 30 mujeres inscriptas en las clases de ajedrez que se desarrollan los lunes, miércoles y viernes, de 19 a 21, en el Centro Cultural Alberdi de esta ciudad.

“Amo el ajedrez”, dice Margot sobre este deporte que practica desde los 18 años cuando lo eligió como materia optativa en su paso por la Universidad Católica de Temuco, Chile. Comenta que también asistió a los talleres de ajedrez de la Universidad Nacional del Comahue junto a su marido, con quien comparte el placer por este juego: “A veces gana él, otras veces yo, pero nunca nos peleamos”.

Isabel Fermina Sosa pasa por las mesas observando las jugadas de las asistentes a las clases que coordina desde febrero de este año. Tiene 75 años y un entusiasmo por este deporte que comenzó a jugarlo “de grande”. Hace unos años arribó a Neuquén desde su Jujuy natal. “Miraba a mi marido cuando jugaba con mis hijos y cuando él murió me dije ‘¿por qué no jugar yo también?’. Este deporte me sacó de la depresión, me hizo ejercitar la memoria y la concentración”, describe Isabel, quien ejerció la docencia durante treinta años.

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Cuenta que cuando llegó a Neuquén, donde vive su hija, recibió las enseñanzas del profesor Nuncio Agostino (ver aparte), quien la incentivó en el ajedrez. Según describe Isabel, quien coordina las clases con el auspicio de la Subsecretaría de Cultura, jugar al ajedrez “activa el dinamismo de la memoria, fortalece la concentración mental, enseña a controlar los impulsos y a no tomar decisiones apresuradas, ayuda a adquirir confianza en sí mismo”.

Considera que es “ridículo pensar” que se trata de un deporte destinado sólo para los hombres. “Es una pena que se haya creado este mito”, afirma y agrega que la idea “es que cada vez seamos más las jugadoras mujeres y propiciar encuentros”.

Las clases se realizan los lunes, miércoles y viernes de 19 a 21 en el Centro Cultural Alberdi.

Lidia viene desde Cipolletti, donde vive, hasta el Centro Cultural Alberdi, para sentarse frente al tablero y mover las piezas. Cuenta que aprendió a jugar a los 6 años por su padrino y que despliega su pasión por el juego en plazas o en sitios online. “Jugué de chica y ahora de grande me reencontré con el ajedrez. Este lugar está buenísimo”, destaca. Advierte que es un deporte “como cualquier otro que mejora con la practica y con el estudio”. En otro tablero, Karen aclara que antes jugaba solo por la web y ahora prefiere hacerlo “cara a cara frente a un rival”. Dice que se interesó cuando vino a acompañar a una amiga. “Es un juego que me da mucha curiosidad, quiero mejorar y acá siento que puedo aprender”, dice la joven de 29 años.

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Micaela tiene 19 años, estudia enfermería en la UNCo y lo que sabe de ajedrez se lo enseñó el profesor Horacio Parera. “Me divierto mucho y me motiva de que aquí vengan personas que saben jugar muy bien. Es un deporte que de chica no nos enseñan y por eso hay pocas mujeres que lo juegan”.

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