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La Mañana

Lo que debía ser no fue posible

Por ANDREA DE PASCALIS

De todos los escenarios previsibles, se impuso el menos esperado el jueves en el Concejo Deliberante: el no rotundo a la concesión del transporte público a la empresa Indalo.
Después de la sesión, la incertidumbre fue total, nadie supo dar respuesta a la pregunta que se hicieron todos los usuarios al conocer la noticia ¿qué va a pasar con el transporte ahora?. Los concejales dijeron que no y no se planteó ninguna alternativa posible y viable a esta negativa.
El fin de lo que fue un proceso tortuoso, eterno, de indefiniciones constantes, de negativas y peleas políticas terminó en la nada, en un punto sin retorno en función de la trazabilidad,  las idas y vueltas que tuvo esta historia.
Lo que pasó no tiene otra explicación que es la carrera a la intendencia. Los cambios de discursos sobre el tema dejaron en evidencia que lo que importó no fue resolver el sistema de transporte público, sino posicionarse ante el electorado de acuerdo a lo que era más adecuado decir para ganar un voto.
 
Sin propuestas
No hubo propuestas concretas, no hubo un solo papel escrito donde se diga qué hacer si no se quiere este transporte, se habló de un referéndum pero esto no hubiese hecho más que estirar la agonía de un sistema que ya no funciona. Cuando estuvo la opción de decir qué hacer, de ponerse a escribir y decir lo que se pensaba, que era el mejor sistema para la ciudad, se pasó la pelota al Ejecutivo y se le dio toda la potestad para que haga lo que quiera. 
Se estiró todo lo que pudo, se empezó a trabajar cuando las cosas ya debían estar resueltas, y llegó la recta final al Concejo donde durante un mes se trabajó en algunas correcciones para modificar puntos que estaban en dudas.
Hubo un acuerdo de la mano de los concejales de la UCR y de las dos fuerzas que piensan que pueden llegar a la intendencia -MPN y Recrear-, se planteó la negativa de Libres del Sur que fue la única que mantuvo su oposición desde el primer día, pero hubo cambios de opiniones en UNE y PJ, y si bien en un cuerpo democrático se valoran las disidencias, estas deben ser para la construcción y no para la opinión simple ante las cámaras.
Y esto fue lo que pasó, no existió la posibilidad de que los 18 concejales se sentaran seriamente en el recinto y expusieran lo que piensan en el ámbito correcto, en las bancas que ocupan gracias el voto de la gente y no gracias a los objetivos políticos a los que aspiran por las circunstancias del momento.
 
En fases
Lo que debía ser no fue posible, primero por el escándalo que se generó en el recinto cuando Fabricio Cascino fue expulsado de UNE. Segundo, al día siguiente porque se sabía que los votos no daban para que el despacho sea aprobado y se buscó un recinto sin quórum para esquivar el tema, y  en tercer lugar este jueves porque la contingencia llevó a que se sesionara con siete concejales menos, por un lado porque las licencias electorales cayeron justo dos horas antes que se inicie la sesión, y por el otro porque un concejal renunció, una estaba enferma y otro estuvo ausente.
En este contexto se discutió el futuro del transporte en la ciudad por diez años, se dijo que no y no se dio opciones, la incertidumbre se apoderó de todos los sectores, se fue al extremo, se jugó con lo que no se tenía que jugar y no se fue sincero. La incertidumbre es lo único claro, porque hoy nadie sabe dar respuestas a lo que pasará con el transporte público en la ciudad.

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